España se arriesga a vender más a granel en EEUU y perder el beneficio de la marca

Trump presume de aranceles
Trump presume de aranceles

La penalización arancelaria que Estados Unidos ha planteado a 113 productos agroalimentarios españoles supone un golpe en la línea de flotación de algunas de las exportaciones más notorias que desde el mercado español se han estado potenciando en la última década, como el vino, el aceite, el porcino o algunos productos lácteos de calidad. Una de las claves a medio plazo que ya temen algunos de los grandes exportadores del sector en España es la ventaja que van a coger los principales países competidores en aquel mercado, sobre todo en el caso de Italia (que siempre ha dominado el comercio en EEUU), Portugal o los países del norte de África, cuyo clima les permite producir productos como los españoles.

En un primer análisis, a la espera de que se establezcan los aranceles definitivos, los expertos en comercio exterior del sector consultados advierten que, tras el esfuerzo realizado por el posicionamiento en aquel mercado de los productos alimentarios españoles, sobre todo en el caso del vino y el aceite, se van a ver muy perjudicados en lo que se refiere al margen que ofrece el envasado y el valor de la marca. La medida deja fuera de la penalización en frontera (o muy reducida según los casos) la venta a granel de estos grandes mercados, de forma que muchos productores que ahora llevaban su marca a buen precio, no podrán competir con otros productores mundiales y tendrán que volver a vender una buena parte de su cosecha a granel, para que lo envasen empresas americanas con sus marcas (que suelen ser italianas) y se lleven el beneficio que eso supone.

Esa es precisamente la situación de la que se ha querido huir en los últimos años, para dar validez a la gran calidad de los productos españoles frente a los de otros países, como Italia, que dominan las redes de distribución en EEUU. “Nosotros tenemos la mejor calidad-precio del y ellos controlan el mercado de la distribución, pero ahora podemos perder parte de ese valor añadido por tener que incrementar costes y precios y caer en manos de su industria de nuevo”, aseguraba este jueves un técnico comercial habitual en este tipo de foros.

Hasta hace apenas cinco años, lo más habitual era acudir a una reunión de distribuidores de vino o productos alimentarios en Nueva York u otras capitales americanas, en las que el 90% de los presentes llevaban décadas primando los productos alimentarios italianos o franceses, y daban a los vinos, el jamón o el aceite español un pequeño hueco residual en sus portfolios. Italia o Francia llegaron mucho antes que España al mercado americano, de forma que era muy habitual que se hicieran con vino español y aceite de oliva virgen a granel, para darles el valor añadido del envasado y venderlo con sus marcas ya implantadas entre los consumidores estadounidenses. España vendía entonces más de la mitad de sus producciones en bruto, y solo algunos grandes distribuidores lo envasaban para sacarle más margen.

Con la creación de asociaciones interprofesionales de algunos de los grandes productos y fuertes procesos de inversión en distribución y marca, incluso en ámbitos complicados como el jamón ibérico (frente al ‘prosciuto’ italiano), se ha logrado poco a poco dar la vuelta a esa situación, hasta el punto de que España se ha convertido en líder del llamado ‘oro verde’ o del mercado del vino. Esa situación que permitía a los productores españoles de alimentos exportar directamente y a buen precio a Estados Unidos, hasta colocar su mercado en más de 1.200 millones de euros, es la que ahora pueden atacar los competidores de otros países del mundo con productos similares para recuperar parte del terreno perdido. “Y todo por las ayudas del Estado a Airbus de hace quince años, que en nada tienen que ver con lo que nosotros hacemos y de las que no somos responsables”, aseguraba uno de los principales exportadores de cárnicos españoles a Estados Unidos.

El vino va a sufrir

En el caso concreto del vino, uno de los principales expertos del sector lanzaba ayer la voz de alarma ante el incremento que estos aranceles van a suponer para las gamas media y baja, que son las que más se venden en el mercado americano. “No le veo problemas al vino de alta calidad, porque el que lo paga no tiene problemas, pero se va a hacer mucho daño a la comercialización española de vinos embotellados que compite con productos similares de Argentina, Chile, Australia o Sudáfrica, por no hablar de la ventaja que cogen los productores locales”, asegura.

Hace apenas dos meses, ICEX España Exportación e Inversiones celebró un seminario sobre el posicionamiento del vino español en los mercados internacionales en el que el presidente del consejo asesor de 'Wines from Spain' en Estados Unidos, Jon Stamell, advertía de la importancia de integrar la cultura gastronómica y turística de España en las páginas web y la promoción de las bodegas, porque estilos de vida como el francés o el italiano son más conocidos en Estados Unidos, y el español todavía tiene por delante el reto de darse a conocer más.

Algunos de los expertos consultados ahora reconocen que ese proceso, que está iniciado en aquel mercado con productos de calidad a buen precio, puede verse muy tocado en el mercado del vino, en un momento en el que los catálogos de los importadores se están reduciendo y los distribuidores se están consolidando, pendientes de convencer a un nuevo consumidor que aprecia también la marca y el marketing.

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