Uruguay, fiel al mate cueste lo que cueste

  • Aunque dolorosa para muchos hogares, la inusitada subida del precio del kilo de yerba mate en Uruguay, tildada por el presidente José Mujica de "catastrófica para el país", no parece por ahora argumento suficiente para mermar el hábito de consumo de esta infusión entre la población.

María Sanz

Montevideo, 25 sep.- Aunque dolorosa para muchos hogares, la inusitada subida del precio del kilo de yerba mate en Uruguay, tildada por el presidente José Mujica de "catastrófica para el país", no parece por ahora argumento suficiente para mermar el hábito de consumo de esta infusión entre la población.

En la calle, en casa o incluso en el autobús o al volante de un automóvil -desafiando la prohibición de consumir mate en vehículos por motivos de seguridad- es fácil identificar la calabaza vaciada donde se vuelca la yerba, la bombilla (sorbete) por la que se succiona la bebida, y el termo para "cebar" o ir añadiendo el agua caliente a la infusión.

Y eso pese a que su precio ha subido un 46 % en los últimos doce meses y se espera que aumente otro 30 % antes de fin de año, una tragedia para el país campeón mundial en consumo de mate, con más de nueve kilos por persona.

El incremento de valor se explica en parte por la inflación, del 6,73 % en lo que va de 2013, pero también porque, contra lo que muchos podrían pensar, el 95 % de la yerba que se toma en Uruguay procede de Brasil y allí se ha encarecido notablemente por dos razones.

Una, porque se produce menos ya que muchos productores han sustituido el cultivo de la planta por la soja, mucho más rentable, y otra, porque el alza de dólar respecto al real brasileño ha incrementado el valor de las importaciones uruguayas desde aquel país.

Pero ¿de dónde procede la tenaz propensión del uruguayo por esta bebida?

La costumbre responde a "un hábito social" y no a que la yerba tenga propiedades adictivas, argumenta el investigador Nelson Bracesco, de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.

Bracesco explica que "tiene componentes estimulantes que son los que te permiten mantenerte despierto y más atento", fundamentalmente cafeína.

"La gente de 50 (años) para arriba sabe que si toma mate después de las cinco de la tarde, no duerme", explica.

El precursor en materia de mate fue el milenario pueblo guaraní (nordeste argentino, Uruguay y sur de Paraguay y Brasil), que otorgó a la yerba la cualidad de planta "benéfica y protectora"

La palabra mate, que designa tanto a la infusión como el recipiente en el que se consume, proviene en realidad del quechua "mati", que significa "calabaza".

Su consumo fue difundido aún más por los religiosos jesuitas en el siglo XVII, durante la colonización española, y terminó por expandirse a regiones de Chile y Bolivia.

En Uruguay, a pesar de la competencia actual del café y los refrescos, sigue más vivo que nunca gracias a la transmisión de una costumbre de generación en generación.

"Desde que uno es chiquito ya anda con el mate. Mi madre toma mate todavía, y tiene cerca de noventa años. Es una cosa que ya viene de tradición, y no creo que vaya a cambiar ahora", contó hoy a Efe Jorge Mario Salinas, vigilante de coches en una céntrica plaza de Montevideo.

Salinas explica que consume mate para combatir el frío y que la yerba es "aún más compañera que el cigarro".

"Yo ya dejé de ser de la clase humilde o la clase pobre. Yo ya soy de la clase media-alta: tomo mate todos los días", ironiza sobre el aumento de su precio, que ha pasado de 70 a 150 pesos el kilo (unos siete dólares o seis euros).

A unos metros de él, un grupo de fontaneros hace un alto en su jornada para sentarse en torno a un mate que consumen "en rueda", pasándolo de unos a otros.

"Con este precio, ahora el mate lo tienes que compartir, ya no puedes cebarlo para uno sólo", comenta William Lalinde, uno de ellos.

Para Pablo Tasende, representante de la empresa Carrau, que comercializa una marca de yerba importada de Brasil, en el aumento del precio también influye "la regularización de los trabajadores de las plantaciones de mate", que ha aumentado "los costes de producción".

Pero ¿por qué Uruguay no produce directamente la yerba? Porque el país "no reúne las condiciones climáticas ni de suelo para producir mate", explicó hoy a Efe Tasende.

Bracesco puntualiza que esas "condiciones adversas" podrían superarse "con el uso de la tecnología", pero advierte de que "la extensión de terreno y la inversión tecnológica" necesarias para sembrarla en Uruguay serían "desproporcionadas".

Por eso, los sufridos consumidores de mate uruguayos deberán seguir padeciendo por ahora los vaivenes del comercio internacional, pues el hábito parece muy lejos de desaparecer.

Lo resume muy bien Verónica, una empleada de supermercado que cruza la céntrica Avenida 18 de Julio con su termo bajo el brazo: "A los que nos gusta el mate, le vamos a seguir dando".

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