Torrecera y Chumillas: dos oasis en el desierto del desempleo y la despoblación

  • La pedanía de Jerez disfruta de pleno empleo en la ciudad con más paro. El municipio conquense ha duplicado sus habitantes y ha abierto una escuela. 
Torrecera (Cádiz)
Torrecera (Cádiz)
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Parecería, en principio, que entre Torrecera (Cádiz) y Chumillas (Cuenca) no hay nada en común más allá de ser municipios españoles de la España rural. Pero si uno rasca un poco en sus realidades cotidianas se da cuenta de que sus historias tienen una gran semejanza. Las dos localidades y sus habitantes se han rebelado contra la realidad que vive su entorno y pelean para cambiarla, hasta el punto de que los dos pueblos, distantes 652 kilómetros entre sí, son dos verdaderos oasis de esperanza en medio del desierto del paro y la despoblación. Torrecera, pedanía de Jerez de la Frontera, con 1.280 habitantes, disfruta del pleno empleo, mientras de su 'casa madre', Jerez, es la ciudad con más paro de España y en la que 28.000 de sus 212.000 habitantes se encuentran en el desempleo, el 32%. En la serranía de Cuenca, Chumillas, ha pasado de sus 21 habitantes de 2012, con solo dos niños, a 50 personas censadas, entre las que hay 18 niños. Un 'milagro' en la denominada 'Laponia española', el mayor desierto demográfico de Europa. Un milagro que llevó incluso a abrir en 2014 la escuela del pueblo después de 28 años cerrada.

Los motivos de estos dos casos de estudio de la España rural tienen nombre y apellidos. En Chumillas, y así lo reconocen todos los vecinos, el alcalde que tomó las riendas del pueblo en 2012: Pedro de Verona Rubio (PSOE), quien se empeñó en llevar adelante un plan de repoblación, que ha dado sus frutos. Eso sí, ayudado por los ingresos que proporciona al Ayuntamiento el parque eólico de 50 megavatios de potencia que se instaló en 2010 y que inyecta, en forma de impuestos, recursos para el pueblo. Y en Torrecera, todos hablan de la familia Cantalejo, propietaria de la empresa Activa y Servicios, "donde trabaja mucha gente del pueblo y muchas mujeres", pero también de la bodega Entrechuelos, de Miguel Domecq, de 'El Jardín de Almayate', la almazara que sedujo al chef Martín Berasategui, que produce aceite de primera calidad en la finca 'Ranchiles' procedente de centenares de hectáreas de olivar que dan trabajo a decenas de familias torrecereñas, o la quesería Montealva. "Entre unas cosas y otras y otra gente que trabaja en Algeciras, en el puerto y en otro sitios, aquí casi no hay paro, todo el mundo trabaja. Un lujo en estos tiempos y más viendo lo que ocurre a nuestro alrededor", nos reconoce María Jiménez, propietaria del 'Bar Artesanía de Torrecera', quien asegura que, "aunque estamos en enero y es mala época, eso se nota en el bar", que regenta.

Torrecera es una pedanía creada a partir de la expropiación de la finca del mismo nombre en 1934 por el Instituto de Reforma Agraria. Un pueblo de repoblación que hoy en día, según la web del ayuntamiento, "cuenta con servicios como biblioteca, sala de internet, consultorio médico y piscina municipal. Respecto a los recursos privados, en Torrecera hay tres supermercados, dos bazares, una pescadería, una ferretería-mercería". Manuel Bertolet (IU), alcalde pedáneo de Torrecera, un Ente Local Autónomo (ELA) de Jerez, reconocía hace poco en un medio local que, "aunque no hay datos exactos porque todas las estadísticas nos engloban en Jerez, en Torrecera el desempleo no debe de superar el 3%". Lo que se considera pleno empleo. Alemania, por ejemplo, tiene una tasa de paro del 3,4%. "Aquí la mayoría de familias tiene un trabajo estable todo el año", sentencia el alcalde.

Y muchas de estas familias trabajan en las empresas de la familia Cantalejo. Juan José y sus dos hijos, Raúl y José Andrés, que se dedicaban a la construcción, también sufrieron durante la crisis, pero supieron ‘reciclarse’ y fundaron Activa y Servicios, que construye y mantiene supermercados y hoy es la concesionaria del mantenimiento de la mayoría de supermercados Lidl en Andalucía. Luego extendieron su negocio a Canarias y crearon otros, como carpinterías o Acondicionamientos, Instalaciones y Obras, mediante la que han construido un mercado gastronómico en Murcia y otras instalaciones en Mallorca o Alicante. Hoy, esta empresa que da empleo a más de 150 personas, la mayoría de Torrecera, planea su expansión a Portugal, "no hay que quedarse quieto nunca", dicen en la familia. "Activa y Servicios nació hace más de una década como empresa constructora, pero el mercado nos fue derivando a nuestro actual nicho de mercado, la construcción y el mantenimiento de instalaciones comerciales y cadenas de distribución, en el que estamos especializados". Y los torrecereños les están agradecidos: "Es una muy buena empresa, da mucho trabajo a la gente del pueblo y a muchas mujeres", repite María tras la barra del bar Artesanía.

