Los precios se han disparado

Tráfico de drogas con Covid: blanqueo en el ladrillo y llegada de los mexicanos

Un informe de Europol advierte que con la recesión las organizaciones criminales buscarán lavar dinero a toda costa y que el sector inmobiliario y del arte serán los más susceptibles de ser atacados. 

El pasado 17 de junio, las fuerzas de seguridad se incautaron de un gran alijo de cocaína en Valencia.
El pasado 17 de junio, las fuerzas de seguridad se incautaron de un gran alijo de cocaína en Valencia.
Efe

La cocaína, un 20% más cara; la heroína, muy escasa; el hachís, como siempre en precio y disponibilidad. La pandemia del coronavirus ha afectado todas las capas de la economía. También la más profunda del tráfico de drogas, que ha tenido que afrontar el confinamiento masivo de medio mundo y el bloqueo de las rutas comerciales habituales con una batalla interna que ahora, con la apertura gradual de los principales países del primer mundo (si los rebrotes lo permiten) tendrá que buscar los negocios que le sirvan de tapadera en sus operaciones de blanqueo de dinero. Entre los que andan desesperados por abrir nuevas oportunidades de negocio, cárteles mexicanos como el de Sinaloa, que quieren desembarcar en Europa su mercancía de sintéticas.

"Las restricciones globales de viajes y otras medidas relacionadas con la pandemia de la Covid-19 han ocasionado un impacto disruptivo temporal en el tráfico de drogas que ha derivado a escasez y a precios más altos en algunas drogas", concluye un informe recientemente presentado por Europol que, al mismo tiempo, advierte de consecuencias al corto y medio plazo. Por ejemplo, "la inestabilidad actual ha llevado a un incremento de la volatilidad en el entorno" que, a su vez, se ha traducido en un aumento "de la violencia entre los proveedores de rango medio y los disrtibuidores". Para España, el mayor impacto en precios y disponibilidad se ha dado sobre prácticamente todas las drogas (cocaína, heroína y sintéticas) excepto con el hachís, cuyo precio y accesibilidad se han mantenido en niveles previos a la crisis. Francia, sin embargo, apenas ha recibido cargamentos de esta sustancia y los precios se han disparado. 

La distancia social y las restricciones de movimiento han roto la cadena por el eslabón de la distribución. Aun así, los narcos son tipos resilentes, viene a alertar la organización policial europea y ya se están buscando las formas de resistir al nuevo panorama. Si la ruta por carretera entre Marruecos, España y Francia queda cerrada y custodiada como nunca por la Policía, se fletan barcos que atracan en los menos obvios puertos belgas. Si las discotecas o las zonas de ocio están clausuradas, se toma del mundo del espionaje la técnica del 'dead-drop', es decir, el vendedor deja la mercancía en un lugar concreto y el cliente la recoge después (las múltiples variedades de mensajería actuales, así como la 'dark web' proporcionan un ambiente seguro de comunicación entre ambos), tal y como se ha dado algún caso en Barcelona.

Luego está la financiación: ¿qué hacer con el flujo de dinero que las drogas mueven pese a todo? Para la Europol, la situación tras la pandemia va a poner a prueba más que nunca a los servicios de lucha contra el blanqueo de capitales. Más si cabe, cuando llegue la recesión con toda su crudeza y los precios de casi cualquier producto se hunda. "Esto puede ser especialmente llamativo en el sector inmobiliario, que se presta por sí mismo hacia las inversiones de los delincuentes. El inmobiliario y la construcción se convertirán incluso más atractivos para el lavado de dinero, tanto en términos de inversión como una justificación para el movimiento de fondos", señala el informe de los expertos policiales. 

No será el ladrillo el único objetivo para "aprovecharse de los mercados financieros" por parte del narcotráfico. El arte se antoja como otro nicho ideal "ante la ausencia de precios fijos" y, como el arte tan solo imita la realidad es a la dura rutina de la crisis a lo que más teme Europol: "Las estrecheces económicas también bajará el umbral para algunas personas a la hora de aceptar transacciones fuera de libros y acceder a otras conductas ilegales, especialmente cuando los inversores delictivos sean los únicos proveedores accesibles de capital. La actividad delictiva puede surgir igualmente como una opción viable de generación de ingresos para aquellos cuyas vidas se han visto afectadas por la pandemia". 

