En plena crisis energética

Los tenderos disparan los precios ante la indignación del cliente: "Es horrible"

El IPC, que representa el coste de la cesta de la compra del consumidor, supera el cinco por ciento. Los vendedores lo achacan a sus proveedores y los clientes, a regañadientes, lo aceptan resignados. 

Trabajadoras de Consum
Los tenderos disparan los precios ante la indignación del cliente: "Es horrible".
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Un hilo de sangre se desliza por una plataforma metálica cuyo desenlace termina en un borde donde se aglutina más liquido hasta que, tras unos breves segundos, se convierte en una gota que cae al suelo, originando un pequeño charco. Se trata de un estante del mercado de Santa María de la Cabeza, donde toda la mañana ha estado la carne fresca mostrada para que los vecinos de este barrio madrileño la demanden. El día ha acabado y hay un silencio casi atronador que es interrumpido por los tacones de una señora de avanzada edad. Ella se muestra irascible por los precios, "van subiendo poco a poco y no nos enteramos, pero lo de este mes ha sido una subida horrible". La mujer que sale 'disparada', como si hubiese sufrido un atraco, sentencia: "Ha subido todo: la carne, la fruta, la verdura....hasta el pan".

El pasado jueves, el Instituto Nacional de Estadística publicó un indicador adelantado del Índice de Precios de Consumo (IPC) y del Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA). Dos instrumentos que utiliza el organismo público para medir el impacto que tienen los precios en los usuarios finales. Así, el primero indicó que éstos se habían incrementado hasta el 5,5%, lo que supondría un aumento de un punto y medio en su tasa anual. Mientras que el segundo -que es más exacto ya que no recoge aquellos precios más volátiles, como los alimentos no elaborados o los productos energéticos- habría alcanzado el 1,4%. Es decir, cuatro décimas más con respecto a hace un año. Sin embargo, lo que más llama la atención es la distancia entre los dos indicadores, que es la más alta en casi 30 años.

"Los precios han subido, sobre todo el lomo, el jamón, el salchichón, el chorizo o el jamón york (1 euro más este último)", afirma un joven carnicero. "Nosotros no lo subimos para joder a la gente, el problema es que nos suben el precio cuando lo compramos y entonces tenemos que adaptarnos". Una realidad parecida viven en la frutería que hay próxima donde el frutero, que está ordenando algunos pepinos, asegura que los precios "están subiendo mucho, mucho" y prosigue, "hay algunos productos que están un 15 o un 20% más caros. Al final, los proveedores nos los dan caros por el tema de la energía y nosotros los tenemos que vender a un precio mayor".

Mientras, los consumidores finales expresan su insatisfacción por los precios. "He notado la subida en los huevos y la carne, pero donde más en la fruta y las verduras", dice un hombre -de unos sesenta años- que se está ajustando la mascarilla en la calle y que avanza con un carrito repleto de productos. De repente, frena su zancada, baja la voz, y como si quisiera contar una confidencialidad de alguno del barrio, suelta, "el medio melón vale ahora cinco euros y antes te los llevabas por dos euros y algo". Una percepción que confirma un hombre de origen latino que dice que "ha subido todo" y una mujer, que rozará los setenta años de edad, y que confiesa que su cesta de la compra se ha vuelto más cara, "lo he notado un poco, sobre todo este mes".

"La familia está sufriendo por tres vías: el coste que le supone la compra, por los impuestos a pagar -aunque su renta haya menguado- y ahora por la inflación -que para los ahorradores ya estaba teniendo una rentabilidad nula (por los bajos tipos de interés)- que provoca que aumenten las pérdidas", sostiene Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos. El economista pide "prudencia" con la gestión de este problema y asegura que la forma de salir debe ser llevando a cabo tres actuaciones: "aumentar la libertad económica, bajar los impuestos e inversión pública". Por último, pone como ejemplo la forma con la que España superó la crisis del petróleo, "reducimos la intensidad de consumo de petróleo". Una actitud que cree que se debe hacer con el gas, porque, al final, se trata de un problema "a corto plazo".

Una reflexión que comparte el economista Francisco Coll Morales, "en cuanto vayan amainando los desacoples entre oferta y demanda derivados de la pandemia -como la actual crisis energética- la inflación debe ir moderando". Sin embargo, advierte, "es transitoria, pero menos que las anteriores, por lo que debemos estar muy pendientes, especialmente en un escenario en el que debamos comenzar a adoptar medidas en lo relativo a la política monetaria". Por otro lado, Coll argumenta que lo que está ocurriendo en el mercado a raíz de los precios energéticos es un fenómeno "normal" en la economía, "este incremento de costes acabará trasladándose a los consumidores por un encarecimiento de la producción, por lo que el precio de venta será mayor".

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