En el comienzo del otoño

El verano perdido de España para ganar turismo nacional: los rivales sí actuaron

El Gobierno prepara para lo que queda del año una serie de incentivos fiscales y ayudas para impulsar los viajes interiores pero admite que la 'temporada alta' ha sido muy negativa y el reinicio puede tardar aún. 

Una pasajera con maleta en la Terminal T4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, en Madrid.
Una pasajera con maleta en la Terminal T4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, en Madrid.
Europa Press

El verano se fue y los turistas internacionales que ya no vinieron en la temporada alta, apelando a aquella famosa frase de película distópica, se han perdido como lágrimas en la lluvia. El otoño está aquí y lo atestiguan las nubes y la bajada de temperaturas generalizada. También vendrá en unos días, cuando acabe septiembre, el momento estadístico de los balances. Pero no hace falta esperar a las cifras. "El verano ha sido muy malo", ha resumido el secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, en una entrevista este sábado en Capital Radio. 

Lo ha sido para todo el mundo, se apresta a aclarar antes de confiar que en los próximos días se concrete de una vez por todas la ampliación de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo unos meses más. Aunque sin concretar hasta cuándo sí que deja entrever lo que el Ministerio que dirige Reyes Maroro querría de tener más peso en el Gobierno cuando le preguntan por un deseo: "Que la Semana Santa de 2021 sea el comienzo de la recuperación". 

Lo que extendería el desastre de una industria que supone casi uno de cada seis empleos en España y un 14% de su Producto Interior Bruto (antes de la pandemia, por supuesto) a todo un año perdido. De marzo a marzo y a esperar a que el regreso no sea tan lento. Para luchar contra ello, el número dos de Maroto admite que hay que trabajar en tres aspectos económicos esenciales: la parte laboral (que debería cubrirse no solo por la prórroga de los ERTE, sino otra serie de medidas que protejan a los trabajadores), la pata financiera de las empresas, "a las que hay que sostener como sea" con ayudas y relajación en los pagos; y el terreno fiscal para terceros, en forma de incentivos y descuentos de todo tipo que ayuden al turista nacional a salir de su casa pero no irse muy lejos y cimentar el turismo nacional. 

Hace justo ahora tres meses, España salía del estado de alarma y el Gobierno se volcaba en esos días para impulsar esa panacea del visitante español que pudiera compensar el extranjero al que, en paralelo, se le estaban imponiendo cuarentenas a su llegada de manera indiscriminada. Incluso se lanzó por primera vez en su historia, una campaña en redes, 'Descubre lo increíble', en la voz del rapero Rayden, a través de la que se apelaba a este particular sentimiento patriótico a la hora de viajar.

Hasta ahí llegó el esfuerzo mientras que otros países que son competencia directa -Grecia e Italia, por completar el trío de la oferta europea mediterránea- daban un paso más allá y extendían ayudas y cheques a las familias con menos recursos si reservaban en destinos propios. Llamados bonos o vacaciones gratis, otras naciones como Tailandia, Rumania, Polonia, Eslovenia o Dinamarca se han sumado a incentivos reales (dinero directo o rebajas fiscales) para las familias si se alojaban en suelo nacional. Así ha quedado grabado en el informe presentado esta semana por la Organización Mundial del Turismo durante la celebración presencial de su 112 Consejo Ejecutivo en Tiflis. Un documento que retrata a la perfección lo que va de las intenciones a la acción y que de España solo recoge ese vídeo en verso colgado en Twitter y Facebook

La OMT parte de varios datos que se olvidan a menudo cuando se habla de turismo en el mundo. Debido al coronavirus, las cifras que copan todos los estudios son las relativas a los viajes internacionales, a esos 1.500 millones de turistas que visitaron otro país en 2019 y que generaron flujos entre naciones de 1,5 billones de euros. Sobre esos cómputos se han presentado todavía más datos y se apuntan a que 2020 terminará con pérdidas finales de entre el 70% y el 80% de esos guarismos. 

