Abasolo, favorita de Álvarez-Pallete para el plan de sucesión de Telefónica

Laura Abasolo es uno de los pesos pesados en la cúpula directiva de Telefónica. Y es la principal favorita del presidente ejecutivo, José María Álvarez-Pallete, en el plan de sucesión de la operadora de telecomunicaciones española. La directiva bilbaína ha ganado enteros y galones en los dos últimos años, con su trabajo para lograr una drástica reducción de la deuda financiera y la rebaja de la exposición a Latinoamérica y sus cambiantes divisas. La compañía ya preparó el terreno durante el año pasado para ese plan, exigido dentro del código de buen gobierno corporativo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Abasolo fue ascendida por Álvarez-Pallete a mediados del año 2017 como responsable financiera y de control en la operadora después de que su antecesor, Ángel Vilá, se convirtiera en consejero delegado. Se ha transformado en este tiempo en un pilar de la máxima confianza del presidente ejecutivo y en la compañía ya la consideran como clara favorita dentro de ese plan de sucesión. Su elección sería diferente a lo vivido en el pasado con el presidente actual, que fue ‘ungido’ como sucesor de César Alierta en 2012 cuando fue nombrado CEO.

En la historia del antiguo monopolio de telecomunicaciones español no ha habido ninguna presidenta. Ni tampoco la hay en los principales grupos del sector en Europa y Estados Unidos. En el caso del Ibex 35, apenas hay tres primeras ejecutivas: Ana Botín, en Banco Santander; Beatriz Corredor, en Red Eléctrica, y Dolores Dancausa, en Bankinter. La propia Abasolo ha sido particularmente activa a la hora de defender la igualdad en los equipos directivos de la teleco española, ocupando en los últimos años la dirección del consejo de igualdad y diversidad creado en 2016. Hoy en el consejo de administración de la multinacional hay cinco de los 19 sillones ocupados por ellas. En el comité ejecutivo, la proporción es menor: tres de un total de 17.

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Telefónica ha ido dando pasos para tener listo ese plan de sucesión que reclama la CNMV a todas las empresas cotizadas. La operadora hizo público en el informe anual de la Comisión de Nombramientos del pasado año que ha llevado a cabo un protocolo de sucesión del presidente y el CEO, sin carácter de reglamento interno, y que regula “de manera abstracta” dicho proceso. Tiene en consideración, entre otras, las previsiones establecidas en la normativa societaria del grupo, en la legislación española y en las recomendaciones de la propia CNMV. El encargado de coordinar ese plan de sucesión es el consejero independiente coordinador, Javier Echenique.

Abasolo, nacida en Bilbao en 1972, ha ganado mucho peso dentro del grupo en los dos últimos años. Después de aterrizar como CFO en el año 2017, tras la primera gran reorganización de Álvarez-Pallete en el comité directivo, el presidente retiró a Vilá las responsabilidades de Latinoamérica para entregárselas a ella. El objetivo no era otro que ir reduciendo de manera importante la exposición a la región, especialmente castigada por la inestabilidad política y los problemas macroeconómicos. La venta no ha sido posible, debido a la caída en las valoraciones de los activos.

Pero sí que ha conseguido con éxito el control de los efectos adversos de las divisas y la puesta en marcha de iniciativas para lograr eficiencias en el capital, como las ‘joint ventures’ con fondos para el despliegue de fibra o el acuerdo mayorista con AT&T en México para recortar la inversión en redes en el país. El último trimestre ha sido una de las pruebas de la mejora de los números, con un incremento del 11% del volumen de negocio en Hispam. Ella misma mostraba su satisfacción ante el interés de los analistas en la presentación de resultados: “Hemos obtenido grandes resultados del nuevo modelo de gestión; no nos ha sorprendido porque se ha basado en una ejecución muy minuciosa, tirando de muchas palancas”. Mencionó la reducción de las inversiones, la focalización en los clientes de alto valor o la emisión de mucha más deuda en moneda local, lo que ha permitido ser menos vulnerables a los movimientos de las divisas.

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El otro gran frente en el que ha estado centrada Abasolo en este tiempo ha sido la deuda financiera. Álvarez-Pallete situó ahí una de sus particulares ‘obsesiones’, al entender que era uno de los deberes que le habían puesto los analistas y los inversores. La responsable financiera aterrizó en el puesto con un pasivo neto que se situaba cerca de los 50.000 millones de euros. Hoy esa cifra se ha reducido a justo la mitad, hasta los 25.000 millones de euros -sin contar con los alquileres-. Esto no solo ha sido por una gestión orgánica y una optimización de la caja, sino también por todas las operaciones corporativas que se han ejecutado y que han convertido a la operadora en un grupo mucho más pequeño en su perímetro (tras desconsolidar la división de Reino Unido y vender todos los activos de torres de Telxius).

Su perfil es marcadamente financiero, como el de su antecesor, Ángel Vilá. Durante los últimos años ha estado más en la sombra, con un protagonismo claro de Álvarez-Pallete. Pese a esa discreción, su poder ha ido incrementándose. En 2014 entró en el comité ejecutivo como responsable de la Oficina Global de Simplificación. Dos años después, tras el relevo presidencial, gana más responsabilidades del área de finanzas, para en 2017 convertirse en CFO. En noviembre de 2019, cuando se lanzó el nuevo plan de negocio, asumió la responsabilidad de Latinoamérica y todo el ‘spin off’. Unos meses más tarde se encargaba además de todas las áreas de Compras & Cadenas de Suministro y Desarrollo Corporativo. Esta última la cedió finalmente al antiguo CEO de O2 en Reino Unido este año 2021.