Transición energética

La nueva mina de tierras raras en Suecia augura un giro geopolítico en Europa

El yacimiento sería suficiente para satisfacer una gran parte de la futura demanda de los Veintisiete, reducir en parte la dependencia de China de materiales críticos e impulsar la transición energética.

ÓLa nueva mina de tierras raras en Suecia augura un giro geopolítico en la UE
La nueva mina de tierras raras en Suecia augura un giro geopolítico en la UE.
PEGGY GREB / USDA

El pasado 12 de enero la compañía minera sueca LKAB anunció el hallazgo de un nuevo yacimiento de tierras raras al que nombraron 'Per Geijer'. Con este descubrimiento, el destino de la Unión Europea ha dado un giro importante hacia una situación menos adversa en relación a estos materiales críticos. Según un informe de la Comisión de 2020, los Veintisiete cubren alrededor del 98% de su demanda de tierras raras con suministros procedentes de China, por lo que la noticia del descubrimiento sueco ha sido un golpe de suerte para Europa, que podrá, no eliminar por completo, pero sí disminuir su dependencia de la potencia asiática.

La Covid-19 y la invasión de Rusia a Ucrania han marcado un punto y aparte en la política energética de la región, que, por fin, ha centrado el tiro en el proceso de autonomía energética basada en la sostenibilidad que se llevaba ya varios años fraguando entre los gobiernos comunitarios. Las energías renovables están en el centro de la política, con el objetivo de alcanzar el 70% de la producción de energía eólica y solar para el final de esta década.

Los cortes en la cadena de suministros de China y Rusia pusieron a Europa contra una pared que solo puede derribarse con la promoción de energías renovables. Para poder realizar la transición energética que propone la Comisión, en el Pacto Verde Europeo y más específicamente en el Plan RepowerEU, hay que realizar una inversión considerable en tecnología y en infraestructuras. 

Teniendo en cuenta que las tierras raras son esenciales para el desarrollo de las nuevas fuentes de energía, es totalmente imprescindible considerar la posición de los tres países con las mayores reservas: China, Vietnam y Rusia, que acumulan el 70% por ciento de las tierras raras a nivel global, tal y como indica Peterson Institute for International Economics en su informe “La energía verde depende de Minerales críticos. ¿Quién controla las cadenas de suministro?”.

¿Qué son las tierras raras y por qué son esenciales?

Las tierras raras (ETR) son un conjunto de 17 elementos químicos que en las últimas décadas se han definido como un recurso estratégico debido a su absoluta necesidad para la fabricación de tecnología, imanes de nueva generación, pantallas LCD, automóviles, turbinas eólicas...

China cuenta con las mayores reservas de tierras raras a nivel mundial, con un total de 44 millones de toneladas. Aunque la cantidad de óxidos de tierras raras descubiertas en Kiruna, la ciudad más septentrional de Suecia, es 40 veces más pequeña que los depósitos chinos, el país podría ser la clave para permitir una rápida evolución en la política energética europea.

En 2009, China cortó el suministro de tierras raras debido a una polémica con Japón, esto propulsó la diversificación de países como Estados Unidos, Canadá o Australia. También la Unión Europea empezó a moverse y en 2017 publicó una lista de posibles yacimientos, tal y como indica Ricardo Prego, profesor investigador del CSIC en una entrevista a este medio. 

Sin embargo, Prego explica que China tiene una gran ventaja sobre el resto del mundo y es que, “le es muy rentable explotarlos (yacimientos) porque la mano de obra es barata y el riesgo ambiental bajo” Así, la segunda mayor economía del planeta ha seguido ofreciendo hasta hoy tierras raras a precios mucho más baratos de lo que lo podrían hacer otros países, eliminando de este modo la competencia.

Más allá de la explotación quedan otros retos

Prego subraya otro problema, más allá de la explotación de yacimientos, después estos elementos deben “procesarse” es decir, “cerrar el ciclo”. Ahora mismo, aunque un país o empresa interesada en procesar productos que requieran de tierras raras tengan en su poder un yacimiento minero, aún dependen del gran asiático para alguna parte del proceso a lo largo de la cadena. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, en 2019 China controlaba el 61,97 % del procesamiento de tierras raras y, según otras fuentes consultadas, hasta el 95%.

De esta forma, Pekín ha conseguido convertir el territorio europeo, como tantos otros, en un títere que, ya sea por no contar con tierras raras en sus territorios o no poder procesarlos una vez extraídos, se han visto obligados a ceder una y otra vez a las condiciones de su Gobierno.

Las tierras raras,  el petróleo del siglo XXI

Queda por mencionar que Europa no lidia con empresas chinas para la compra de tierras raras, lo hace directamente con la maquinaria estatal presidida por Xi Jinping. El 23 de diciembre de 2021, China consolidó su industria de tierras raras para controlar los niveles de precios, aumentar la eficiencia y asegurar objetivos estratégicos, económicos y de sostenibilidad con la fusión de tres entidades estatales para establecer China Rare Earth Group Co. Ltd. Esta empresa representa aproximadamente el 62% de sus suministros nacionales de tierras raras pesadas.

China no solo se dedica a la explotación de minas en sus territorios, sino que también ha iniciado una inversión de compra en otros muchos lugares como África, Asia central o Latinoamérica. Prego ha destacado la inversión de las compañías mineras chinas en África subsahariana, donde se ha invertido desde 2006 un total de 36.000 millones de dólares. 

Un yacimiento que podría satisfacer a toda Europa

El nuevo yacimiento de tierras raras, Per Geijer, se sitúa a más de 300 metros bajo tierra y se encuentra a varios kilómetros al norte de la actual mina de mineral de hierro de Kiruna. LKAB ha estudiado a fondo el depósito de mineral en Per Geijer y concluido que sería suficiente para satisfacer una gran parte de la futura demanda de la UE para fabricar los imanes permanentes que se necesitan para los vehículos eléctricos y las turbinas de energía eólica.

Pero según Prego, Europa encara un problema fundamental que podría retrasar el proceso, y es que el cuello de botella de este mercado no está en la falta de recursos económicos ni geográficos, sino en la falta de recursos humanos. En su momento, China puso en bandeja a la UE una oferta que no pudo rechazar: además de minimizar costes, también ayudaba a desvincular a la región de un sector minero que tan mala prensa había dado. Sin embargo, este desmantelamiento de la industria minera europea para externalizar la mayoría de la producción de las materias críticas y tierras raras ha supuesto un alto coste, como indica Prego: la pérdida de expertos en este sector.  

Un proceso largo, complejo y con altos costes

Por desgracia, el proceso para extraer estos materiales es increíblemente complejo. La empresa sueca debe solicitar una concesión de explotación para poder investigar las condiciones para la explotación, por lo que, según ha informado LKAB, podrían pasar entre 10 y 15 años antes de que se pueda empezar a explotar el yacimiento y llevar al mercado la materia prima. Después tendría que iniciarse otra etapa más corta: la del ensamblaje de productos.

Además del tiempo, hay otros importantes factores a tener en cuenta: en primer lugar, el coste directo de la inversión. En segundo lugar, el coste medioambiental, puesto que la extracción de estas tierras supone un gran impacto para el entorno por la forma en la que se obtienen, ya que tal y como ha apuntado Prego, muchas pueden contener elementos radiactivos como el plutonio y el uranio.

Si Europa decide seguir adelante con la explotación de yacimientos, tendrá que tener muy en cuenta que su política medioambiental no solamente retrasarán el proceso, sino que lo encarecerá, sacándola del mercado global de tierras raras en el que sería incapaz de competir.

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