Personajes a contracorriente (IV)

Shigetaka Kurita, el rico que no quiso serlo cuando rechazó registrar los emoji

El diseñador tenía 24 años en 1999  cuando trabajaba para la empresa telefónica nipona NTT Docomo, que le encargó una manera de sortear la limitación de caracteres que había los mensajes entre empleados.

Shigetaka Kurita, el rico que no quiso serlo cuando rechazó registrar los emoji.
Shigetaka Kurita, el rico que no quiso serlo cuando rechazó registrar los emoji.
EP

Una serie de monjes procedentes de China introdujeron el budismo en Japón hacia los siglos V y VI después de Cristo. Los monjes no solo llevaron consigo estas prácticas religiosas sino también el sistema de escritura chino. La escritura china es pictográfica. Representa en imágenes lo que quiere decir. "Hombre" se dibuja como unas piernas caminando人. Para decir "grande" usan el pictograma de una persona con los brazos abiertos 大. Esa escritura pasó de China a Japón de modo que parte de la escritura japonesa contiene signos chinos y se llama kanji.

En 1999 el diseñador Shigetaka Kurita estaba trabajando para la empresa telefónica japonesa NTT Docomo, en concreto para un servicio de transmisión de datos llamado i-mode. Los suscriptores de este servicio se podían enviar mensajes pero estaban limitados a 250 caracteres. No podían expresar mucho de modo que la empresa le pidió al diseñador algo que permitiera a los usuarios a comunicarse mejor. Le dio cinco semanas. 

Kurita, que tenía entonces 24 años, no daba con la idea y se acercaba el día de la reunión para exponer sus propuestas. "La mensajería digital estaba comenzando, y yo pensaba qué era lo que se necesitaba", dijo Kurita años después al 'Toronto Star'. "Si se nos presentara el desafío de traducir 176 ideas, incluidas personas, lugares, emociones y conceptos en símbolos de 12 bits, todo en cinco semanas, la mayoría de los diseñadores se desmayarían", afirmó en una entrevista a CNN en 2018. 

La idea que se le ocurrió consistía en basarse en los caracteres chinos kanji para diseñar unos pictogramas que pudiesen decir algo más que las palabras. Pictogramas. Se dio cuenta de que algunos mensajes escritos no se entendían bien. Por ejemplo: "¿Qué estás haciendo ahora?", podía tener un tono amenazante o no. Pero si se añadía el pictograma de una cara sonriente todo cambiaba. 

De hecho, era lo que se venía haciendo desde hacía años en los correos electrónicos. Se podía enviar una sonrisa usando puntos y paréntesis :), o bien punto y coma y paréntesis para el sarcasmo ;). Eran los emoticonos. 

Kurita recolectó todo tipo de imágenes desde señales públicas, símbolos meteorológicos, como sol, lluvia, paraguas y rayos, signos del zodiaco y hasta dibujos de cómic. Definió hasta 176 emojis, una palabra que en japonés significa "dibujo", "escribir" y "carácter". Los presentó en 1999 y estaban diseñados principalmente para enviar por teléfono mensajes sobre el estado del tiempo. Por ejemplo, en vez de escribir "nublado", con los pictogramas de Kurita los japoneses se enviaban una nube o un paraguas. Lo que más llamó la atención era que los emoji transmitían ciertas emociones que las palabras no transmitían. Si uno ponía "Lo entiendo", era mucho menos expresivo que si al lado de estas palabras se añadía el emoji del corazón ♥.

Para las caras dibujó cinco emociones: triste, enfadado, contento, perplejo y sorprendido. Los emoji originales estaban hechos con 144 pixeles de modo que no tenían la perfección que tienen ahora, pues actualmente se realizan con gráficos vectoriales que permiten aumentar la imagen a voluntad sin perder definición. Pero en 1999, si se ampliaba el signo del corazón, la imagen aparecía "pixelada" esto es, formada por pequeños cuadrados. A pesar de ello su éxito fue inmediato. 

Los emoji se extendieron por Japón a través de compañías rivales que copiaron la idea. Kurita nunca quiso registrar los derechos de autor. Si lo hubiera hecho ahora sería una de las personas más ricas del mundo, pues cobraría por cada emoji que se reprodujera. 

