24 horas con la futura vicepresidenta 

Un día con Yolanda: tres horas de sueño, conciliación y el último plácet a Sánchez

En una jornada decisiva para el futuro de la ministra de Trabajo, su agenda permanece ajena al terremoto político. "El feminismo no es luchar por puestos, sino por políticas", le dijo a Iglesias tras conocer su destino.

YOLANDA DÍAZ
Un día con Yolanda: tres horas de sueño, conciliación y el último plácet a Sánchez
Ministerio de Trabajo

Martes, 16 de marzo de 2021. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, amanece antes que el sol y no precisamente por haberse acostado temprano. Lo cierto es que la futura vicepresidenta tercera del Gobierno apenas duerme tres horas diarias, pero en las últimas noches conciliar el sueño se antoja especialmente difícil. Demasiados pensamientos rondando su cabeza desde que el pasado jueves Pablo Iglesias le comunicase en privado su decisión de abandonar el Ejecutivo para presentarse como candidato a las elecciones de la Comunidad de Madrid y su intención de que sea ella quien le suceda en la Vicepresidencia segunda. Tras saltar el 'bombazo' a la opinión pública el lunes -y después de haber recibido la bendición del presidente Pedro Sánchez- la propia Díaz comunicaba en un tuit que acepta el "reto". Durante las 24 horas siguientes, la agenda de la responsable de las políticas laborales públicas del país transcurre ajena al terremoto político. Fuentes del círculo de la gallega reconstruyen para La Información cómo vivió el 'Día D'.  

A las 8 y media de la mañana, Díaz llega al Palacio de la Moncloa. La reunión del Consejo de Ministros no empieza hasta las 09:30 horas, pero la titular de Trabajo siempre es la primera en aparecer por la puerta. "Trae locos a los funcionarios de Moncloa", bromean en su entorno. Antes de llegar, la ministra ya ha tenido una primera toma de contacto con su equipo de confianza. Pero no solo eso, también ha preparado a su hija, Carmela, para ir al colegio. Hoy le ha tocado llevarla a su marido, Juan Andrés, con quien se turna para los cuidados de la pequeña. Mientras van apareciendo sus compañeros y compañeras para el cónclave gubernamental semanal, la ministra suele tomarse un café. En esta ocasión, el Consejo de Ministros es breve, porque a las 11:30 horas se reúne la Comisión Delegada para el Reto Demográfico que va a aprobar un paquete de medidas con una inversión de 10.000 millones de euros para luchar contra la despoblación.

Tras la Comisión Delegada, Díaz se dirige al Ministerio. Allí mantiene, como acostumbra después de las reuniones del Consejo de Ministros, un encuentro con su equipo de confianza. En este 'núcleo duro' está el secretario de Estado de Empleo, el asesor económico, la responsable de comunicación y, en ocasiones, la jefa de gabinete y su adjunta. Es el momento de abordar el orden del día. Entre tanto, la ministra portavoz, María Jesús Montero, comparece en rueda de prensa en La Moncloa y esquiva las preguntas sobre el nuevo organigrama gubernamental, no sin dejar claro que cualquier cambio lo decide exclusivamente el presidente del Gobierno. Pero Sánchez ya ha hablado con Iglesias y le ha comunicado su decisión: Yolanda Díaz tiene que ser vicepresidenta tercera -y no segunda- si quiere conservar su cartera de Trabajo, para garantizar el encaje organizativo con la responsable del área económica, Nadia Calviño, que ascendería a la Vicepresidencia segunda.

El todavía vicepresidente segundo y líder de Unidas Podemos llama a Yolanda Díaz, que sigue en el Ministerio, y le traslada la última hora de las negociaciones con Sánchez. La respuesta de la ministra es cristalina: "Pablo, ni lo dudes, no voy a pelear por esto, el feminismo no consiste en luchar por puestos, ni números, sino por políticas tangibles". Con esas palabras, la futura vicepresidenta tercera zanja el debate y evita que una pelea por un sillón se convierta en un nuevo foco de conflicto en el seno de la coalición. No en vano, Díaz está centrada en el Ministerio de Trabajo y en ningún momento se ha planteado aspirar a la presidencia de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, que pilota Calviño. Ahí es donde estaba el conflicto: miembros del ala socialista del Gobierno presionaron para evitar que el órgano donde se deciden las cuestiones más trascendentales de la política económica del país cayera en manos de Unidas Podemos, al tiempo que el área de empleo quedase por encima del departamento económico.

