Tsipras intenta calmar ánimos en llamadas a Draghi, Dijsselbloem y Schulz

Atenas, 31 ene.- El primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha telefoneado a representantes de la Unión Europea, en un intento de calmar los ánimos entre los socios europeos tras las tormentosas visitas de los últimos días en Atenas.

Según fuentes gubernamentales citadas por los medios locales, Tsipras habló con el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, a quien le reafirmó que Grecia no tiene intención de tomar medidas unilaterales respecto a la deuda.

Draghi, por su parte aseguró, según las citadas fuentes, que "hay un buen clima en Europa", de cara a los esfuerzos para encontrar una solución aceptable tanto para Grecia como para Europa.

Tsipras habló además nuevamente con el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, a quien vio ayer en Atenas, y con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, a quien recibió el jueves.

En su conversación Dijsselbloem, Tsipras dejó claro que el Gobierno tiene la intención de continuar con las negociaciones con los acreedores, en un esfuerzo por calmar los ánimos tras las declaraciones del ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, quien aseguró que Grecia no aceptaba como interlocutora a la troika.

Con esta declaración, pronunciada durante una rueda de prensa con Dijselbloem, Varufakis no solo dejó atónito a su invitado sino que causó un revuelo mediático internacional.

Varufakis había dicho que no reconocía a la troika de acreedores como entidad válida para negociar, pero sí a los organismos que la integran (Banco Central Europeo, Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional).

Por su parte, en su conversación con Schulz, éste le informó de la cena que mantuvo ayer en Estrasburgo con la canciller, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, y le explicó que el clima no era hostil frente a Grecia y que los socios esperan ahora las propuestas de Atenas.

Según informaciones de la prensa no confirmadas, Tsipras se reunirá el próximo miércoles con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en Bruselas, un día después de la reunión en Roma con el primer ministro italiano, Matteo Renzi.