No bajará del 3% ni en 2025

La subida de tipos del BCE dinamita el recorte del déficit que prevé Montero

Los cálculos de Moncloa con respecto a un aumento de los tipos de interés pronostican un menor crecimiento económico, una disminución de los ingresos públicos y un mercado laboral menos dinámico.

María Jesús Montero
María Jesús Montero
Agencia EFE

La subida de tipos anunciada por Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), para julio era de esperar. Pero no por eso los mercados han reaccionado con más calma. Con la finalización prevista del programa ampliado de compras de activos (APP, por sus siglas en inglés) del BCE y la intención de subir los tipos, la percepción de riesgo sobre la deuda española ha aumentado y, en consonancia, lo han hecho los intereses. El Gobierno de España reconocía en el Programa de Estabilidad que "un aumento de los tipos de interés más rápido del previsto" tendría consecuencias para el escenario macroeconómico y fiscal proyectado. Por ello, el departamento económico incluyó en el documento un análisis del efecto sobre los principales indicadores de una subida de tipos. Y es que el Ejecutivo advierte que las decisiones sobre política monetaria, además de influir en la carga financiera de la deuda, también afectan al crecimiento del producto interior bruto (PIB) por "su influencia en las decisiones de consumo e inversión de los agentes".

En el análisis, Moncloa estima el impacto de un incremento de 120 puntos básicos del tipo de interés en cuatro trimestres, 30 puntos por trimestre y un mantenimiento de este nivel hasta 2025, último año incluido en el Programa de Estabilidad. De momento, Lagarde ha anunciado una subida de 25 puntos en julio y otros 25 puntos en septiembre, pero la reacción de las primas de riesgo de algunas economías europeas, entre ellas la española, han obligado al BCE a reunirse de urgencia y a comunicar que pondrá en marcha un "nuevo mecanismo". Sin conocer los detalles de esta nueva propuesta, las subidas de tipos tendrán consecuencias para el déficit que pronosticaba el Ministerio de Hacienda en el Programa de Estabilidad.

Montero apuntaba a que el buen comportamiento de la economía, impulsado por la reactivación del turismo, una recaudación tributaria récord y un crecimiento del empleo llevarían al déficit público hasta el 5% del PIB este año. A continuación, se reduciría al 3,9% en 2024, al 3,3% en 2024 y se situaría por debajo del 3% que fija el Pacto de Estabilidad europeo, en 2025. Pero las decisiones de política monetaria dinamitan este recorrido de las finanzas públicas. Si se tiene en cuenta el impacto previsto por el Ejecutivo, las previsiones del déficit pasarían a ser del 6% este año, del 4,5% el próximo y del 3,8 y el 3,4%, respectivamente en 2024 y 2025. En cualquier caso, España volvería a alejarse de nuevo de las reglas fiscales comunitarias, en un momento en el que se espera que se haya desactivado la cláusula de escape.

En los cálculos incluidos en el documento que el Gobierno envió a Bruselas, se prevé un impacto de 0,6 puntos a la baja para el crecimiento del PIB previsto en el escenario central. Es decir, que el PIB en lugar de crecer el 4,3% previsto, lo haría un 3,7% si se produjera esa subida de tipos. La peor parte se la llevarían los ingresos públicos que se reducirían en 2,2 puntos este año y 1,2 puntos el siguiente, algo que explica que el déficit aumente en el escenario proyectado. El Gobierno no tiene ningún plan para reducir el gasto público, más allá de la eliminación de las medidas temporales activadas por la pandemia del coronavirus o en respuesta a la guerra de Ucrania; por este motivo, si la vía de los ingresos se ve repercutida, también lo hace el déficit previsto.

Durante meses, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco de España han instado a Montero a aprobar un plan de consolidación fiscal a medio plazo para devolver las finanzas públicas a la senda de la estabilidad, tras el esfuerzo presupuestario realizado para hacer frente a la pandemia. Sin embargo, desde el Ministerio de Hacienda consideran que los ratios de deuda y déficit logrados en 2021 muestran que ya se está produciendo una "consolidación fiscal" sin "austeridad ni recortes".

Tanto el trabajo como el consumo también se verían afectados en todo el horizonte temporal. El empleo equivalente a tiempo completo sería 1,4 puntos inferior al previsto en 2022 y seguiría reduciéndose en los años siguientes, 0,2 puntos en 2023 y 0,3 puntos menos en 2024 y 2025. La subida de los tipos, unida a la incertidumbre económica y un comportamiento menos dinámico del mercado laboral, llevarían al consumo a crecer casi un punto inferior al 4,1% estimado para este año por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación digital. En el resto de años, el gasto de los hogares también crecerá casi un punto menos de lo inicialmente previsto.

Escenario distorsionado

Las consecuencias derivadas de la subida de tipos no son las únicas que distorsionan el escenario económico que plantea Moncloa en el Programa de Estabilidad. El Gobierno incorpora una serie de "supuestos básicos" que la crisis energética agravada por la guerra en Ucrania ha dejado desfasados. Por ejemplo, se estimaba que el precio del barril de Brent estuviera alrededor de los 99,1 dólares/barril este año, cuando en la actualidad cotiza en los 120 dólares por barril y ha llegado a marcar los 124 dólares. Para el gas, el Ejecutivo toma como referencia un precio de 93,9 euros por megavatio/hora, el precio en julio será de 95,5 euros, según el Mibgas, pero también se ha situado muy por encima durante el año. 

En el mismo cuadro, se contempla un cambio dólares/euro a 1,1, un cambio que en la actualidad ya está por debajo del euro. Los rendimientos del euríbor a tres meses (-0,4% este año) y del bono español a 10 meses (o,8%) también han quedado desbordados por el -0,24% del euríbor este martes y del 2,84% por el bono, que lleva escalando desde finales de enero. Tomando como referencia el rendimiento actual, hay una diferencia de 210 puntos básicos entre la evolución real y la previsión del Gobierno para todo el año.

Desde el Ministerio de Asuntos Económicos insisten en que "el Tesoro está preparado incluso en un escenario de progresiva normalización de la política monetaria". Ante el anuncio del BCE, la vicepresidenta Nadia Calviño valoró positivamente que la institución que preside Lagarde tome "medidas eficaces para garantizar que no se produce una fragmentación dentro de los mercados de deuda pública del euro. En este momento la prioridad tiene que ser preservar la estabilidad financiera y la integridad de los mercados de deuda pública", decisión que ha considerado más necesaria en "un contexto de incertidumbre y volatilidad generado por el ataque de Rusia".

Mostrar comentarios