Botín y Rato, un largo idilio

  • El fichaje del expresidente de Bankia Rodrigo Rato para el consejo asesor internacional del Banco Santander, anunciado ayer, no supone sino confirmar el largo "idilio" que mantienen desde hace años el exdirector gerente del FMI y el presidente de la principal entidad bancaria española.

José Asenjo

Madrid, 18 sep.- El fichaje del expresidente de Bankia Rodrigo Rato para el consejo asesor internacional del Banco Santander, anunciado ayer, no supone sino confirmar el largo "idilio" que mantienen desde hace años el exdirector gerente del FMI y el presidente de la principal entidad bancaria española.

La relación, eso sí, ha tenido altibajos: Botín calificó en 2010 a Rato como "el mejor ministro de la democracia", pero se desconoce su opinión sobre la gestión que desarrolló en Bankia, aunque en la declaración que el pasado 24 de mayo prestó como testigo ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu sí dejó algunas pistas.

El presidente del Santander había sido citado por el instructor del "caso Bankia" para explicar el contenido de los encuentros que, junto al propio Rato y los presidentes del BBVA, Francisco González, y de CaixaBank, Isidro Fainé, mantuvo los días 4 y 6 de mayo con el ministro de Economía, Luis de Guindos.

Rato dimitió al día siguiente de la segunda reunión, después de que Botín defendiera que Bankia necesitaba una ayuda "rápida y masiva", de al menos 15.000 millones, más del doble de lo que proponía Rato en su plan de viabilidad.

Fuentes presentes en la declaración del presidente del Santander aseguraron ese día que, preguntado sobre si en la reunión se había tratado la renuncia de Rato, Botín contestó que no. Y que añadió que no le hubiera parecido bien hacerlo estando el afectado presente.

Menos de cuatro meses después de hacer estas manifestaciones en la Audiencia Nacional, Botín no ha tenido inconveniente en "rescatar" a Rato y recuperarle para el consejo asesor internacional de su entidad, donde ya le hizo hueco en enero de 2008.

En aquella época, Rato llevaba seis meses en España después de haber abandonado en junio del año anterior, por motivos personales, su cargo de director gerente en el Fondo Monetario Internacional (FMI), al que había llegado tres años antes, en 2004, después de que Aznar optara por Rajoy y no por él para ser el candidato del PP a la presidencia del Gobierno.

En el comunicado en el que entonces se anunció su fichaje, Botín aseguraba estar "muy satisfecho" por la llegada de Rato y subrayaba que su conocimiento de la economía mundial, su experiencia y visión global serían de gran valor para el banco.

Que dos personajes de ese calibre coincidieran bajo el mismo techo desató todas las especulaciones posibles, hasta el punto de que Botín, que ya entonces tenía 73 años, fue preguntado en un acto que tuvo lugar el 7 de febrero de 2008 si Rato podría ser un buen candidato para sustituirle en el futuro.

El presidente del Santander eludió descartar de plano esa posibilidad, pero se cuidó mucho de subrayar que el equipo directivo del banco podía seguir trabajando "muchísimos años" y que estaba "en muy buena forma".

Rato no duró mucho en su puesto: el 22 de diciembre de 2009 anunció que renunciaba a seguir en el Santander, en Criteria -la corporación de participadas de La Caixa, donde era presidente del consejo asesor- y en el banco de inversión estadounidense Lazard -donde era director general sénior de banca- para asumir la presidencia de Caja Madrid.

Su etapa al frente de esa entidad, que pasó a integrarse en Bankia, cuya presidencia también asumió en diciembre de 2010, terminó abruptamente el 7 de mayo de 2012, sólo 24 horas después de participar en aquella reunión en la que pudo comprobar que no contaba con el respaldo de Botín.

Desde ese día, el que fuera uno de los hombres más poderosos del mundo ha visto cómo era imputado en la causa en la que se investiga la salida a bolsa de Bankia y la reformulación de las cuentas del grupo, cómo tenía que hacer el "paseíllo" hasta la Audiencia Nacional para declarar con abogado y cómo, nuevamente, se le imputaba por la comercialización de participaciones preferentes.

Alejado de los focos, el pasado mes de enero se incorporó discretamente al consejo asesor de Telefónica para Iberoamérica y Europa. Hasta que ayer volvió a sonar el teléfono. Y era Botín.

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