SOS de la gran empresa a la universidad: "No encontramos personal cualificado"

  • Una de cada seis compañías ve la no disponibilidad de mano de obra adaptada a sus necesidades como su principal problema para crecer.
Fotografía universitarios en el campus / EFE
Fotografía universitarios en el campus / EFE

"La preparación de los jóvenes no se adecúa a las necesidades de las empresas". La conclusión del informe 'Formación de calidad para un empleo de calidad', elaborado por el Instituto de la Empresa Familiar, no es novedosa, pero continúa sonando contundente en un país que supera holgadamente los tres millones de parados y en el que la tasa de desempleo juvenil se mueve en el entorno del 35%

CEOE ratifica el diagnóstico. El presidente de la organización empresarial, Antonio Garamendi, admite que hay muchas empresas que se ven obligadas a cubrir con personal foráneo puestos de alta cualificación porque no encuentran en el mercado a jóvenes con las características que exigen los puestos que ofrecen. ¿Qué ocurre para que un país con decenas de miles de universitarios en paro sufra esta circunstancia? El Instituto de la Empresa Familiar tiene su teoría: "existe un desfase evidente entre nuestro sistema de formación y el mercado de trabajo. Y esta realidad se ha convertido en uno de los principales obstáculos para el crecimiento empresarial".

En efecto, la última encuesta realizada por el Instituto a sus socios -entre los que se cuentan algunas de las empresas más importantes del país, cuya facturación representa el 70% del PIB generado por el tejido empresarial y proporciona el 60% del empleo privado en España- refleja que el 15% de las empresas señala ya la falta de cualificación de la mano de obra como el principal obstáculo para su crecimiento.

Las grandes cifras muestran un cuadro en el que España genera un volumen de titulados universitarios superior al de otros países europeos, a cambio de un menor porcentaje de trabajadores formados en disciplinas técnicas a través de la Formación Profesional. El asunto es que la formación de esos universitarios no está adaptada a las necesidades de las empresas y ese desfase se traduce en dos fenómenos dramáticos: los jóvenes no encuentran demanda para ocuparse en lo que se formaron y las empresas no hallan una oferta de empleo adaptada a sus necesidades.

"Como consecuencia de la falta de orientación profesional y de la calidad formativa nos encontramos con una cierta polarización en la que existe un elevado número de jóvenes que abandonan sus estudios y que tampoco trabajan y otros que adquieren titulaciones de grado superior para puestos que no requieren tal nivel de cualificación", señala el informe elaborado por el Instituto de la Empresa Familiar.

Para el organismo la solución pasa por la política y el consenso, por la promoción de un gran acuerdo estratégico para adaptar el sistema educativo a la realidad y facilitar el acceso de los jóvenes a empleos de calidad. Según el presidente del IEF y de la empresa de componentes de automoción Gestamp, Francisco Riberas, el pacto debe implicar a empresarios, agentes sociales, comunidad académica, partidos políticos y Administración Pública y debe servir para incorporar materias y habilidades que en estos momentos resultan imprescindibles "pero que no figuran en los planes de estudios", entre las que las competencias digitales y los idiomas aparecen como prioritarias.

"Que nos dejen un poco en paz"

No todas las soluciones están en la reforma del sistema educativo. Para Antonio Garamendi es crítico también que el Gobierno sepa leer la situación y actúe en consecuencia. "Lo que hay que tener claro es que si queremos atraer talento lo que no podemos hacer es subir siete punto de una tacada el coste de los contratos de más de 45.000 euros", subraya en relación a la fuerte subida del tipo máximo de cotización activada por el Gobierno de cara al ejercicio de 2019. "Medidas como esa encarecen la contratación del talento y nuestras empresas compiten por él con las del resto del mundo, y ya lo hacen con unas cotizaciones sociales mucho más elevadas", lamenta el presidente de CEOE.

En este escenario los empresarios solo piden una cosa al Gobierno. "No pedimos ya que el marco normativa ayude a la empresa a atraer talento, pero que nos dejen un poco en paz, al menos que el Gobierno no enrede".

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