El futuro de la vicepresidenta económica

La salida de Centeno abre las puertas a que Nadia Calviño presida el Eurogrupo

El Gobierno portugués confirma que su ministro de Finanzas dejará la Presidencia del club de países del euro el próximo 13 de julio. La vicepresidenta, una de las principales candidatas.

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La salida de Centeno sitúa a Nadia Calviño como una de las candidatas a presidir el Eurogrupo.
EFE

Las sospechas han terminado por confirmarse. El portugués Mario Centeno dejará su actual cargo como ministro de Finanzas del Gobierno portugués el próximo 15 de julio y, a resultas de ello, no aspirará a un segundo mandato como presidente del Eurogrupo, puesto cuya vigencia vence el próximo 13 de julio, según ha anunciado este martes el Ejecutivo de Lisboa. El movimiento de trascendencia local - todo apunta a que Centeno se convertirá en el nuevo presidente del Banco de Portugal, según informa la Agencia EFE - tendrá por diversas razones una relevante réplica unos kilómetros más al este, en España, ya que la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, aparece como una de las principales candidatas para relevar a Centeno al frente del comité informal que agrupa al club de países del euro.

Esa partida empezó a jugarse en realidad hace ya unos meses. Con el vencimiento del mandato de Mario Centeno en el horizonte inmediato, la Presidencia del Eurogrupo fue uno de los altos cargos europeos que se puso sobre la mesa en las discusiones entre los países para la configuración de la nueva cúpula dirigente de Europa tras las elecciones de mayo de 2019, un juego de equilibrios en el que los países persiguen una representación a la altura de su peso en la Unión. El Gobierno de España exploró entonces, y con éxito, el potencial apoyo a la candidatura de la recién nombrada vicepresidenta económica del Gobierno a la que no sólo avalaba su trayectoria en Bruselas sino también su condición de socialista y de mujer, factores ambos que juegan un papel no menor en la configuración de los equilibrios de poder en la planta noble de Europa.

La irrupción del coronavirus y el enconado debate interno en el seno del Eurogrupo respecto a la intensidad de la respuesta europea frente a la crisis, que reabrió las grietas entre los frugales países del norte de Europa y los 'pedigüeños' del sur, y que Centeno acertó a lidiar con pulso firme, diluyó durante un tiempo la cuestión sucesoria e incluso situó la continuidad del portugués como una cuestión de importancia estratégica, según explica un observador de la actualidad comunitaria. El anuncio oficializado este martes por el Gobierno de Lisboa reabre la cuestión sucesoria y posiciona de nuevo a Nadia Calviño como una de las principales candidatas al cargo.

Desde la Vicepresidencia de Asuntos Económicos optan de momento por el silencio y fuentes del Gobierno abogan también por la cautela y solo recuerdan que la situación actual "es muy diferente a la que había en enero y febrero". La incógnita, sin embargo, se despejará en breve. El asunto empezará a tratarse en la próxima reunión del club de países del euro que está programada para el próximo jueves.

La gran duda es si es el momento adecuado para apuntarse a esa carrera. Tras los titubeos iniciales, Calviño ha asumido de forma evidente y perceptible el liderazgo del relato del Gobierno en materia económica, como se demostró de manera palmaria en la crisis abierta por el acuerdo parlmentario entre el Grupo Socialista, Unidas Podemos y Bildu para derogar de manera íntegra e inmediata la reforma laboral, y que fue rechazado de plano por la vicepresidenta escasas horas después. Un movimiento que rehabilitó la imagen de Calviño ante el tejido empresarial, un tanto inquieto hasta entonces por lo que entendían como un comportamiento tibio de la vicepresidenta económica.

Los precedentes apuntan a que el Gobierno no ha desperdiciado oportunidad alguna para mover a su personalidad más prestigiosa en el escenario internacional. Así ocurrió en el debate sucesorio para la Presidencia del Eurogrupo y así sucedió también cuando se vislumbró la posibilidad de situar a un español en la Presidencia del Fondo Monetario Internacional, entonces también se trabajó la candidatura de Nadia Calviño.

El entorno de la vicepresidenta no oculta su querencia a la política europea y únicamente pone como objeción el exigente contexto creado por la Covid-19, que obliga a España a un intenso y decisivo Plan de Reconstrucción en lo que queda de legislatura. Hay un factor adicional que entra en juego y que no es irrelevante: Calviño podría compatibilizar la Presidencia del Eurogrupo con sus responsabilidades como vicepresidenta económica del Gobierno, una compatibilidad que además reforzaría la imagen de Gobierno con peso en Europa que ya se ha empezado a perfilar en la negociación del Fondo Europeo para la Reconstrucción.

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