En la operación con Caixabank

"Trabajo en Bankia y me prejubilaré con la fusión pero temo al ministro Escrivá"

Los empleados más veteranos de las dos entidades que aspiran a integrarse dan por seguro que serán parte del ajuste de plantilla y oficinas que vendrá con la unión. El problema ahora puede venir del Gobierno.

Un transeúnte pasa por delante de una oficina de Bankia.
Un transeúnte pasa por delante de una oficina de Bankia.
La Información

"Llevo trabajando en Bankia, antes Caja Madrid, desde que tenía 20 años. Ahora tengo 57, dirijo una oficina en la periferia de Madrid y sé fehacientemente que con la fusión con Caixabank me va a tocar prenjubilarme e irme a mi casa. Me gustaría quedarme, pero si tengo que irme tampoco va a ser un trauma si es con las mejores condiciones, como las que años antes tuvieron otros compañeros... pero con el anuncio que acaba de hacer el ministro Escrivá de endurecer las prejubilaciones me ha entrado algo de temor". Pedro (nombre ficticio) confiesa que tiene un muy buen sueldo, "entre 50.000 y 60.000 euros", y en sus planes está cobrar una indemnización y alrededor del 70% del salario bruto hasta que llegue la edad legal de jubilación "y entonces poder cobrar la pensión máxima", que en España está situada en 2.683,34 euros mensuales actualmente. 

Este empleado de Bankia, si se cumplen finalmente sus expectativas, pasaría a ser uno más de los cerca de 100.000 empleados de banca que en la última década se han visto ‘afectados’ por los ERE y la destrucción de empleo en el sector financiero español y han pasado a ser los llamados ‘prejubilados de oro’ de la economía española. Pero el anuncio que el ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, de recortar la pensión a las rentas más altas (y las de los trabajadores de la banca lo son) cuando se jubilen antes de la edad legal (ahora mismo 65 años y 10 meses) complicará los planes de prejubilación y, según los expertos, elevará su coste para las empresas, como informaba este jueves La Información

La penalización de las prejubilaciones puede ser pues un torpedo en la línea de flotación de la fusión entre CaixaBank y Bankia y el inevitable ajuste de plantilla que traerá consigo. Hay que tener en cuenta que diversas fuentes sitúan ese excedente de personal de la entidad resultante entre las 5.000 y las 12.000 personas. En concreto, según sus memorias, Bankia cuenta con 2.267 oficinas y 15.947 empleados, mientras que las cifras en CaixaBank son de 4.460 y 35.589, respectivamente. En total, 6.727 oficinas y 51.534 empleados. 

Fuentes sindicales apuntan a que el número potencial de trabajadores ‘prejubilables’, en la actualidad los mayores de 52 años y nacidos a partir de 1968, ronda los 7.500, con una remuneración media que ronda los 50.000 euros brutos anuales (aunque el sueldo medio sea mayor en CaixaBank que en Bankia). Según un análisis elaborado por Barclays, más de 1.400 oficinas de ambas entidades operan bajo el mismo código postal y son susceptibles de poder cerrarse dentro de una estrategia para optimizar recursos, una de cada cuatro, por lo que cerca de 10.000 puestos de trabajo podrían estar en peligro.

Los sindicatos, de momento, aunque son conscientes de que el ajuste de empleo llegará si la fusión de las dos entidades bancarias sigue adelante, hablan de que su objetivo es mantener el empleo y si ello no es posible rechazan que a los "damnificados" de las prejubilaciones les afecte las penalizaciones adelantadas por Escrivá. "Nos gustaría que la fusión no afectara al empleo, entre otras razones porque hay que tener en cuenta que entre ambas entidades, CaixaBank y Bankia, ya han destruido más de 10.000 puestos de trabajo en los últimos años y en general el proceso de concentración de entidades financieras no es nuevo en la última década y se ha visto acompañado de la destrucción de unos 100.000 empleos y una reducción de las redes de sucursales de más del 40%”, explica a La Información Víctor Miravete, responsable del sector financiero de FESMC UGT.

