Todos los países son pobres en el índice de la felicidad

  • Dicen que el dinero no da la felicidad. En todo caso, la quita. Al menos, eso puede deducirse del nuevo indicador del bienestar elaborado por la OCDE, ya que todos los países suspenden en un mismo punto: los ingresos.
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Algo está cambiando en el mundo cuando la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha decidido a medir el avance de los países por la felicidad de sus habitantes, no por su riqueza.

Y los resultados son sorprendentes, porque ningún Estado consigue aprobar los veinte indicadores que componen este novedoso índice. ¿El principal escollo para ser plenamente feliz? Curiosamente, el dinero.

Las finanzas familiares son el punto débil de todos los países, por mucho que se hable del auge de la clase media, y el principal responsable de que ningún Estado pueda considerarse rico es la satisfacción de sus ciudadanos.

Ni siquiera la primera potencia económica mundial, Estados Unidos, consigue aprobar las dos varas de medir elegidas por la OCDE para medir la felicidad de los ciudadanos en este capítulo:ingresos disponibles de los hogares y riqueza financiera de las familias.

Eso sí, existe otra cara de la moneda y es la creciente seguridad ciudadana, ya que sólo tres países -México, Estonia y Chile- supenden en la categoría de asaltos y homicidios.

Donde también está mejorando la calidad de vida de los ciudadanos es en la conciliación familiar, medida en horas de trabajo, tiempo para estar con la familia y permanencia de las mujeres en el mercado laboral tras la maternidad.

No obstante, España continúa sin ser un ejemplo en este punto, donde queda por debajo de la media. Como en muchos otros aspectos, sobre todo, los relacionados con el dinero y el trabajo.

Pobre español

Los españoles, según la OCDE, suspendemos en ingresos familiares, empleo, educación y satisfación general. Todo un penco que impide concluir cualquier media positiva en este particular índice de la felicidad.

Ni siquiera somos los mejores en temas en teoría tan latinos como la calidez de la comunidad, un punto donde el país mejor valorado es la gélida Islandia, cuyo diez es una nota muy superior al aprobado alto español.

De hecho, el único punto donde destacamos es en el hogar, medido éste por su tamaño y servicios, no por la unión de sus miembros o la facilidad del pago de la hipoteca.

Parece que la crisis financiera no es el único desequilibrio que debemos superar las naciones, incluso las más desarrolladas, sino que también tenemos por delante el reto de salir de la recesión del bienestar.

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