Irlanda, del rescate y la recesión, a crecer más que China gracias a las reformas

  • Sufrió la crisis financiera, la económica y la burbuja inmobiliaria, pero ahora su PIB crece el 7,8%, es un lugar ideal para invertir y en sólo tres años ha logrado reducir el paro en un 40%.

    Irlanda ha aplicado un ambicioso plan de reformas estructurales, una rígida política de austeridad e impulsó numerosos incentivos que han logrado atraer al país a las empresas extranjeras.

En septiembre de 2008, el Gobierno irlandés reconocía que el país había entrado en una profunda recesión, que originó un espectacular aumento del paro -la tasa se duplicó entre 2008 y 2012- y que obligó, dos años más tarde, a pedir un rescate urgente de 85.000 millones de euros a la Unión Europea y al Fondo Monetario Internacional (FMI).

Irlanda, como España, apostó por la vivienda como inversión. Entre 1990 y 2010 los precios de los inmuebles se multiplicaron por cuatro... hasta que pinchó la burbuja inmobiliaria, que hizo caer el sistema financiero y evaporarse el patrimonio de muchos irlandeses. 

El país vivió una combinación de una crisis inmobiliaria, una crisis financiera y una crisis de sus presupuestos y magnitudes económicas. 

Pese a la dramática situación y al borde de la ruina, Irlanda tomó el toro por los cuernos. Aplicó un ambicioso plan de reformas estructurales, una rígida política de austeridad e impulsó numerosos incentivos que han logrado atraer al país a las empresas extranjeras. Unas iniciativas que también han adoptado los países bálticos con excelentes resultados. Hoy Irlanda, conocida como el tigre celta, crece a un ritmo cercano al 8% -en 2015 lo hizo el 7,8%- por encima de lo que lo hace China.

El PIB irlandés no lograba un ritmo de crecimiento similar desde 1998, durante la etapa de la llamada economía del tigre celta, la cual se vino abajo con el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2007 y el colapso un año después de su sistema financiero.

El valor añadido de la industria irlandesa aumentó en 2015 un 13,7%, el sector manufacturero lo hizo en un 14,2% y su desempleo se ha reducido más de un 40% en apenas tres años.

Mientras, la actividad de la construcción y del mercado inmobiliario, uno de los sectores más castigados durante la crisis, experimentó un crecimiento del 8,8%, seguida por el aumento del 6,4% del transporte, distribución, software y comunicaciones.

El consumo privado, que representa el 55% de toda la demanda interna, creció un 3,5% el pasado año y el gasto gubernamental disminuyó un 0,8% en ese mismo periodo.

Rápida reacción 

El éxito de Irlanda, un país con 4,6 millones de habitantes, está basado en una rápida reacción que permitió un auténtico milagro, que muchos países envidian. Mientras Francia e Italia se estancaban, discutiendo reformas que en algunos casos no llegarían, Irlanda se esforzaba por aplicar medidas.

Irlanda, junto a España, Portugal o Grecia, formaba parte del grupo de los PIGS, un acrónimo peyorativo con el que medios financieros anglosajones se refieren a este grupo de países de la Unión Europea con graves problemas económicos. Pero el tigre celta, el segundo país europeo en ser rescatado, vuelve a rugir con fuerza.

Entre sus secretos, su capacidad para atraer inversiones extranjeras en sectores de alto valor añadido como el tecnológico, farmacéutico y químico. Además, ha logrado reducir su deuda en un 20% en poco más de dos años. Además de su apuesta por las reformas y la austeridad, un contexto con bajos tipo de interés, un euro débil que ha propiciado sus exportaciones y un petróleo barato han hecho el resto.

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