Salvados: "El hambre en España a día de hoy no es metafórica, es literal"

    • En esta ocasión, Salvados ha indagadoen el despilfarro alimentario que se produce en España y en el mundo
    • El equipo de Jordi Évole trata de explicar en 'Con la comida no se juega' cómo funciona el sistema comercial
lainformacion.com

A raíz de una imagen que ilustraba el diario 'The New York Times' en la que se veía a una persona hurgando en un contenedor de basura, el equipo de Salvados trató de averiguar cuánta comida se tira antes de llegar al consumidor. Manuel Bruscas, experto en despilfarro alimentario, puso una serie de datos sobre la mesa para esclarecer en qué punto se encuentra nuestro país en la materia.

"Se calcula que hay entre tres y cuatro millones que pasan hambre en España", ha asegurado Bruscas que, para demostrar este dato, hizo mención al número de personas a las que Cáritas ha tenido que atender en los últimos años."Cáritas ha multiplicado por tres el número de personas a las que atiende en tan solo un año", afirmaba Manuel Bruscas."Hablamos de personas que no pueden cubrir las necesidades básicas de alimentación".

Según las últimas estadísticas a las que hizo alusión este experto,"cada uno de nosotros tira 135 kilos de comida al año". Pero, tal y como explicó, esta situación viene motivada por la inercia de un sistema mercantil que esconde tras de sí una mecánica completamente perniciosa. Al parecer, es la propia industria alimentaria la que, de una forma u otra, obliga a los fabricantes de comida, a sus propios establecimientos y a los usuarios a tirar la comida. Bruscas no alberga duda alguna en el hecho de que"con la comida que tiramos en Europa y EEUU podríamos alimentar a todo el mundo".

El agricultor de cítricos Carlos Roig vino a demostrar con su producción de mandarinas todo lo que anteriormente había mencionado Manuel Bruscas. Con total crudeza Roig aseguraba como"hay ocasiones en las que tirar lo producido al campo nos sale más barato". Y es que, los productores han de atender a las exigencias de aquellas superficies comerciales a las que le vende más tarde sus productos. Aspectos como la apariencia de la fruta se torna un factor fundamental de cara a quienes adquieren el género.

"Vivimos en un mundo que ha impuesto unos estándares y unos criterios que nos llevan a despilfarrar cantidades ingentes de comida", aseguraba Manuel Bruscas al comprobar como los agricultores como Carlos Roig habían de someter los alimentos, pese a estar en buen estado, a un tratamiento para mejorar su apariencia.

Pero, como ya advirtió Bruscas, en el sector de la pesca la situación se torna aún más rocambolesca. Antonio, uno de los promotores de la campaña 'Ni un pez por la borda',aseguraba que"20 millones de toneladas de pescado a nivel mundial se devuelven al mar". Como sucede en Europa, existen una directivas por las cuales los pescadores han de ajustarse a unas cuotas en función a las cuales pueden regresar a puerto con más o menos género. Así, en caso de capturar una cantidad mayor a la que tienen permitida, arrojan el género sobrante al mar.

"Es un sistema injusto porque privatiza un recurso público, porque las cuotas se transfieren, se venden y quien se queda con ellas tiene más capacidad financiera", aseguraba Antonio que aprovechó el momento para recomendar que"deberíamos de pescar de forma más racional"."Los recursos del mar son finitos y estamos pescando por encima de las posibilidades que tiene el mar para recuperarse de aquello que le arrebatamos", ha afirmado. Junto a Antonio, el pescador Juan Manuel García apuntaba que"es absurdo tirar comida a la mar porque tiras mucho dinero".

Con el diputado en el Congreso de los Diputados Joan Baldoví, de la formación Compromís-Equo, Jordi Évole abordó si los políticos habían abordado esta problemática y, en caso de haberlo hecho, cuál había sido su actuación. Baldoví aclaró que su formación presentó una moción para evitar que se desperdiciasen tal cantidad de alimentos. Su propuesta no prosperó debido a los votos en contra del grupo del Partido Popular. Tras comprobar como los políticos habían abandonado a su suerte la cuestión, Évole y Baldoví visitaron un supermercado con la intención de corroborar si aquellas medidas que proponía Equo se podrían llevar a cabo.

Finalmente, con Gustavo García, director de Centros de Servicios Sociales, el equipo de Salvados se acercó a la cruda realidad que atraviesan multitud de familias en nuestro país."Ahora cuando hablamos de hambre, hablamos de hambre en sentido literal", aseguraba Gustavo que, día a día, puede comprobar como la situación se agrava de forma vertiginosa. Para demostrar el drama social al que han de hacer frente muchas familias españolas, García aludía al dato facilitado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) que asegura que"35.000 familias no van a poder encender la calefacción porque no tienen dinero".

"Lo viven personas que jamás pensaron acudir a los servicios sociales y que siempre pensaron que eso es de pobres", aseguraba Gustavo García para añadir como España"ha rebasado las líneas rojas de la dignidad que todo país debería de evitar". A su juicio, en materia de alimentación, los ciudadanos aún no han asumido que de la misma forma que la educación o la sanidad, el Estado debería hacer frente a las necesidades de aquellas personas que no tienen recursos para cubrir las necesidades básicas de alimentación. Y todo ello pese a que, según Gustavo García, en España"hemos gastado por debajo de la media europea en materia social".

Aportando a todo este análisis un cariz más social, Gustavo García esgrimía que, cuando las personas se encuentran en la situación de no tener nada que llevarse a la boca,"actúan de la misma forma que aquellas que sufren violencia de género. Primero lo niegan, luego lo ocultan y luego empiezan a tener las depresiones". Todo parece recaer en una mera cuestión social a la hora de entender la beneficencia."La beneficencia está no tanto en lo que haces sino en cómo lo haces".

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