Para reformar el modelo

Holanda, Suecia... Así son los sistemas de pensiones para reformar el español

Los países europeos más eficientes en materia de pensiones complementan el modelo público con aportaciones a planes privados. 

Dos jubilados en la playa durante un viaje del Imserso.
Dos jubilados en la playa durante un viaje del Imserso.
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La viabilidad del sistema de pensiones sigue siendo una encrucijada para muchos países. También para España, que en el borrador de reforma de pensiones enviado a Bruselas descarta considerar los IPC negativos y prima los incentivos al retiro tardío. Otro de los últimos movimientos del Gobierno se produjo a finales de mayo, cuando presentó la estrategia España 2050. En ella se indican los caminos a recorrer, pero no se apuesta por uno en concreto para remodelar la Seguridad Social.

El documento sostiene que "el nivel actual de gasto en pensiones no supone, per se, una carga desproporcionada para el sistema". Acto seguido llega el matiz: "No obstante, el aumento previsto para las tres próximas décadas, una vez lleguen las cohortes más pobladas del baby boom a la edad de jubilación, sí constituye un desafío importante". Luis Ayala, catedrático de economía en la UNED, destaca ese riesgo para "un sistema que ha funcionado bien, en líneas generales, durante muchas décadas". Así, "el gran límite es cómo mantener los niveles de protección en la etapa que viene, donde las generaciones del baby boom terminen de acceder al sistema", explica Ayala en una conversación con Finect.

La edad de jubilación, la tasa de sustitución, la financiación del modelo de pensiones… Levantar la cabeza y mirar fuera de nuestras fronteras puede aportar respuesta a estas grandes incógnitas. Los modelos más solventes se encuentran, sobre todo, en países europeos. Estos son algunos de ellos.

Holanda

La OCDE divide los sistemas de pensiones en públicos, privados y mixtos. A su vez, entre los que destinan la cotización del trabajador a fondos individuales o colectivos. A diferencia del español, el modelo holandés ofrece una solución mixta, explica Mapfre AM, entidad presente en la plataforma de Finect. Tiene tres pilares, de los cuales dos son obligatorios: uno público garantiza la prestación mínima y otro, de planes colectivos de pensiones de empresas, complementa al primero. La tercera pata es optativa y consiste en un plan privado voluntario de cada persona.

Reino Unido

La pensión básica que el gobierno británico garantiza al trabajador no basta por sí sola para "mantener un nivel de vida aceptable", señalan desde Mapfre. La pensión mínima se complementa con pensiones privadas colectivas desde las empresas. Suscribirse a ellos es semiobligatorio a partir de los 22 años, con una aportación del 8% del salario. Contratar un plan privado es una opción añadida para quienes quieren aumentar las rentas de jubilación.

La aportación del trabajador en este sistema, llamado NEST, ha ido escalando desde el 2% del sueldo hasta el 8% actual. BBVA Research considera "particularmente interesante" este modelo. Para implantarlo en España, señala la entidad, "el sistema que se desarrolle debe ofrecer un mecanismo flexible para que empresas y trabajadores vayan realizando aportaciones a lo largo de toda la carrera laboral".

Suecia

Destaca por ser un sistema de cuentas virtuales individuales. Cada empleado deposita sus cotizaciones durante toda la vida laboral. El pago de las pensiones se calcula de la misma forma que en España, según el total de cotizaciones generadas hasta la fecha de jubilación. Sin embargo, el estado sueco también tiene en cuenta los intereses generados por los activos de la cuenta personal.

La divulgadora financiera Esperanza Gómez, en un encuentro de FinectTalks, valoró la transparencia de este modelo: "Deberíamos ir a un sistema de cuentas nocionales, similar al de reparto pero de aportación definida. Lo que cobrarás queda supeditado a la esperanza de vida, la masa salarial, el número de personas que estén trabajando en ese momento. Y además es transparente: ves en una hucha virtual el dinero que vas aportando".

Austria

Hace no mucho tiempo en el debate político se hablaba de la mochila austriaca. Esta expresión es como se conoce al modelo de pensiones de Austria. Funciona de forma parecida a los anteriores y es mixto. La empresa aporta todos los meses a una cuenta de ahorro personal, llamada fondo de capitalización, una cantidad que la compañía se deduce del salario bruto del empleado. El dinero acumulado en esa hucha los gestionan fondos privados autorizados por el gobierno. Es, en definitiva, un capital que se acumula a lo largo de la vida laboral.

Pictet AM, entidad presente en la web de Finect, indica que hay tres factores que complican adaptar a España este sistema: la mayor tasa de paro española, la elevada proporción de contratos temporales y las altas indemnizaciones por despido objetivo improcedente (frente a las más bajas compensaciones que tiene Austria). "Para igualar este nivel en un modelo de mochila austriaca, las empresas españolas deberían aportar alrededor del 4% del salario bruto del trabajador. Esta cifra en Austria se sitúa en el 1,53%. Esto representaría un problema para decidir quién debe pagar realmente las aportaciones", señala la gestora.

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