Caruana denuncia que al BdE le faltaron herramientas para encarar la crisis

  • Reivindica que el organismo ya venía alertando sobre la burbuja inmobiliaria desde 2003 y sobre la deficiente gobernanza y excesivos riesgos asumidos por las cajas de ahorros.

    Defiende que la banca pudo retrasar en "uno o dos años" el fuerte incremento de la morosidad que trajo la recesión gracias a que contaba con una hucha de 23.000 € de su mandato.

El ex gobernador del BdE, Jaime Caruana, hoy durante su comparecencia en la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados, en Madrid, que investiga el origen de la crisis y el rescate bancario
El ex gobernador del BdE, Jaime Caruana, hoy durante su comparecencia en la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados, en Madrid, que investiga el origen de la crisis y el rescate bancario
EFE

Jaime Caruana, director general del Banco Internacional de Pagos y gobernador del Banco de España entre 2000 y 2016, defendió hoy que el organismo supervisor carecía de herramientas para controlar mejor las vulnerabilidades de las entidades, aunque trató de reconducir su excesiva asunción de riesgos denunciando la sobrevaloración inmobiliaria y advirtiendo de forma expresa sobre los problemas específicos de algunas cajas de ahorros por su deficiente gobernanza y gestión de riesgos.

Durante su comparecencia en la comisión que investiga en el Congreso de los Diputados la crisis financiera de España y el programa de asistencia financiera, ha reivindicado, sin embargo, que bajo su mandato el Banco de España obligó a crear un colchón a la banca que le concedió “un año o dos” de margen para encarar el aumento de la morosidad provocado por la recesión. Según recordó el fondo fue fuertemente cuestionado por la industria y organismos internacionales al no alinearse con la contabilidad global vigente, pero proporcionó 23.000 millones de hucha para encajar el deterioro por los impagos y saneamientos del ladrillo.

La provisión suponía un esfuerzo de entre el 15 y 20% del margen de explotación, cerca del 30% de su beneficio. En crisis se liberaron y evitaron el rápido crecimiento de las provisiones específicas -las que se constituyen cuando surgen los impagos- (…) Sin las provisiones estadísticas los fondos eran de 4.300 millones, y llegaron a 27.400 millones” de forma que sin ellas habría 23.100 millones menos “para enfrentar el crecimiento de la morosidad”, reivindicó.

No obstante reconoció que fallaron útiles entre las herramientas del organismo para poner coto al crecimiento excesivo del crédito, “se infravaloraron” el riesgo global del sistema porque el sistema estaba focalizado en mirar los riesgos individuales de las entidades y las entidades no contaban con capital suficiente, aún cumpliendo con holgura con los mínimos regulatorios. Sobre este último aspecto arremetió contra el retraso en la implementación de las normas de capital de Basilea II que se demoró a 2008, “cuando ya se conocía que Basilea II era insuficiente”. Su pronta implantación, refirió hubiese dado margen superior al supervisor para imponer colchones adicionales de solvencia a las entidades.

En defensa del Banco de España subrayó que en 2003 puso el dedo en la llaga del origen de los problemas que posteriormente estallarían en los balances de la banca, al alertar de la sobrevaloración de la vivienda en un informe que “suscitó ciertos debates”. “Se percibía cierta infravaloración de la vivienda en la década de los años 90 y a finales de 2002 ya se percibía entre el 8 y 20% de sobrevaloración”, relató, indicando que el organismo incorporó estos diagnósticos a “su estrategia de comunicación, reforzando el mensaje sobre los riesgos de rápido crecimiento del crédito”.

En el marco de esta política citó mensajes reiterados para alertar de los riesgos de la inestabilidad financiera y económica, y las alertas en informes y en las acciones directas con las entidades sobre “los problemas específicos” de muchas cajas de ahorros, sobre su gobernanza y la gestión de riesgos. Caruana insistió, en cualquier caso, que la capacidad de otras entidades para resistir al doble y fuerte embate de la crisis prueba que la mejor protección es la acertada gestión de los riesgos, algo que dijo es responsabilidad de sus gestores.

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