Uno de cada tres niños está desnutrido en sudán del sur al intensificarse los combates


Uno de cada tres niños se encuentra desnutrido en las áreas de Sudán del Sur más golpeadas por la violencia, según denunció Unicef este miércoles, quien alertó de que 250.000 niños están en riesgo considerable debido a que la seguridad alimentaria y nutricional se está deteriorando a causa del actual conflicto, de la disminución de las reservas de alimentos en los hogares y de una economía en recesión.
A través de un comunicado, la entidad destacó que, según las últimas predicciones del grupo técnico de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC), el número de personas que afrontan una inseguridad alimentaria grave se duplicó en 2015, al pasar de 2,5 millones de personas a 4,6 millones, incluyendo a cerca de 874.000 niños menores de cinco años.
Unicef advirtió de que los niños atrapados por el conflicto sin acceso a servicios médicos básicos ni a alimentos tendrán que luchar por sobrevivir a este periodo de escasez sin una reanudación urgente de la asistencia humanitaria en las áreas afectadas por el conflicto, por lo que Unicef pidió urgentemente 25 millones de dólares para continuar su respuesta nutricional vital en el país.
“A pesar de todos los progresos realizados el año pasado con nuestros aliados para tratar la desnutrición de más niños que nunca, las vidas de las mujeres y niños vulnerables, que han agotado todos los mecanismos a su alcance para hacer frente a la situación, están en peligro”, comentó el representante de UNICEF en Sudán del Sur, Jonathan Veitch.
Las tasas de desnutrición infantil permanecen por encima del umbral de emergencia del 15% tanto en los estados afectados por el conflicto como en los sobrecargados por la propia crisis. Casi uno de cada tres niños menores de cinco años está desnutrido en las áreas más golpeadas del Gran Alto Nilo, Warrup y Bahr el Ghazal del Norte.
Además, los combates en el Gran Alto Nilo forzaron, solo en el mes de mayo, al menos a 100.000 personas a huir de sus casas, abandonando sus existencias fundamentales de reservas de alimentos, ganado y cultivos.
“Si no se da acceso humanitario para proporcionar servicios vitales a los niños y no se siguen preparando suministros antes de que las carreteras sean impracticables debido a la temporada de lluvias, la ya frágil situación se convertirá en catastrófica”, alertó Veitch.

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