Sánchez aprovecha la victoria para relajar la meta de reducción de déficit ante la UE

  • El Gobierno envía este martes a Bruselas el Plan de Estabilidad, con un desfase del 2%, por encima del 1,3% de Rajoy y del 1,8% que fijaban los PGE.
Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

El PSOE ha ganado las elecciones y Pedro Sánchez tiene ahora mucho más margen de maniobra tanto en el Congreso como en el Senado, donde se ha hecho con la mayoría absoluta. Los socialistas quieren gobernar en solitario, apoyándose en el resto para sacar adelante cuestiones puntuales, como los Presupuestos Generales del Estado. El presidente –ahora en funciones– ya dijo que intentar aprobarlos sería lo primero que haría de lograr formar Gobierno tras el 28-A. Pero antes, este mismo martes, España debe enviar a Bruselas el Programa de Estabilidad y, según ha podido saber La Información, el Ejecutivo ha adecuado sus proyecciones al nuevo escenario económico y político en el que el PIB va a crecer menos y la nueva configuración parlamentaria va a permitir a los socialistas modificar fácilmente la senda de estabilidad.

Lo explican fuentes del Ministerio de Hacienda: "Ahora podemos proponer una senda de estabilidad más acorde con la situación económica del país y podremos sacarla adelante sin demasiados problemas, a priori". María Jesús Montero ya adelantó que la intención del Ejecutivo era reducir el déficit hasta el 2% este año, y así se lo comunicó a las autoridades europeas al transmitirles la ejecución presupuestaria de 2018. Sin embargo, según sus cálculos el déficit habría bajado al 2,63% del PIB, pero Eurostat corrigió esa cifra y lo dejó en el 2,48% tras restar el impacto de las autopistas rescatadas que Montero imputó a 2018.

Sobre el papel, lo que plantea Montero para este año es el menor recorte del déficit desde el rescate bancario de 2012. La intención inicial sería rebajar los números rojos en casi cinco décimas de PIB, lo que supone un ajuste de unos 6.000 millones de euros. Con la prórroga presupuestaria, el Gobierno en funciones planea recortes en partidas de inversiones y contención del gasto por unos 3.000 millones, al tiempo que confía en la buena marcha de la recaudación, sobre todo, por los ingresos de la Seguridad Social. Pero no descarta, en este nuevo escenario, poder sacar adelante sus Presupuestos y, con ellos, sus subidas de impuestos.

Esta relajación de los objetivos de estabilidad presupuestaria y, en definitiva, de la senda de consolidación fiscal, ha estado en los planes de los socialistas desde el minuto uno. Tras el triunfo de la moción de censura que sacó de La Moncloa a Mariano Rajoy y dio lugar a diez meses de Gobierno de Sánchez, una recién estrenada ministra de Economía, Nadia Calviño, con amplia experiencia en Europa, lo dejó claro: la senda del PP no era "realista" y había que flexibilizarla. Entonces, elevaron la meta de déficit de 2018 del 2,2% al 2,7% y la de 2019 del 1,3% al 1,8%. Y no solo eso, el Ejecutivo socialista renunció a conseguir el equilibrio presupuestario en el corto plazo, al aparcar el objetivo de déficit cero que los populares se habían fijado para 2021. 

Así figura, de hecho, en los Presupuestos para 2019 que elaboró Pedro Sánchez en colaboración con Pablo Iglesias y que acabó por tumbar el Congreso con la negativa de los independentistas catalanes. Aquel movimiento puso en jaque la legislatura y acabó por precipitar las elecciones. Las urnas han hablado y han dado una holgada mayoría al PSOE, que se ve ahora con posibilidades de flexibilizar incluso dos décimas más el objetivo de déficit para este año, hasta el 2%. 

Adiós al veto del PP

En el Consejo de Ministros del pasado viernes, el último antes de los comicios, la ministra de Economía valoró que con un déficit del 2,5% España sale del brazo correctivo del procedimiento de déficit excesivo del Pacto de Estabilidad y Crecimiento en el que llevaba inmersa desde 2009. Calviño comunicó que su objetivo para este año es recortar el desfase en casi cinco décimas y rebajar la deuda pública hasta el 96% del PIB.

Estas cifras estarán incluidas en la actualización del Programa de Estabilidad que estará sobre las mesas de los despachos comunitarios hoy mismo. Sin embargo, son solo las proyecciones del Gobierno español, negro sobre blanco. El Ejecutivo, ahora en funciones, no ha logrado aprobar una nueva senda de estabilidad en estos diez meses, porque hay que recordar que, hasta ahora, la mayoría absoluta del PP en el Senado tenía capacidad de veto. Por tanto, sigue vigente la senda anterior, más exigente, aprobara por Cristóbal Montoro en julio de 2017.

Pero ahora la configuración de la Cámara Alta ha cambiado. El PSOE va a controlar el Senado en la próxima legislatura, sin necesidad de pactos, por lo que podrá sacar adelante tranquilamente su senda fiscal, hasta ahora bloqueada por el veto del PP. Los socialistas quisieron reformar la Ley de Estabilidad para que el Congreso pueda levantar este veto, pero las modificaciones fueron bloqueadas por PP y Ciudadanos. Con todo, "primero hay que formar un nuevo Gobierno y que se abran las Cortes" y después ya se presentará una nueva senda de déficit y se negociará con Bruselas, según explica Hacienda. Por tanto, lo que ahora figura de manera oficial es un déficit del 1,3% en 2019 que Sánchez tiene intención de relajar siete décimas una vez consiga gobernar. Siempre, claro, previo beneplácito de las autoridades comunitarias. 

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