Votación clave para la coalición

Sánchez ata la ley laboral de carambola y Díaz busca salvar su proyecto político

El PSOE saca la vía Ciudadanos y lleva al Gobierno a tirar de geometría variable en uno de los proyectos estrella de la legislatura en el que la vicepresidenta se juega apoyos clave de cara a su proceso de escucha.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante la sesión de control al Gobierno celebrada por el pleno del Senado.
Sánchez ata la ley laboral de carambola y Díaz busca salvar su proyecto político
EFE

Carambola de Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno ha logrado sumar a última hora los apoyos necesarios para sacar adelante en el Congreso de los Diputados la reforma laboral de la que depende que el grifo de los fondos europeos permanezca abierto; mientras, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a escasas horas de la votación, continuaba intentando contracorriente sumar a los socios de investidura (principalmente a ERC y PNV, que a primera hora de la mañana ha confirmado su voto negativo) para ampliar el colchón de respaldo a su reforma estrella y evitar poner en riesgo su proyecto político, a las puertas del lanzamiento de su proceso de escucha por la geografía española.

Con los 'síes' del PDeCAT y UPN, el Gobierno se asegura la mayoría en la votación que se celebra este jueves en el Parlamento. Aunque los navarros están en duda porque uno de sus diputados se siente incómodo con la decisión. El Ejecutivo se ha visto obligado a tirar de geometría variable para sacar la reforma laboral, que si sigue el guion se convalidará con los votos a favor de PSOE y Unidas Podemos, Ciudadanos, los posconvergentes, Más País, Compromís, Coalición Canaria, Nueva Canarias, Teruel Existe, PRC y Navarra Suma. Un total de 176. Frente a los 173 que suma el bloque del 'no': PP, Vox, ERC, PNV, EH Bildu, JxCAT, CUP, BNG y el diputado de Cs que abandonó el grupo naranja para integrarse en el Mixto.

En una ecuación inédita, Sánchez logra una mayoría que, aunque ajustada, le permite convalidar uno de los proyectos estrella de la legislatura. Del otro lado, Yolanda Díaz, sale derrotada políticamente de esta suma. La vicepresidenta segunda se juega importantes apoyos a su futuro proyecto político, tal y como le han advertido distintos socios potenciales, y por eso ha apurado las últimas horas de las negociaciones para intentar atraer al bloque del voto favorable a algunos de sus aliados prioritarios del arco parlamentario como ERC, PNV o Bildu. También hay recelos en estos grupos, apuntan desde su entorno, sobre el voto que pueda captarles Díaz, de forma que en esta votación se mezclan otras cuestiones ajenas a la reforma laboral.

A última hora del miércoles, en el equipo de Díaz seguían confiando en aglutinar más votos favorables entre los socios de investidura, sin embargo, del otro lado, se mantenían las posiciones de rechazo a convalidar el decreto ley sin cambios. Compleja tesitura para la vicepresidenta, que, curtida en las arduas negociaciones del diálogo social, acostumbra a cerrar acuerdos de última hora aunque, a priori, parezcan imposibles. Pese a que todos los escenarios siguen abiertos, por el momento, la única certeza es que el Gobierno ya tiene amarrada la mayoría y no es con sus socios soberanistas.

"Nuestro apoyo es imposible y más ahora que lo tienen hecho", admitían en la noche del miércoles fuentes de Esquerra, tras conocer el respaldo del PDeCAT y UPN a la reforma laboral. Si bien otras fuentes recuerdan que los de ERC suelen mantener la tensión hasta el último momento y no descartan un giro de última hora que aúpe a Díaz como adalid del consenso. La jugada es poco viable, no obstante, porque tanto desde Ciudadanos como desde grupos minoritarios como UPN han advertido al Gobierno de que su apoyo depende de que no den entrada a independentistas y nacionalistas al pacto. El PNV también mantuvo un silencio sospechoso durante toda la semana, hasta esta misma mañana, que se ha borrado del asunto.

Pero desde el Gobierno insisten en que una reforma de este calado debe contar con el beneplácito de la amplia mayoría del Parlamento, por lo que no descartan e incluso darían la bienvenida a movimientos de última hora en las votaciones y, particularmente, en el entorno de Yolanda Díaz, se mantienen optimistas respecto a la posibilidad de lograr atraer a algunos de los socios (si no a todos) prioritarios de la coalición. El problema, no obstante, es doble, porque, por un lado, la aritmética que exige la vía Cs excluye a grupos como ERC, Bildu o PNV y, por otro lado, del acuerdo alcanzado con los agentes sociales no se puede tocar ni una sola coma.

Por eso Díaz está buscando, a la desesperada, porque se juega mucho en su futuro proyecto político, convencer a sus socios, especialmente a ERC. Como reveló La Información, en un intento in extremis, la vicepresidenta propuso a los republicanos catalanes reforzar la Inspección de Trabajo a cambio de su voto favorable a la reforma laboral, pero éstos rechazaron la oferta por considerarla insuficiente, ya que sus demandas son de mayor calado. Con el PNV la negociación gira en torno al esquema territorial de la negociación colectiva y los 'jeltzales' insisten en priorizar el convenio autonómico.

En todos los casos, son demandas difíciles de aceptar para el Gobierno porque alterarían el acuerdo alcanzado con la patronal CEOE y los sindicatos CCOO y UGT y esa es una línea roja que ha fijado el propio presidente Pedro Sánchez. De modo que Díaz lo tiene más que complicado para llegar a cualquier tipo de pacto con los socios que favorecieron el Gobierno de coalición sin traicionar el pacto social. Especialmente, porque desde los grupos que han adelantado su apoyo a la reforma han advertido de que si se alcanza algún tipo de 'pacto entre bambalinas' que altere el texto actual, aunque sea con compromisos a futuro, se saldrán del bloque del 'sí'.

Todo apunta a que una de las leyes troncales para la izquierda saldrá adelante con los apoyos de partidos de la derecha, cuando la coalición PSOE-UP ha prometido derogar la reforma laboral del PP en diferentes acuerdos. La carambola de Pedro Sánchez, que este miércoles insistía desde Emiratos Árabes en que la estabilidad política en España está garantizada, deja tocado el bloque de investidura. La foto de la mayoría que saldrá este jueves de la reforma laboral es de difícil digestión tanto para Unidas Podemos como para Yolanda Díaz si no logra aglutinar más apoyos. A los socios minoritarios de la coalición no les gusta la geometría variable, y menos cuando se trata de una reforma avalada tanto por la CEOE como por la propia presidenta del Banco Santander, Ana Botín.

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