Estos pequeños pictogramas pasaron a ser un lenguaje universal cuando se les incorporó al estándar Unicode, un consorcio sin fines de lucro que unifica los lenguajes para que todos los ordenadores entiendan textos de diferentes orígenes. Eso sucedió en 2007. Un equipo de Google, formado por Kat Momoi, Mark Davis y Markus Scherer, percibió el éxito de los emoji en Japón y propuso que estuvieran bajo el estándar de Unicode. Poco después, en 2009, dos ingenieros de Apple, Yasuo Kida y Peter Edberg, propusieron que se adoptaran 625 nuevos caracteres emoji en Unicode. Por fin, en 2010, Unicode aceptó el estándar. 

La popularización de los móviles inteligentes hizo el resto. A partir de 2012 gracias a la extensión mundial de la aplicación Whatsapp, los emoji pasaron a ser un medio simbólico de comunicación. Kurita se mostró sorprendido porque pensaba que era un fenómeno puramente japonés. Pero debido a que las emociones básicas son mundiales, y que se podían reproducir con pequeños iconos, comunicaban muy bien y hasta incluso evitaban malentendidos. Se añadieron nuevos emoji que representaban manifestaciones culturales como la bailaora flamenca en español, perros guías, policías, cebollas o gofres. 

Para demostrar que se adapta a los tiempos, Unicode ha admitido hijabs y turbantes, diferentes colores de piel para la representación humana, banderas de países no reconocidos como Palestina (lo cual enfadó a Israel), y mujeres con estetoscopio (no solo enfermeras). Los últimos emoji incorporados en 2020 son 177 en cuya lista aparecen la guerrera ninja, el dodó, el signo italiano de los dedos unidos por la punta, mujer con smoking, casco militar, sandalia de playa, aceituna, el corazón anatómico y la muñeca rusa, entre otros, todos los cuales son anunciados con antelación en la emojipedia. (@emojipedia en Twitter).

Según la web emojitracker el emoji más descargado en Twitter es el de la carita sonriente con lágrimas, es decir alguien partiéndose de risa . Ha sido descargado casi 3.000 millones de veces desde su aparición. El segundo más descargado es el corazón ♥: casi 1.500 millones de veces. "El corazón es mi emoji favorito porque [su significado] es muy positivo", afirmó Kurita a la CNN. "No me disgusta ninguno de los emoji. ¿Otros emoji que me hubiera gustado crear? El emoji de caca, pero en aquel momento ... NTT DoCoMo [dijo] 'no está bien' y no pude crearlo". 

En 2016, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (el Moma) admitió en su colección permanente la serie de emoji original, la diseñada por Shigetaka Kurita para NTT Docomo en 1999. 

Los emoji han ido más lejos de lo que prevía Kurita. Un tipo llamado Jesse Hill hizo un video de la canción "Drunk in love" de Beyoncé basado en puros emoji: fue muy popular en las redes sociales, pero fue retirado porque violaba las leyes de "copyright". También se hizo una película titulada "The emoji Movie" que fue un fiasco, y un libro sobre Moby Dick titulado "Emoji Dick". Para ello, se empleó la plataforma colaborativa Amazon Turk, donde cientos de personas transformaron las 10.000 frases del libro de Melville en emoji. El resultado fue, según algunos, totalmente inútil. Por ejemplo, para representar la primera famosa frase del libro, "llamadme Ismael" ("Call me Ishmael", en inglés), se usaron cinco emoji: un teléfono, una cara, un barco, una ballena y una mano diciendo OK. 

Esa falta de sintaxis y la dificultad para entender su significado resolvió una polémica que rompía los sesos a los lingüistas: ¿son los emoji un nuevo lenguaje? Se han organizado congresos y seminarios donde los ponentes presentan sus hipótesis, y se discute con pasión la categoría formal de los emoji. Por mucho que se intente considerarlos un lenguaje, dicen, no lo es. Para ello se requeriría una sintaxis, y los emoji no la tienen. Es decir, no poseen una combinación de palabras ordenadas de forma que den lugar a un discurso. Solo son pictogramas que describen emociones o cosas. Lo que sí descubrieron los "emojigólogos" es que las mujeres usan más los emoji que los hombres por WhatsApp. 

Los emoji han invadido de tal modo nuestra vida cotidiana que en 2019 Fundeu BBVA la declaró "palabra del año". Para entonces, Kurita ya no trabajaba en NTT. Ahora es diseñador de la empresa de juegos Dwango y, sin quererlo, ha influido en la forma de comunicarse de miles de millones de personas. 

Mostrar comentarios