Un banco de EEUU despide a un empleado por usar una moneda falsa hace 49 años

  • Desde 2010, las autoridades federales presionan a las entidades financieras para que aparten de sus puestos a los empleados corruptos. Los bancos, como el gigante hipotecario Wells Fargo, han respondido echando a los trabajadores de la escala básica que han tenido cualquier problema con la justicia en lugar de a los ejecutivos acusados de fraude.

Un banco de EEUU despide a un empleado por usar una moneda falsa hace 49 años
Un banco de EEUU despide a un empleado por usar una moneda falsa hace 49 años

La de Richard Eggers no es precisamente la estampa de una mente criminal. No tiene cicatrices ni antecedentes policiales. Nunca ha participado en una pelea y, a sus 68 años, jamás ha recibido una multa de tráfico, ni siquiera por aparcar mal. Sin embargo, el banco estadounidense Wells Fargo ha despedido fulminantemente a este veterano de Vietnam por lo que considera un crimen inaceptable: usar una moneda falsa de 10 centavos para hacer la colada en una lavandería pública.

Lo curioso del asunto es que el incidente sucedió el 2 de febrero de 1963, hace más de 49 años. "Fue una estupidez y no me enorgullezco de ello, pero despedirme por eso después de siete años trabajando en la compañía es una jugarreta muy sucia", ha asegurado el ex empleado de atención al cliente de Wells Fargo en una entrevista con el diario 'Des Moines Register'.

La entidad neoyorquina, una de las más importantes de EEUU en préstamos hipotecarios, no es precisamente una entidad ejemplar. Hace poco más de un mes, el gigante financiero con sede fue condenado a pagar una multa de 175 millones de dólares por discriminar a los clientes por el color de su piel.

Según consideró probado un tribunal federal, entre 2004 y 2009, Wells Fargo cobró intereses más altos por los préstamos a 34.000 afroamericanos y 19.000 latinos simplemente por su raza y no por sus cualificaciones ni su historial de crédito.

Además, como otros grandes bancos estadounidenses, Wells Fargo se ha visto involucrado en escándalos de tráfico de información privilegiada y blanqueo de capitales provenientes de los cárteles de la droga.

Despidos éticos

Eggers denuncia que, en lugar de purgar a los grandes ejecutivos implicados en casos de corrupción y fraude, las entidades financieras estadounidenses están despidiendo a todos los empleados de la escala básica que en algún momento de sus vidas han tenido algún incidente con la justicia, sin importar su gravedad ni cuándo tuvo lugar.

Ese es el caso de Yolanda Quesada, otra trabajadora de Wells Fargo, que acabó en la calle en cuanto la compañía se enteró que había cometido un hurto en una tienda de ropa hace la friolera de 40 años. Quesada tenía 18 años cuando cometió los robos. "Era la menor de 12 hermanos y no tenía nada que ponerme para ir a trabajar", justificó en las páginas de 'The Milwaukee Centinel'.

A finales de 2010 las autoridades federales estadounidenses iniciaron una campaña para frenar los crecientes casos de corrupción que aparecían en el seno de las entidades financieras del país. Las órdenes fueron tajantes: cualquier empleado con comportamiento poco ético debía ir a la calle.

"Esas normas no están pensadas para aplicarse a los empleados de atención al cliente", se queja Eggers. En una nota de prensa, Wells Fargo justifica estos despidos afirmando que "operamos en un ecosistema en el que cada vez hay más control de nuestras actividades".

Multas millonarias

La entidad reguladora del mercado estadounidense, la SEC, contempla multas de hasta un millón de dólares diario para las entidades que no cumplan con la nueva reglamentación y permitan que empleados implicados en casos de fraude se mantengan en la plantilla.

Sin embargo, Richard Eggers y su salario de 30.000 dólares como representante de atención al cliente están muy alejados de los centros de poder de la entidad y las millonarias cifras que manejan sus ejecutivos, sospechosos de ser los cerebros detrás de la mayoría de los casos de corrupción.

De hecho, al director de la entidad, John Stumpf, que cobró casi 20 millones de dólares en 2011, no le ha importado desembolsar 6,5 millones de dólares acallar las ansias investigadoras de la SEC en relación a un caso de fraude sobre hipotecas de riesgo que estalló en agosto de 2007, justo cuando explotó la burbuja inmobiliaria en EEUU.

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Roberto Arnaz
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