"El feminismo no consiste en luchar por puestos, sino por políticas tangibles"

De este modo, Díaz concede el último plácet a Sánchez antes de ascender en el escalafón gubernamental al nivel en el que tendrá que librar importantes batallas con el presidente, de tú a tú, como 'jefa' de UP. Evita el choque de trenes y continúa con su agenda política. Poco antes de las 5 de la tarde, recibe en el Ministerio al gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. No es la primera vez que despacha con él en privado, pero en esta ocasión la reunión ha sido larga. Muchos temas sobre la mesa: de la situación que atraviesa el mercado laboral por el impacto de la pandemia al paquete de reformas enviadas a la Comisión Europea, pasando por la propuesta del economista Antón Costas como próximo presidente del Consejo Económico y Social (CES)... "Fue una reunión muy positiva", valoran fuentes del departamento de Díaz con la discreción que impera en este tipo de citas.

Yolanda Díaz Hernández de Cos
Yolanda Díaz durante la reunión con Pablo Hernández de Cos en el Ministerio
Ministerio de Trabajo

Pero ahí no termina la jornada laboral. Tras despachar con De Cos, Díaz se dispone a preparar una serie de temas inmediatos en la agenda, como la reunión de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, que esta semana se celebra el miércoles por ser el viernes día festivo, o una videoconferencia con empresarios para abordar los retos clave en materia laboral, un encuentro virtual con representantes del tejido productivo que se enmarca en una serie de contactos que la ministra mantiene habitualmente. "Normalmente habla con casi todo el mundo que se lo pide y le hace un hueco en su agenda", comentan en su equipo. En paralelo, avanza en su comparecencia -a petición propia- en la Comisión de Trabajo del Congreso de los Diputados del próximo lunes. Aunque tiene la opción de cancelarla, para evitar una sobreexposición en pleno seísmo político, decide mantenerla.

La jornada finaliza a las 10 de la noche. Mañana es un día importante porque arranca la mesa de negociación para abordar el desmontaje de la reforma laboral del PP con la patronal y los sindicatos. Aunque puede intuirlo por el trato constante que mantiene con los empresarios, Díaz todavía no tiene constancia del plante que la CEOE acabó por hacer a la mesa el miércoles por considerar que no es el momento de abordar los cambios que plantea el Ministerio. El problema es que la titular de Trabajo quiere empezar por derogar algunos de los aspectos de la reforma de 2012 relacionados con la negociación colectiva, para dar más poder a los sindicatos, mientras los empresarios solo están dispuestos por ahora a hablar de medidas que reduzcan la excesiva dualidad del mercado laboral, como la reducción de los tipos de contratos, un planteamiento en el que han encontrado, una vez más, el respaldo de Calviño. Empiezan los choques entre 'vicepresidentas'.

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La ministra de Trabajo, durante un acto esta semana en el Ministerio
Ministerio de Trabajo

La agenda de Díaz es, a día de hoy, muy exigente, y ese es el nivel que pretende mantener en la Vicepresidencia, donde además tendrá que incluir reuniones con el presidente del Gobierno para tratar los asuntos clave de la coalición y mantenerla engrasada, papel que hasta ahora desempeña Pablo Iglesias. Aquí juega a su favor las buenas palabras que Sánchez le ha dedicado tras conocer la propuesta de relevo: "Tengo la mejor de las opiniones de la actual ministra de Trabajo", "está haciendo un trabajo extraordinario", ha comentado. Tras el 'bombazo' del anuncio, la vida ha seguido igual en el Ministerio, según lo previsto, porque la filosofía que impera entre el equipo de Díaz es la de "no perder la perspectiva" y seguir desplegando la agenda progresista en materia laboral.

Eso sí, cuando la agenda le da un descanso -y si la pandemia lo permite- aprovecha para escaparse a Galicia, su tierra. Nació en Fene (A Coruña) el 6 de mayo de 1971. Se crió en una barriada obrera, en el contexto de la primera crisis del petróleo que daría lugar al proceso de reconversión industrial y en el seno de una familia de arraigada vinculación sindical. La política le llamó desde niña, pues en alguna ocasión ha rememorado el momento en el que Santiago Carrillo le besó la mano, a los cuatro años. Hoy milita en el todavía vivo Partido Comunista (PCE). Su llegada al Gobierno causó estupor en el mundo empresarial, pero a lo largo de este año ha demostrado una gran capacidad para alcanzar consensos. Con el aval de haber pilotado con cierto éxito la peor crisis laboral de la historia -tiene un gran respaldo en las encuestas, incluso fuera de su espacio político- y con ocho pactos de diálogo social a sus espaldas, en cuestión de semanas se convertirá en la primera vicepresidenta comunista del Gobierno de España.

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