La doble velocidad del 5G de Telefónica: a fondo en Londres y al ralentí en Madrid

  • La operadora mantiene su intención de no lanzar en España y lo justifica en una menor madurez y demanda en este mercado respecto al británico.
Pallete junto al resto de directivos de Telefónica, en la sede de Apple.
Pallete junto al resto de directivos de Telefónica, en la sede de Apple.
Mark Evans / Twitter

Telefónica arranca su carrera en el 5G. Y no lo hace en España... sino en Reino Unido. La teleco lanzó esta semana su nueva oferta de conexiones ultrarrápidas con datos ilimitados en las principales zonas urbanas de seis grandes ciudades de aquel mercado, entre las que se encuentra Londres. El movimiento demuestra su doble estrategia: mientras pisa el acelerador en territorio británico, tiene grandes reticencias en España. Pese a reconocer que tiene toda su infraestructura lista para iniciar el encendido, entiende que la madurez en España es más limitada y, por tanto, mantienen su intención de no mover ficha en el país.

En España, el único que se lanzó a la piscina fue Vodafone. El pasado mes de junio, la operadora británica ofreció su primera 5G -con unas posibilidades más limitadas- en 15 capitales de provincia. Se adelantaba a sus competidores con el objetivo de dinamizar el sector experimentando con los casos de uso que se harán en un fase comercial de estas redes ultarrápidas. Mientras, tanto Orange como Telefónica descartaban mover ficha. Entendían que no había demanda de este servicio, ni el ecosistema estaba totalmente preparado. La razón: hoy las redes que se están encendiendo se basan en un estándar previo al definitivo ('stand-alone', en el que tanto el núcleo del sistema como la propia red de radio están basados en 5G 'puro').

Ahora, decide dar el paso en Reino Unido a través de su filial local O2. Encendió esta red en seis grandes ciudades: Londres, Leeds, Cardiff, Edimburgo, Slough y Belfast. ¿Qué ha sucedido? Básicamente que todos sus competidores han decidido mover ficha allí. Al antiguo monopolio británico, British Telecom, se le sumaron Vodafone y el cuarto en discordia, la hongkonesa Hutchison (con su marca Three). Es decir, el mercado le ha obligado a pisar el acelerador para tratar de no quedarse fuera siendo un operador puramente móvil.

Y esa es una de las grandes diferencias que señalan para mantener la diferente estrategia en España: en España sólo Vodafone ha dado el paso, mientras que Másmóvil y Orange siguen con sus redes 4G. Desde que en junio la operadora británica pusiera en marcha el 5G, aseguran que el reclamo de estas redes ultrarrápidas no ha sido decisivo comercialmente para sus resultados. Aún así, en los meses de verano ha logrado una ligera recuperación en las portabilidades móviles (ha cerrado ganando líneas netas de otros competidores), aunque una parte podría achacarse al fortísimo crecimiento de su segunda marca 'low cost' Lowi.

Infraestructura lista... sin tarifas ilimitadas

Hay otra diferencia importante en la estrategia de Telefónica en España respecto a Reino Unido. En este último, la empresa ha planteado a sus clientes tarifas ilimitadas de móvil, como ya hiciera su competidor Vodafone hace meses aquí. En aquel momento, en el mes de mayo, la operadora presidida por José María Álvarez-Pallete y la francesa Orange decidieron distanciarse. En el caso de la primera, su presidente en España, Emilio Gayo, fue bastante claro en ese momento: "No es un camino que creemos que debemos seguir". Y lo justifican, igualmente, en la falta de demanda: según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el consumo medio de datos de cada una de las más de 43 millones de líneas móviles en España no supera los 5 Gb al mes.

Al margen de esas diferencias, desde la teleco han repetido una y otra vez que toda su infraestructura para lanzar esta primera generación de 5G (el estándar definitivo no llegará hasta finales de 2020 y el despliegue masivo no se hará, según las previsiones del sector, hasta 2022) está lista y es sólo una decisión comercial. Pero, pese al paso dado en Reino Unido, sigue habiendo en el mercado las limitaciones que ellos mismos señalaban para no dar el paso en España: la falta de terminales a un precio adecuado y la ausencia del estándar definitivo.

No se ha tomado esa decisión comercial, pero sí que se están sentando las bases para el futuro despliegue. En abril, Vodafone y Orange anunciaron un acuerdo para compartir los costes lo que implicaría un ahorro en la inversión de más de 1.000 millones de euros entre los dos. Y Telefónica no quiere quedarse atrás y, según avanzó Expansión, trabaja para incorporarse a ese acuerdo. Ya lo advertía el propio Álvarez-Pallete durante la presentación de resultados el pasado mes de julio: "Cada elemento de la red que no presente una ventaja competitiva comercial es un candidato para compartirlo".

Pero el pistoletazo de salida definitivo llegará con la subasta del espectro que llevará a cabo en el primer semestre del año el Gobierno de España. Pese a que el proceso que tuvo lugar antes del verano en Alemania hizo saltar las alarmas por el fuerte encarecimiento, el Ejecutivo ha insistido en que no habrá un afán recaudatorio. Mientras eso sucede, Telefónica también quiere avanzar también en la diversificación de proveedores (y de los riesgos) y por eso ha participado en una ampliación de la ronda de financiación de 114 millones de dólares en Altiostar, un proveedor estadounidense alternativo a los tradicionales (Huawei, Ericsson...).

Las redes ultrarrápidas de 5G se acercan y con ellas la revolución que supondrá para el internet de las cosas o la industria. Y Telefónica, pese al acelerón en Reino Unido, mantiene un perfil relativamente bajo en España. Al menos, por ahora.

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