El desarrollo de un dispositivo capaz de realizar resonancias por ultrasonidos con la simple ayuda de un smartphone ha dado origen a una auténtica revolución en el tratamiento de enfermedades en países de escasos recursos de África, Asia y América.
El Butterfly iQ se trata de un aparato con la apariencia y el tamaño de una maquina de afeitar eléctrica, que está cosechando resultados sorprendentes en el desarrollo de prácticas médicas para la detección de dolencias crónicas como la tuberculosis en zonas del mundo donde el acceso a resonancia, ecografías o simples radiografías es una tarea imposible. A su capacidad técnica se une el bajo coste, que no alcanza los 2.000 dólares. Además su uso es muy sencillo, lo que permite a las organizaciones médicas humanitarias poder atender a gran cantidad de población en un tiempo récord.
Hace siete meses que Butterfly levantó 250 millones de dólares en una ronda de financiación dirigida por Fidelity, en la que participaron desde Fosum Pharma a la Bill & Melinda Gates Foundation. La startup fue cofundada en 2015 por Jonathan Rothberg, graduado en Carnegie Mellon y Medalla Nacional de Tecnología de EEUU.
Love it. 21 countries and counting. Simple goal: democratize medical imaging. When you put something on a #semiconductor-chip you can change the world. Now the world has its first and ONLY whole-body scanner. $2,000 gets you a smart window into the human body @ButterflyNetInc https://t.co/8CRtS6r7VE
— Jonathan Rothberg 🏅🧬🦋🦖 (@JMRothberg) 24 de abril de 2019
Su idea de partida era tan sencilla como desafiante: lograr un dispositivo de ultrasonidos de aplicación médica a un precio asequible para las poblaciones menos favorecidas. Tras la aparición de la primera máquina clínica de ultrasonido en 1956, los avances en este campo han sido claves para el diagnóstico de enfermedades, pero su precio sigue siendo algo prohibido, ubicándose en la franja de entre los 9.000 y los 20.000 dólares para una sola máquina, resultando en un coste de 250 dólares cada prueba. La razón es que estas máquinas tradicionales funcionan mediante el empleo de materiales muy costosos como cristales de cuarzo para generar las imágenes.
El dispositivo de Butterfly es capaz de producir imágenes ultrasónicas "de calidad clínica" y fue aprobado en octubre de 2017 por la Federal Food and Drug Administration (FDA) de EEUU para su aplicación en diagnóstico "fetal, abdominal, cardiovascular, ginecológico, musculoesquelético, y otros siete especialidades". La mecánica del aparato es diferente a la utilizada en las maquinas tradicionales, pero además su software marca la diferencia al emplear Inteligencia Artificial para conducir el proceso de captación de imágenes tridimensionales y hacerlas comprensibles para el especialista médico.
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