Una forma de revivir el suelo

El sector vinícola busca rentabilidad dentro de la producción sostenible

Cada vez más bodegas elaboran, conservan y transportan en función a unos principios que cumplen las exigencias climáticas, y buscan revertir el impacto a través de prácticas como la viticultura regenerativa.

El sector vinícola busca rentabilidad dentro de la producción sostenible.
El sector vinícola busca rentabilidad dentro de la producción sostenible.
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El momento de disfrutar un buen vino no comienza al abrir la botella, sino un poco antes. No comienza en la barrica, ni tampoco en la viña. El momento de crear un buen vino empieza en la decisión de las bodegas de invertir en políticas de sostenibilidad que hagan que su producción esté a la altura de las últimas exigencias climáticas.

Cada vez son más los viñedos que se someten a las buenas prácticas de producción, que, tal y como explica El Coto de Rioja, se basan en el principio de la sostenibilidad: proteger el medioambiente y conservar los recursos naturales; tener la mayor viabilidad económica posible; y proteger la salud de las personas, tanto la de los consumidores como la de las implicadas en la producción del vino. Es decir, no solo se trata en evitar los químicos de síntesis en la planta, sino de cambiar las prácticas de producción para no seguir incentivando, desde el sector, el cambio climático e, incluso, luchar para revertirlo.

Bodegas Beronia utiliza la arquitectura como uno de sus pilares para la producción de su vino. El negocio ha integrado su edificio, situado en La Rioja Alta, en el paisaje. La construcción aprovecha la luz, el agua y la energía geotérmica como recursos en el proceso de fabricación y crianza. “Desde la maquinaria hasta las barricas, pasando por su construcción en desnivel que permite que la elaboración del vino avance por gravedad, han sido minuciosamente diseñados para garantizar el máximo mimo a la uva y preservar la esencia de nuestro terroir”, explica Beronia.

El interés de las bodegas no está únicamente en los principios éticos de cada negocio, sino en la búsqueda de sobrevivir en unas tierras en las que ya tienen historia y ‘volver a hacer vivir’ los suelos. Una forma de conseguir estos objetivos es a través de la viticultura regenerativa, un método al que cada vez más viñas se van sumando.

La principal manera de conseguirlo es, según señala la Asociación de Viticultura Regenerativa, aumentando la materia orgánica presente a través de las cubiertas vegetales que protegen la fauna útil de las viñas. Además, estas cubiertas ayudan a captar el CO2 del aire y retener el agua (por el ejercicio que hacen las raíces) y, por tanto, hacer menos gasto hídrico. Una ventaja importante es que la cubierta vegetal contribuye a combatir la erosión y a conservar el suelo fértil, que es cada vez más un problema para el sector vinícola.

Otros sistemas que cuentan desde la asociación es la sustitución de la labranza, con el objetivo de evitar remover el suelo, por otros métodos para trabajar la cubierta (‘rollers’ o segadoras). Estas técnicas son de transición, a la espera de que el terreno se regenere y se haga un uso menor de las herramientas mecánicas. “La viticultura regenerativa va un paso más allá, va a imitar al máximo posible a la naturaleza”, declaran desde la corporación.

Rentabilidad de la sostenibilidad vinícola

Pero conseguir los sellos que certifican estas prácticas de producción de vino sostenible no es solo un interés de los grandes negocios del sector. Estas prácticas son rentables para todos los viticultores, incluso para los más pequeños. Estos pueden estar interesados en vender su uva a las bodegas que buscan cumplir con los requisitos sostenibles, reflejados en la normativa europea que, para hacer frente al contexto de aceleración del cambio climático, “ha puesto en marcha una amplia gama de políticas e iniciativas en pos de un consumo y una producción sostenibles”, asegura el Parlamento Europeo.

Respecto a la inversión que requieren estos procedimientos, está relacionada con el gasto que supone el cambio de producción y la implementación de nuevas técnicas, que se puede ver reflejado en una mejora del producto final a largo plazo. Además, el gasto será proporcional al tamaño del negocio. Gran parte de las bodegas, desde las más grandes a las más pequeñas, dedican un espacio digital a mostrar su relación con la sostenibilidad y su modelo de producción, lo que demuestra la creciente búsqueda de un producto más justo con las personas y el medio ambiente

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