Urbanizaciones fantasma, cicatrices de la crisis en el paisaje irlandés

  • Entre las cicatrices visibles que ha dejado la crisis económica irlandesa sobresalen los casi 2.000 proyectos de vivienda inacabados que manchan la geografía de la isla, paisajes de cemento y hormigón conocidos como "urbanizaciones fantasma".

Javier Aja

Dublín, 18 may.- Entre las cicatrices visibles que ha dejado la crisis económica irlandesa sobresalen los casi 2.000 proyectos de vivienda inacabados que manchan la geografía de la isla, paisajes de cemento y hormigón conocidos como "urbanizaciones fantasma".

Son hitos urbanísticos de pobre valor arquitectónico que solo sirven para recordar los excesos cometidos durante la economía del "Tigre Celta", finiquitada definitivamente tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008.

Dos años después, el Gobierno de Dublín naufragaba en el intento de resucitar el mismo sistema bancario que cebó el frenesí constructor y se veía obligado a pedir un rescate a la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 85.000 millones de euros.

Aunque la intervención internacional sí salvó finalmente a los bancos, su programa de ayuda ha olvidado a los miles de irlandeses que gastaron sus ahorros o recibieron créditos inverosímiles para comprar viviendas a precios desorbitados.

Según la Oficina Central de Estadísticas (CSO), el valor de las casas y apartamentos en Irlanda ha caído casi un 60 % desde 2007, pero incluso si los propietarios de viviendas en urbanizaciones fantasma quisieran soltar amarras y empezar de cero malvendiendo difícilmente encontrarían compradores.

La mayoría de estos proyectos inacabados conviven con escombreras y obras paralizadas, presentan problemas de salubridad y de seguridad, carecen de muchas infraestructuras básicas y, en su aislamiento, es casi imposible que surja el espíritu de comunidad.

El problema social y económico que tiene entre manos el Gobierno es grave, pues, de acuerdo con el último censo, el número de casas desocupadas asciende a 289.451, el 14,5 % del total de viviendas registradas en Irlanda, más del doble de lo que se considera normal en un mercado inmobiliario estable.

El Ministerio de Medioambiente, Comunidad y Gobierno Local sostiene que la situación mejora poco a poco.

Sus estudios indican que en 2010 el número de urbanizaciones fantasma se situaba en 2.846, mientras que al año siguiente subió hasta 2.876, la mayoría situadas en el interior y oeste de la isla.

No obstante, el pasado año la cifra de proyectos inacabados se redujo hasta los 1.770, si bien algunos atribuyen este descenso a un cambio en el criterio de definición de "proyecto inacabado".

Durante 2010 y 2011, una urbanización fantasma era aquella que presentaba problemas de ocupación, de exceso de oferta y donde las tareas de construcción estaban inacabadas. Desde 2012, la definición solo hace referencia al último supuesto.

El citado Ministerio reconoce que en solo 250 urbanizaciones, un 8,5 % del total, la empresa constructora está trabajando para completar el proyecto.

La secretaria de Estado de Vivienda y Planificación, Jan Sullivan, aseguró recientemente que la mayoría de las urbanizaciones fantasma "pueden y deben completarse", aunque también admitió que quizá será necesario demoler hasta 200 proyectos.

Sullivan preside un grupo de trabajo establecido para alcanzar, posiblemente a final del año, una decisión definitiva respecto al futuro de "todas y cada una" estas urbanizaciones.

Hasta la fecha, el Gobierno ha hecho frente al problema a través de dos iniciativas. Por un lado, ha destinado algunas viviendas desocupadas a alquileres sociales y, por otro, ha identificado proyectos que necesitan atajar urgentemente cuestiones de seguridad y salubridad.

Ninguno ha tenido el efecto deseado porque estos alquileres no son atractivos y porque los trabajos de construcción desarrollados se han reducido a pequeñas "chapuzas" de mantenimiento, según sus críticos.

En opinión de Sullivan, la mejor solución para las urbanizaciones fantasma que están totalmente desocupadas y donde todavía quedan viviendas "a medio construir" es "su completa demolición".

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