Con los actuales precios de la luz y el gas, cualquier pequeño gesto que hace años no teníamos en cuenta, ahora nos permite ahorrar unos euros. Entre los electrodomésticos que más coste suponen en la factura eléctrica cada mes están la secadora, el lavavajillas o el frigorífico, unos porque consumen mucha energía cuando se usan y otros porque pasan todo el día encendido. Pero también los aparatos de cocinar, ya que los utilizamos a diario, tienen un gran impacto.
Según Red Eléctrica Española, el horno y la cocina suponen, de media, un 7% de todo el consumo de electricidad en un hogar español. Por eso, cada vez hay más personas que se preguntan si es mejor optar por la rapidez de un robot de cocina, por la vitrocerámica o por las placas de inducción.
Para saber el consumo exacto de cada uno de los aparatos, tenemos que ir a la etiqueta energética o documentación para comprobarlo. Pero a nivel general, podemos decir que los robots de cocina consumen menos energía que la vitrocerámica y las placas de inducción. Es decir, tienen un menor impacto en la factura.
Los robots gastan menos y tienen una gran ventaja
Por ejemplo, la Thermomix TM6 consume 1500 vatios en máxima potencia, y el Monsieur Cuisine de Lidl, 1200W. Mientras, las placas vitrocerámicas y de inducción consumen de media unos 2200W, teniendo como referencia un fuego de tamaño medio.
Además, la gran ventaja de los robots de cocina en este sentido es que permiten elaborar dos, tres y hasta cuatro platos a la vez, según el modelo. Se conoce como cocina en niveles y permite, por ejemplo, elaborar un plato con el vaso principal, utilizar el vapor para cocinar pescado o pollo y el cestillo para cocer unos patatas o arroz, por ejemplo. Las opciones son múltiples. Sin embargo, en la vitrocerámica o la inducción deberíamos encender varios fuegos para conseguir todos estos platos.
Por contra, debemos tener en cuenta que los robots de cocina de gama media y alta tienen habitualmente un coste elevado. Por lo tanto, debemos evaluar su compra si nuestro único objetivo es ahorrar dinero. Lo normal es que no compense, pero si la tenemos en casa porque nos resulta más cómodo para elaborar la comida a diario, sí conseguiremos ahorrar en la factura de la luz.
Diferencias entre la vitrocerámica y las placas de inducción
La principal diferencia entre estos sistemas es la eficiencia energética. "El consumo real de una placa de inducción está entre el 80 y el 90%, mientras que la vitrocerámica se sitúa alrededor del 50%", según datos de Frigicoll. En el caso de las placas de inducción, este rendimiento depende del tamaño del recipiente y de su material.
Por lo tanto, "la placa de inducción consume un 30 o 40% menos que las vitrocerámicas", según la misma fuente, un hecho que se ve reflejado en la factura de la luz. Como ventaja de la vitrocerámica podemos destacar que se puede utilizar cualquier olla o sartén y son más baratas, aunque a la larga, salen más caras si sumamos el consumo de luz.
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