El 'milagro de Chumillas"

En Chumillas, el 'milagro'’ de haber doblado la población y de que en el pueblo, abocado a un estremecedor silencio hace apenas diez años, vuelvan a oírse los gritos de los niños que corretean por su calles se debe "al empeño de Pedro, el alcalde", coinciden Loli, la propietaria de la casa rural 'La Fragua del Herrero', y una de las integrantes de la Asociación de Mujeres Rurales de Chumillas, que prefiere no dar su nombre "porque no quiero protagonismo". Eso sí, "ayudado por el parque eólico porque si no, no hubiera sido posible". Una y otra también llegaron al pueblo a principio de la década, cuando se inició la exitosa repoblación de este pueblo de la serranía de Cuenca, nacimiento del río Gritos, a 1060 metros de altitud y a 44 kilómetros al suroeste de la capital, y que estos días ha visto sus campos cubiertos por la nieve. Chumillas, muy cerca del yacimiento arqueológico romano de Valeria y frontera entre durante siglos entre los reinos cristiano y musulmán, está 'presidida' por su torreón medieval, del siglo XII, recientemente restaurado.

Pero ahora, lo que ocupa al pueblo es su lucha por renacer. Un arduo camino en el que las dos mujeres anteriormente citadas coinciden en que el momento "más emocionante" fue cuando tras 28 años cerrada, se reabrió la escuela en 2014 con cinco niños y una maestra rural. Hoy, cinco años después, hay 20 niños en el pueblo, 15 van a la escuela de Chumillas y otros cinco al Instituto de una localidad vecina, y dos maestras tutoras y otras cinco itinerantes que imparten inglés, educación física, música y logopedia. "A las personas mayores del pueblo aún se les humedecen los ojos cuando recuerdan el día que se volvió a abrir la escuela. El pueblo ha recobrado la vida y su edad media ha bajado de los 75 a los 40 años".

"Aquí no había nada", explica el alcalde de Chumillas, "y cuando se instaló el parque eólico pensé que había que aprovechar la ocasión". Lo primero fue buscar niños. "Había dos, otra niña que tenía yo, otros dos de una pareja que vino al pueblo desde Barcelona huyendo de un desahucio… Ya estaba porque la Ley en Castilla-La Mancha marca un ratio de cuatro niños. Conseguimos 'recalificar' otra vez la escuela para uso educacional, gracias a su generosidad rehabilitamos la casa de los antiguos maestros… Y así empezamos, poco a poco, hasta hoy".

Se rehabilitaron viviendas, "porque el de las casas es el principal problema con el que nos topamos para repoblar el pueblo", considera Pedro, el alcalde, "y fueron llegando más parejas con niños, unos pastores de Marruecos que trabajan en otro pueblo, pero viven aquí, otra familia a regentar el bar-centro social del pueblo… Y así varios casos más. La vida ha vuelto a Chumillas", sentencia el edil, agricultor de profesión, porque esta es la principal actividad de Chumillas, con la voz casi quebrada por la emoción. El ayuntamiento, en toda ésta época, trabajo no podía dar, "solo contamos con un empleado", pero sí que ofrece ayudas de 500 euros para material escolar, ha puesto a disposición de quien llega al pueblo casas de protección oficial con un alquiler mensual de 85 euros, ha ayudado a abrir una biblioteca, 'La Biblioteca Mágica', corre con los gastos del bar-centro social, ayuda a la Asociación de Mujeres con clases de Taichí que imparte un profesor de artes marciales, hay un centro de belleza-peluquería… Con sus recursos, en fin, ha dotado de una serie de servicios al pueblo y eso ha ayudado "mucho" a su resurrección.

El alcalde está feliz "por haber devuelto a los habitantes de Chumillas el orgullo de ser de pueblo". La integrante de la asociación de Mujeres habla de que la mujer "es el epicentro y el núcleo del mundo rural" y mientras, los niños han vuelto a Chumillas, unos niños que antes de las pasadas navidades viajaron un fin de semana a Madrid para grabar villancicos que hablan de Chumillas, recuperados por José Vicente Rubio. Ahora en Chumillas hay hasta coro. Y el fin de semana del 2 de febrero se celebrarán las VII Jornadas Rurales. El problema para continuar la repoblación del pueblo es "la falta de casas" y lograr atraer a empresas que generen empleo, pero bajo el prisma de la sostenibilidad porque por tener hemos tenido, asegura Pedro Rubio, "el ofrecimiento de implantar aquí una macrogranja, pero de esas no queremos". Empleo, esa es la cuestión, quizás la respuesta está 650 kilómetros al sur, en Torrecera.

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