Preocupan (y mucho) a los 'think tanks'

El mundo tras el Covid-19: populismo, nacionalismo y el incierto papel de China

Decenas de pasajeros llegados de Wuhan en una estación de Pekín. / EFE
Decenas de pasajeros llegados de Wuhan en una estación de Pekín. / EFE

Pese a que la crisis del coronavirus supone una tormenta perfecta para gran parte de los sectores económicos, las escuelas de pensamiento, 'think tanks' o laboratorios de ideas viven días de plena ebullición intelectual tratando de adivinar cómo será el mundo el día de mañana. Los principales centros de pensamiento coinciden en una conclusión: la pandemia ha puesto a prueba no solo los sistemas sanitarios mundiales. Junto a ellos, la economía, las relaciones internacionales e incluso el sistema capitalista están soportando una prueba hercúlea que no todos los países serán capaces de superar.

Desde un punto de vista científico y metodológico, es complicado hacer cualquier análisis prospectivo que anticipe cuales serán los escenarios probables en los próximos meses o incluso años. Sin embargo, sí existen tendencias preexistentes en las cuales el impacto del coronavirus podría suponer un acelerante o un freno en su evolución.

Una de las primeras víctimas de este trance está siendo la Unión Europea. Así, el Center for European Policy Studies (CEPS), un 'think tank' especializado en asuntos europeos, advierte de la importancia histórica de la respuesta que pueda darse por parte de la UE a esta crisis. Una gestión percibida como incorrecta o ineficiente por parte de la ciudadanía supondrá el incremento del euroescepticismo, principalmente en aquellos países que tradicionalmente han contado con unos niveles altos de aceptación, como es el caso de España o Italia. La respuesta, según el CEPS, pasa por la comunicación directa a los ciudadanos europeos, para después centrarse en la solución inmediata del problema, fundamentalmente en el aspecto sanitario y económico.

Para el Atlantic Council, la respuesta dada por los gobiernos a esta crisis puede dividirse entre aquellos países con políticas proactivas y que acometieron mucho mejor la expansión de la pandemia que el resto y aquellos que optaron por políticas de minimización de los riesgos y retraso en la adopción de medidas. Un análisis que ni siquiera tiene en cuenta, por la inexistencia de gestión, a los organismos internacionales, como la UE o la ONU.

Para otras escuelas de pensamiento, pese a la inacción de este tipo de organizaciones, el multilateralismo hubiera sido la verdadera panacea para evitar el contagio masivo por la pandemia. En este sentido, para la Brookings Institution o la German Marshall Fund es imprescindible asumir que las respuestas coordinadas simplemente no han funcionado como deberían. Probablemente, la ineficiencia demostrada se deba a la dificultad en la toma de decisiones a escala continental o mundial, independientemente de que éstas se tomen en Bruselas o Nueva York, y su aplicación en el ámbito nacional.

Ahora bien, lejos de suponer su final, el multilateralismo podría salir reforzado de la crisis, puesto que, paradójicamente, las respuestas basadas únicamente en la acción nacional también se han visto superadas con el desarrollo de la pandemia en el mundo.

La búsqueda de un multilateralismo reforzado debería ser uno de los primeros ‘to do’ en la lista de los organismos internacionales, un aspecto que es tenido en cuenta por los grandes 'think tank' internacionales que ven en el populismo y el nacionalismo los grandes beneficiados de una situación provocada por la ineficacia internacional. Una teoría que encuentra el respaldo institucional, como así lo manifestó el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, para el que, si “no nos unimos”, podríamos salir derrotados por el Covid-19.

¿Nacionalismo "extremista" en España e Italia?

Es un punto de esperanza al que el European Council on Foreign Relations (ECFR) se agarra para evitar volver a ver a partidos de extrema derecha de Francia, Alemania, Italia y España solicitar el cierre de fronteras como medida estrella para frenar la importación de contagiados, cuando en realidad el virus estaba ya dentro de sus fronteras.

Un aspecto que es especialmente destacado por el Atlantic Council, que señala como preocupante el incremento del populismo y el nacionalismo extremo, precisamente en los países democráticos afectados por la crisis, especialmente en España e Italia.

El papel futuro de China es otra de las tendencias señaladas por el pensamiento social internacional. Su gestión de la crisis pasa por un autoritarismo inherente al estado comunista. The Soufan Center, un 'think tank' estadounidense especializado en inteligencia y seguridad, pone de manifiesto el control de la comunicación y la represión como baluartes de la respuesta china, algo que es imposible en los estados democráticos y que choca con su política de ‘soft power’ en el exterior, y puño de hierro en su vertiente interna.

La intranquilidad que genera el comportamiento futuro del gigante asiático es patente en los foros de pensamiento internacionales. La gestión de la crisis realizada por Pekín e incluso la culpabilidad en su propagación, puede repercutir negativamente sobre la fragilidad del sistema chino y, esto sí, puede suponer un auténtico catalizador de una crisis económica mundial.

En el eterno debate entre economía y salud, China optó por la primera a costa de la segunda. La estrategia del régimen comunista y las medidas llevadas a cabo tenían como justificación la recuperación de la capacidad productiva de su industria. Este es precisamente el factor puesto encima de la mesa por el Atlantic Council para asegurar que, si China pierde su puesto privilegiado en la cadena de suministros global, sus esfuerzos realizados durante la crisis no se verán recompensados. En este sentido, podría salir beneficiados otros países donde, bien sea por sus condiciones económicas o su situación geográfica, la producción industrial occidental pueda suponer una alternativa a la producción china.

Un aspecto en el que prácticamente todos los 'think tanks' coinciden es en que el coronavirus acelerará el cambio de poder e influencia de Oeste a Este en función del mayor o menor éxito con que los países han afrontado sus consecuencias. Dentro del bloque asiático, Corea del Sur y Singapur han mostrado una respuesta eficiente sin tener que recurrir al autoritarismo chino. La respuesta de los gobiernos en Europa y los Estados Unidos ha sido muy cuestionable y probablemente debilitará el poder de la ‘marca occidental’, según señala Stephen Walt de la Universidad de Harvard en un artículo publicado en FP.

Desde un punto de vista científico es complicado hacer cualquier análisis prospectivo que anticipe cuáles serán las megatendencias y escenarios en los próximos meses o años. Una dificultad que se torna en imposibilidad si no se cuenta con unos indicadores claros y se estudia su evolución en el tiempo. En cualquier caso, la actividad intelectual de los 'think tanks' continúa, pero si hay algo claro es que el día de mañana será radicalmente diferente al de ayer.

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