Santa Claus, acosado por el fisco de EEUU: el ayuntamiento de Memphis le quiere cobrar por trabajar esta Navidad

    • La hacienda local de la ciudad exige que todo aquel que se disfrace de Papá Noel para realizar una actividad profesional pague un permiso de 30 dólares similar al de 'apertura de negocio'.

    • La legislación local dice que la tasa es exigible únicamente a quienes facturen más de 3.000 euros anuales.

William Mitchell, indignado con el ayuntamiento de Memphis por cobrarle una licencia por disfrazarse de Santa Claus
William Mitchell, indignado con el ayuntamiento de Memphis por cobrarle una licencia por disfrazarse de Santa Claus
Captura imagen CBS

En Estados Unidos, Santa Claus es intocable, para todos menos para el fisco. A falta de los Reyes Magos, el simpático y orondo barbudo vestido de rojo es sinónimo de Navidad. Sin embargo, este año tendrá las cosas algo más difíciles en Memphis (Tennessee): los técnicos de hacienda del ayuntamiento de esta ciudad pretenden cobrar una licencia de 30 dólares a todo aquel que se disfrace de Papá Noel para realizar una actividad profesional.

Aunque todavía falta más de un mes para la época navideña, la medida ya se ha cobrado su primera víctima, William Mitchell. Desde hace seis años, este afable jubilado de larga y blanca barba se viste de Santa Claus para amenizar fiestas infantiles o reuniones de empresa con sus bromas. Las dificultades económicas llevaron a levantarse del sofá, ponerse el traje rojo y complementar su escasa pensión con la propina que recibe por sus actuaciones.

La pasada Navidad no le fue demasiado bien, así que este año empezó a planificar sus actuaciones con más tiempo. En busca de dar un empujón al negocio se ofreció como animador a varias agencias municipales, entre ellas la de hacienda.

No solo no le contrataron, sino que a los pocos días se encontró en el buzón de su casa una carta del fisco en la que le exigían el pago de una licencia para poder realizar su actividad. Si no lo hacía, le amenazaron con denunciarle por fraude. Su argumento era simple: "todo aquel que presta un servicio a cambio de dinero necesita un permiso".

A Mitchell no le quedó más remedio que pagar los 30 dólares que le solicitaban. Sin embargo, nadie se acordó de explicarle que esa licencia sólo es legalmente exigible a los negocios que facturan más de 3.000 dólares anuales, como descubrió una televisión local que se interesó por el caso.

Como el año pasado únicamente ingresó 100 dólares por sus actuaciones, no debería haber pagado la tasa y ahora pide que le reintegren sus 30 dólares. Si no lo hacen, este Santa Claus acosado por el fisco ya tiene pensado el castigo: "o me devuelven el dinero o que esta Navidad se olviden de recibir otra cosa que no sea carbón".

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Roberto Arnaz
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