Miravete advierte además de que las bajas deberán ser pactadas con los sindicatos. "Los EREs que plantean las empresas no deben pagarlos los trabajadores con mermas de sus prestaciones y rechazamos lo propuesto por el ministro porque quien se prejubila no es porque quiere. El trabajador lo que quiere es trabajar y no es justo que aquí todas las modificaciones se hagan en contra de los trabajadores y a costa de sus condiciones. Desde luego si esto que dice Escrivá sobre las prejubilaciones se concreta será un problema añadido cuando nos sentemos en su día a negociar".

"No nos han planteado todavía nada", asegura Joan Sierra, secretario general del sector financiero de CCOO, "y no prevemos que, si la fusión sigue adelante, nos planteen probables bajas ya mismo porque tienen que reunirse las respectivas juntas de accionistas, etc..." En CCOO esperan que las negociaciones sobre la plantilla no lleguen incluso hasta octubre o noviembre porque "estas entidades no nos van a plantear algo sin estudiarlo a conciencia antes ni de manera desordenada y precipitada". 

Cuando esto llegue "esperemos que el ajuste y la incidencia en la plantilla sea la menor posible y que se haga de manera negociada y consensuada con los trabajadores. De cualquier manera, la cifras que estoy oyendo por ahí, de 7.000, 10.000 o 12.000 bajas, me parecen disparatadas". Sierra espera que "si hay salidas sean las menos posibles y estas se lleven a cabo según la tradición, por ejemplo, mediante prejubilaciones, y que los trabajadores que tengan que irse lo hagan lo mejor posible. Siguiendo el esquema que se ha mantenido siempre: negociación, acuerdo y voluntariedad". 

El responsable del sector finaciero del sindicato dirigido por Unai Sordo explica, además, que "desde la llamada enmienda Telefónica, las empresas con beneficios, como Bankia o CaixaBank, son las que cargan en sus cuentas de resultados los costes de las mal llamadas prejubilaciones y es cuando el trabajador accede a su edad real de jubilación, en el caso de la banca posterior a los 63 años, cuando es el Estado el que se hace cargo de la pensión del trabajador. Así que las jubilaciones anticipadas o prejubilaciones en la empresa privada, que en realidad son bajas acordadas, recaen en las cuentas de resultados de las empresas y no en el Estado".

Antonio ha sido uno de los 228 empleados de CaixaBank que se han adherido finalmente al Plan de desvinculaciones voluntarias de la entidad, dirigido únicamente a trabajadores de las provincias de Barcelona y Teruel y de 58 años o más y que han abandonado la entidad desde el 1 de abril. Según el acuerdo alcanzado en su día, los empleados adheridos reciben un 70% de la retribución fija bruta anual, que CaixaBank abonará hasta que el trabajador se jubile. La entidad financiera también abonará el Convenio Especial con la Seguridad Social y continuará realizando aportaciones al plan de pensiones y a la contingencia por riesgos para empleados. 

Este último ajuste de la entidad catalana estaba dirigida únicamente a quien no estuviera afectado por el ERE que se pactó en 2019 y que impactó en 2.023 trabajadores, ya que en estos territorios no existía entonces excedente de personal. "Yo me me acabo de ir con una condiciones y estoy encantado", dice Antonio. "He trabajado 39 de mis 58 años en dos sucursales de L´Hospitalet y ya era hora de jubilarme. Yo ya he cotizado bastante y no creo que tenga que pedir perdón ni considerarme un prejubilado de oro. Si todos los trabajadores en España hubieran cotizado tantos años como yo lo he hecho... Me alegro de haberme ido o mejor, que me hayan hecho irme, hace cuatro meses porque me da que con la fusión los compañeros que tengan que abandonar su puesto de trabajo e irse para sus casas lo harán en peores condciones que las mías y que las de los trabajadores que se han prejubilado en la banca como yo hasta ahora".

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