Fin del verano

Las startups arrancan el curso con un ojo en la economía y otro en el Congreso

Llega el temido otoño con la inversión sin grandes caídas y con la ley para regular estas compañías pendiente de aprobación tras recibir más de 250 enmiendas.

Pleno Congreso
El Congreso debe aprobar la ley de startups antes de que acabe el año.
Agencia EFE

Un ojo en la economía y otro en el Congreso de los Diputados. Así arrancan las startups un nuevo curso marcado por un potencial frenazo en la inversión tras un primer enfriamiento en el segundo trimestre del año. El sector gira su mirada hacia el hemiciclo, pues arranca la tramitación de la llamada 'ley de startups', para la que se han presentado más de 250 enmiendas por los diferentes grupos parlamentarios. El objetivo del Ejecutivo de Pedro Sánchez es tenerla lista antes de que acabe el año, pero los plazos van a estar muy ajustados.

Entre abril y junio la temperatura de la inversión de este sector se ha enfriado tanto en España como en el resto de grandes plazas europeas e internacionales, aunque con mayor intensidad en zonas como Estados Unidos. En territorio español, la financiación de estos proyectos se ha recortado, según las cifras del observatorio de la Fundación Bankinter, más de un 30% debido especialmente a la ausencia de una 'megarronda' relevante que compensara la de 450 millones que se firmó por Glovo en abril de 2021. El mes de julio también se ha resentido, con escasez de operaciones medianas. De estas se anunciaron un buen puñado el pasado año, como la de 45 millones de Colvin; la de 40 millones del 'personal shopper' online Lookiero, o la de 25 millones de la agencia de viajes Exótica.

Existe un cierto temor a que haya un frenazo mayor en la inversión durante los próximos trimestres tras el verano, con una recesión ya confirmada en Estados Unidos y con un escenario macroeconómico de tipos al alza y mayor inflación. Por ahora se ha producido una ralentización y, según explican diversas fuentes del capital riesgo consultadas, un alargamiento en los plazos de decisión para invertir entre los fondos. Pero no ha tenido lugar un parón completo, pues sigue habiendo mucha 'pólvora seca' entre los grandes fondos de inversión, también los españoles.

Las compañías llegan a este otoño 'caliente' con el modo alerta ya activado desde hace meses. Los inversores plantearon que había que lograr el término acuñado por el cofundador de la reputada aceleradora estadounidense Y Combinator, Paul Graham: "Default Alive". Debían ajustar costes y alargar la caja lo máximo posible, con rondas internas de inversores ya existentes o deuda convertible (para no tener que poner a prueba las valoraciones). Ahora llega el momento de que algunas de esas compañías tengan que salir de nuevo al mercado.

Una de las startups sobre las que estaban todos los focos este verano era Cabify. La compañía necesitaba capital después de que hubieran pasado prácticamente dos años desde que lograra cerca de 50 millones de euros por la venta de las acciones que ostentaba de Glovo. Finalmente ha conseguido algo de oxígeno a través de una pequeña ronda de financiación principalmente con Mutua. La aseguradora se queda con el 1,2% de la startup y con una valoración "ligeramente superior" a la de la ronda de 2018. Lo que no se ha hecho público es el conjunto de condiciones de esa financiación, pues previsiblemente si los 'precios' de las compañías se mantienen será a costa de exigencias más duras de los inversores (con preferencias de liquidación más agresivas, por ejemplo).

Las startups españolas llegan a este 'otoño caliente' con el modo alerta ya activado desde hace meses para alargar al máximo la caja

Estas rondas que se tengan que abordar tras el verano serán realmente el termómetro clave. Pese a esa estrategia conservadora con el capital, algunas de las grandes startups españolas tendrán que salir al mercado para volver a levantar más dinero. El crecimiento a toda costa, sin un camino más o menos claro hacia la rentabilidad, se valora menos. Sea como sea, el mercado ya no es el mismo y el dinero se ha vuelto mucho más exigente que a principios del pasado año. Y eso podría reflejarse de alguna manera en la nueva regulación que se está pergeñando en el Congreso de los Diputados.

La ley en el Congreso

La llamada 'ley de startups' se prepara para una tramitación que ha tardado más de un año. Precisamente en julio de 2021 se presentó el anteproyecto de ley para una consulta pública. Recibió numerosas quejas de inversores y emprendedores. Seis meses después, el Ministerio de Asuntos Económicos puso sobre la mesa un nuevo documento en el que se introdujo una serie de mejoras que fueron aplaudidas por el sector. Tras varias ampliaciones del periodo de aceptación de enmiendas, el texto ha recibido más de 250 peticiones de modificación o ampliación que tendrán que ser analizadas ahora. Los plazos estarán muy justos para tenerla lista antes de que acabe el año, como pretende el departamento que dirige Nadia Calviño.

El proyecto incluía un régimen diferenciado para las startups, cuya condición debe ser acreditada por la empresa pública Enisa en base a una serie de condiciones, entre las que están facturar menos de 5 millones de euros y no ser cotizada. Se incrementa hasta los 50.000 euros el tope exento de tributación de las 'stock options' y se aplaza la tributación hasta el momento de liquidarla. Reduce del 25% al 15% el Impuesto de Sociedades (algo que tiene poca incidencia en compañías que, por su alto crecimiento, no suelen tener grandes beneficios) y eleva hasta el 50% el tramo exento en lo que se conoce como 'carried interest' (el 'bonus' por éxito de un fondo) de los inversores.

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