Abanca rastreará fusiones en España este año y busca compras en EEUU y Portugal

  • Escotet fija sus condiciones: mantener el control de la entidad resultante y que el negocio encaje en su modelo de negocio
(AMP)Escotet, sobre si compró Abanca barata: "Era un banco escarallado y ahora está en condiciones de correr la maratón"
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EUROPA PRESS

Abanca está decidida a invertir sus 1.800 millones de euros excedentarios de capital en ganar dimensión protagonizando operaciones de compra o fusión. Esta ambición se le ha resistido en España, hasta ahora pero su presidente, Juan Carlos Escotet, pronosticó que en 2018 -”más que 2019”- asistiremos a un nuevo proceso de concentración en nuestro país donde la filial del grupo venezolano Banesco quiere ser protagonista.

“En España hemos evaluado a todo lo que ha estado a nuestro alcance, hemos participado en algunos procesos, y lamentablemente no han podido materializarse. Seguiremos atentos”, ha sostenido durante la presentación de resultados. El rastreo de operaciones fue intenso para el grupo el año pasado involucrándose, al menos, tres oportunidades de crecimiento corporativo: Deustche Bank, Liberbank y Caixa Geral.

Abanca se quedó en puertas de adquirir Deustche Bank. Era la finalista del proceso, pero el grupo germano descartó adjudicarle la filial y se inclinó por conservarla por disconformidad con el precio ofrecido. Meses antes el banco gallego mandató a Merrill analizar una operación con Liberbank, cuando la cotización de esta entidad sufría el ataque de inversores especulativos y el mercado desconfiaba de su viabilidad. La decisión de Liberbank de apresurar la venta de su ladrillo y ampliar capital en 500 millones alejó cualquier operación.

“Hay un ambiente propicio para que se puedan llevar adelante distintos procesos de concentración” este año en España, augura Escotet, sin mojarse en exceso sobre si el epicentro será la banca mediana a la que pertenece Abanca o Liberbank. “No creo que sea dominante en el sector de la banca mediana (...) puede ocurrir en cualquiera de los segmentos existentes en el mercado ”, subrayó.

Su rádar se extiende más allá de las fronteras y busca activamente operaciones en “la región de Latinoamérica”, con mucho interés en EEUU, y en Europa, para acompañar a los clientes allí donde lleven su negocio. “Particularmente en Portugal seguimos evaluando opciones”, desveló.

Precisamente en Iberoamérica o más concretamente en la cuna donde nació el grupo en Venezuela, vive ahora su trago más amargo ante las amenaza del régimen de Nicolás Maduro a expropiar Banesco. “Banesco no está en venta, en absoluto”, zanjó Escotet, quitando hierro al pulso aclarando que “no tiene ninguna consecuencia para los países donde el grupo está presente”, incluído España. Es precisamente aquí donde trasladó el holding cabecera cuando se adjudicó Novagalicia (hoy Abanca) en la subasta abierta por el Fondo de Resolución (Frob).

La salida a bolsa se aplaza, al menos, dos o tres años 

Abanca se apoya en la calidad de balance para pugnar por compras: el capital principal CET1 ascendió al 14,6% el pasado ejercicio y el BCE le ha rebajado el requisito para este año por el menor riesgo de su modelo de negocio; el ratio de morosidad lo ha bajado al 4,7% después de deshacerse, entre otros, de 1.900 millones de activos tóxicos con cuatro ventas de carteras; y con la rentabilidad (ROTE) en el 10,8%. Hoy su lastre inmobiliario es apenas un 1% del balance y alcanza el 2,2% cuando se contabilizan además los activos dudosos.

Sin embargo no se embarcará en transacciones donde el accionista arriesgue el control accionarial o que tengan un perfil de negocio distinto al de Abanca, volcado en actividad con empresas y particulares. El banco elevó un 10% su beneficio, hasta 367 millones, el pasado año; apoyado en un aumento del 17,6% de los ingresos (11,8% en la recaudación por comisiones). A diferencia del sector, donde el crédito aún se contrae a ritmos del 3%, reivindicó que su cartera aumentó un 7,8%.

El plan que pospone, en cambio, en el tiempo es la proyectada salida a bolsa. El banquero juzgó que no es el momento porque el escenario de tipos bajos impide a la entidad enseñar bien su capacidad tractora para generar rentabilidad: “Eso queda aplazado hasta que haya un cambio definitivo de la política monetaria y podamos exhibir un ‘equity history’ como la que estamos construyendo: cuatro años que baten rentabilidades sectoriales. Y, según el mismo Escotet, la situación de tipos bajos permanecerá durante dos o tres años.

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