Aceros de Hispania compite con Amazon a 'espadazos' y desde un pueblo de Teruel

  • Ricardo Lop tiene 60.000 clientes de 150 países a los que vende todo tipo de armas blancas y productos de época.
Aceros de Hispania
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La Información

En 1998, Ricardo Lop, panadero y agricultor de Teruel, recibió un cursillo de informática y cuando se enteró de que cada día millones de personas en todo el mundo se conectaban a internet pensó que “a toda esa gente hay que venderle algo”. Con el stock y los catálogos de la armería que su hermano tenía en Alcañiz (Teruel) montó su particular tienda online.

Hoy, casi 20 años después, Aceros de Hispania factura 800.000 euros al año y tiene más de 60.000 clientes en más de 150 países gracias a su venta online de cuchillos, armaduras, navajas, espadas, pistolas y carabinas de aire comprimido, material de air-soft y paintball o sacacorchos.

Todos estos son solo algunos de los más de 35.000 productos que se pueden encontrar en su catálogo. El almacén lo tiene en la bajera de su casa y desde allí, desde el pequeño pueblo turolense de Castelserás (830 habitantes) compite con los grandes el e-commerce mundial como Amazon, Ali-Babá o Rakuten. “Se puede decir que peleamos contra los grandes a cuchilladas y espadazos desde el garaje de casa, pero contamos con una ventaja: un almacén o un espacio aquí es mucho más barato que en Madrid o Nueva York. Esa es precisamente nuestra ventaja, que estamos en un pequeño pueblo perdido de Teruel”, explica este empresario.

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Ricardo Lop, de Aceros de Hispania, tiene su almacén en una bajera de su pueblo. / La Información

Lop es también uno de los grandes precursores del comercio electrónico en España y, sin duda, el gran pionero que ha logrado que su pueblo, Castelserás, sea proporcionalmente el de mayor concentración de firmas dedicadas al comercio electrónico de España. Y no es solo por esta empresa. En una localidad de apenas 800 habitantes, existen hasta una decena de comercios que venden en la red productos como cartuchos para impresoras, equipamientos para hostelería, aceite, jamón, melocotones, derivados del cáñamo y hasta alfalfa.

La fiebre del e-commerce se ha extendido incluso por el resto de esta comarca sita en la denominada, por su despoblamiento y su frío clima, Laponia española, hasta el punto de convertirse en uno de los motores económicos de la zona.

Aceros de Hispania se enorgullece de que sus productos llegan a cualquier parte del mundo, “en un máximo de 7 días, aunque podemos estar en Singapur o Australia en 2-3 días si todo va bien”. ¿Y qué tipo de compras se hacen desde los diferentes puntos del mundo? Entre sus últimos pedidos, por ejemplo, se encuentran un paquete con una katana samurai y un ‘pelatomates’ para México; navajas multiusos para Singapur o un lote de espadas masónicas para el Congo… “No sabía que en la selva había tantos masones, la verdad”, explica Ricardo Lop.

Pero su éxito depende de su capacidad de poner a la venta cualquier producto que se imagine: réplicas de espadas y dagas de películas y series como Juego de Tronos, Vikingos, El Señor de los Anillos, Hércules o Conan. Eso sí, cuenta con el problema de que no puede exportar sus armas de aire comprimido fuera de la Unión Europea y tampoco “enviar objetos punzantes a Reino Unido, la India, Australia o Hong Kong".

Restricciones aparte, lo cierto es que este emprendedor que empezó vendiendo “4 cosas” ahora se ha convertido en un referente mundial en el correo electrónico de ciertos productos y, todo ello, pese a que “el principal obstáculo, el gran lastre en el crecimiento de mi empresa soy yo, mi falta de conocimiento y preparación porque en el fondo no sé nada de todo esto”. “Empecé sin estudios de mercado ni planes de negocio”. Ahora, su intuición y valentía le han llevado al éxito hasta el punto de ser requerido ya desde diversos lugares de España y Europa para impartir conferencias en foros empresariales y de emprendedores.

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Los cuchillos de todo tipo, especialidad de Aceros de Hispania. / La Información

“Si se puede hacer vamos a hacerlo”, es su lema. Otra prueba de su impacto es tan sencilla de comprobar como escribir la palabra “cuchillos” en el buscador de Google. Sí, la primera referencia que aparece esla de Aceros de Hispania.

Ricardo Lop insiste en las ventajas competitivas que para Aceros de Hispania, que no envía un producto si no se ha pagado con anticipación, supone tener su sede en una pequeña localidad rural de la España más profunda: “Si alguien quiere comprar un cuchillo desde Nuuk, en Groenlandia, tiene la posibilidad de comprárselo a alguien que lo está vendiendo desde la Castellana de Madrid o desde el centro de Madrid y yo desde mi pueblo. ¿Quién lo venderá más barato? Yo, que tengo menos gastos. Un local en una zona céntrica de una gran ciudad cuesta mucho dinero y aquí todos tenemos un garaje, una bajera… Mi vecino sacó de la cochera el tractor, la sulfatadora y todos los aperos que tenía su padre, lo llenó de estanterías y empezó a vender cartuchos de tinta para impresoras y es actualmente una de las mayores tiendas de España en este campo. Y está en la cochera del tractor. No tiene ni cartel ni número en la puerta, igual que yo, y excepto a Corea del Norte y a algún país de África, vendemos a todo el mundo. Estamos igual de cerca de todo el mundo que Madrid, a un solo click de distancia”.

Aun así, la crisis también golpeó a Aceros de Hispania y, aunque ahora ya ha recuperado el nivel de facturación de antes de la tormenta, el empleo se ha resentido y la empresa ha pasado de once a cuatro empleados. “Cerró uno de nuestros proveedores y nos dejó sin cientos de productos; la marca de cuchillos que más vendemos nos prohibió vender en Estados Unidos y Canadá, que era donde más vendíamos porque su distribuidor allí le amenazó con no comprarle más si nosotros seguíamos vendiendo; se exigió licencia de armas para tener pistolas y carabinas detonadoras y no podíamos vender ciertos productos fuera de la UE… Entre unas cosas y otras la facturación se resintió más de un 25%, pero eso sirvió también para reestructurarnos y ya estamos en los niveles de antes. En los 800.000 euros de facturación acabaremos el año, que no es mucho, pero dadas las circunstancias es para estar contentos”.

Pese a su evidente expansión y reconocimiento global, Lop se vanagloria de que solo se gasta en publicidad 30 euros al año, en el programa de fiestas del pueblo. “Lo demás es, como yo le llamo, marketing de guerrilla”. Así, ha enviado machetes a ministros, cuchillos al Rey, aceite al Vaticano, alfalfa a la reina de Inglaterra después de que uno de sus caballos de carreras diera positivo en un control antidoping o un jamón de Teruel a Kim Jong Um y a Donald Trump para “amenizar su encuentro de Singapur”.

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