Este mismo sábado, sin irse demasiado lejos, la Guardia Civil ha detenido a tres personas, entre ellos un matrimonio, por un presunto delito de blanqueo de capitales procedente del narcotráfico y les han embargado bienes muebles e inmuebles y productos financieros valorados en más de 600.000 euros. Los detenidos disfrutaban de una vivienda de lujo, así como varios vehículos de alta gama, aunque el matrimonio, con dos hijas, recibía ayudas sociales ante la falta de ingresos laborales.

Por lo tanto cuestiones como cultivar marihuana en tu propia casa o afiliarte a una banda "se podrían volver más habituales". Por el contrario, otra fuente habitual de desvío de dinero de la droga se verá gravemente dañada (o se ha visto ya). Son los locales de ocio, restaurantes, casinos o centros de belleza. Todos ellos atraían a los narcos y sus esquemas de blanqueo por el elevado uso de dinero en efectivo. Pues bien: ahora, muchos de ellos no han podido ni reabrir con todo su esplendor y las recomendaciones de los países apuntan al uso generalizado de tarjetas de crédito por razones de higiene. "En definitiva, el impacto económico de la pandemia será un factor clave en la conformación del panorama futuro del crimen organizado en la Unión Europea", con el problema añadido de que muchas de las actividades y sectores que terminen mutando a vectores de dinero ilegal no se conocerán "hasta el medio plazo". 

Es, por ejemplo, lo que está sucediendo desde hace unos años con algunos cárteles mexicanos y que la crisis de la Covid podría convertir en confirmación. Sobre esta posibilidad se extiende un informe publicado en el Real Instituto Elcano por Ludmila Quirós, del Centro de Estudios sobre el Crimen Organizado Transnacional de la Universidad Nacional de La Plata. A raíz de varias advertencias lanzadas desde la la Europol, la investigadora admite que se han producido algunas aproximaciones de organizaciones del país centroamericano en los Países Bajos e incluso en España, pero descarta que el desembarco sea ya una realidad. 

Su conclusión es, acaso, más preocupante: "Lo que sostenemos, entonces, es que la pandemia podría estar ayudando a los grupos criminales a saber cuáles son sus fallas, dónde fracasaron y por qué, generando una suerte de 'curva de aprendizaje'. El peligro que viene es que una vez que sepan dónde fracasaron, exploren y adopten mejoras que, en definitiva, tenderán a incrementar su eficiencia y su peligrosidad en términos de seguridad estatal". Que se lo digan si no al propio país mexicano, donde en las últimas semanas se están multiplicando los hechos violentos y este mismo viernes se atentó contra el jefe de la Policía de México DF (matando a dos de sus escoltas). 

De una manera específica, el artículo de Quirós pone como ejemplo al Cártel de Sinaloa (aunque este problema lo comparten casi todos, como el de Jalisco, que es el responsable del último gran atentado) a la hora de abastecerse de los precursores químicos y de las sustancias necesarias para elaborar sus drogas sintéticas, con preponderancia del fentanilo y la metanfetamina por sus bajos costes de producción comparados con los de la heroína. Hasta que estalló la Covid, el principal mercado exportador de la materia prima necesaria era China, donde no solo la Covid se erige como problema sino las tumultuosas relaciones entre Estados Unidos y Pekín añaden más quebraderos de cabeza al comercio con el Lejano Oriente. 

En paralelo, Europol sí que ha anotado varias evidencias a lo largo del último lustro de una mayor presencia de cárteles mexicanos en Europa. No son significativas como para considerarse un desembarco, pero puede llegar a ello. La razón de fondo hay que buscarla décadas atrás, cuando las organizaciones mexicanas y colombianas se repartieron el mundo: Estados Unidos para las primeras y el Viejo Continente para las segundas. Hasta que Bogotá y compañía han entrado en un lento declive y, sobre todo, no se ha preocupado del mercado sintético. Y esa puede ser la gatera por la que entren Sinaloa y otros a este lado del Atlántico: producción local para evitar más costes de suministro que, justo ahora en la época de la pandemia, son más elevados que nunca.

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