Pero es que el turismo nacional e interior es seis veces más potente en casi todos los parámetros, hasta 9.000 millones de viajes se contabilizan por nacionales dentro de sus fronteras y suponen nada menos que el 75% de los ingresos totales que el turismo genera en los países de la OCDE. Hay naciones, como Estados Unidos, que son el tercer destino de turistas extranjeros (con cerca de 80 millones anuales, por debajo de los casi 84 de España, segundo clasificado), cuyo volumen de viajes nacionales es 20 veces superior al de visitantes ajenos. Pero es que los alemanes contabilizan cuatro veces más pernoctaciones nacionales que exteriores y los franceses, que tienen a su país como primer lugar de vacaciones mundial, duplican a los que vienen de fuera. 

España, segundo receptor global de extranjeros, ocuparía el séptimo puesto si solo se contasen a los turistas nacionales: 170 millones de viajes, siempre según las estimaciones de la OMT a partir de los datos de 2018. El resultado es que los españoles soportan el 55% de la industria turística nacional frente al 45% restante de los extranjeros mientras que en Francia o en Estados Unidos los galos aportan dos tercios de la cuenta final. Este empate entre turista exterior e interior se convierte en un problema ahora que toca recuperarse del mazazo de la pandemia, según señala la OMT con la articulación contraria de la idea, es decir, que aquellos países con más turismo nacional de siempre saldrán antes del atolladero

Por lo que fue más importante que nunca, cuando pareció que el coronavirus estaba domado justo al inicio de la temporada estival, tomar medidas más contundentes para impulsar el sector. Italia, con una balanza de foráneos/nacionales similar a la española, puso en marcha su 'Bonus Vacanze', un cheque de hasta 500 euros para estancias en todo tipo de alojamientos (excepto apartamentos turísticos) y destinados a familias con ingresos inferiores a 40.000 euros anuales. El gasto se podría hacer desde mediados hasta final de año y se podía aplicar en un 80% de su valor como descuento directo y el 20% en deducciones fiscales. 

En Grecia, por su parte, la oferta se reservaba a personas con menos de 16.000 euros de ingresos anuales o familias por debajo de 28.000 y consistía en el pago directo de la mitad del coste de cuatro días de estancia en un alojamiento asociado al programa. Por toda Europa y en algunos destinos internacionales como Tailandia o Macao se repite el esquema. Otros países, como Turquía, decidieron ir al extremo fiscal y ha reducido del 18% al 1% el impuesto que se aplica sobre los vuelos nacionales, y también Nueva Zelanda o Costa Rica han puesto en marcha iniciativas llamadas 'fines de semana largos'.  

Sin entrar en muchos más detalles, el nuevo secretario de Estado de Turismo, que se ha incorporado a su oficina en mitad del verano más duro de la industria, ya ha adelantado que trabaja por incorporar decisiones parecidas para nuestro país y que el paquete podría estar en los próximos días, toda vez que ha convocado de nuevo a las autonomías a una nueva sectorial para final de septiembre. A falta de los datos de Frontur, que no saldrán hasta principios de octubre, sí se han constatado sombras como la pérdida de afiliados en empleos turísticos que se registró en agosto (frenando en seco la recuperación) o un estudio de Cetelem que constató que los españoles se han gastado un 45% menos en sus vacaciones este 2020. 

"Tenemos que devolverle al turismo todo lo que nos ha dado durante todo este tiempo", ha apuntado en la entrevista de este sábado, sin dejarse en el tintero las máximas que la OMT ha lanzado desde Tifilis, donde se fue a celebrar su gran cita el organismo de la ONU, como son el llamamiento a la unidad y la exploración de las nuevas tecnologías para hacer más sostenible la oferta. Desde allí, el secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, explicó en una entrevista a Efe que el patrón de los viajes va a virar hacia un modelo más doméstico

De ahí, el desarrollo del turismo rural, un ámbito que ya antes de la pandemia se había propuesto impulsar la OMT y, de hecho, había declarado 2020 como el año del turismo rural, para apoyar destinos nuevos en zonas más despobladas. También está cambiando el perfil del turista, con más gente joven puesto que los mayores "tienen miedo y son población de riesgo".

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