250.000 millones en proyectos internacionales

ACS arma su 'compliance' penal a nivel mundial para blindar su salto a EEUU

El grupo de Florentino Pérez ha reforzado su política de buenas prácticas antes de crecer en Norteamérica, con el viento de cola del plan de Joe Biden de invertir 2,3 billones de dólares en infraestructuras.

Junta de Accionistas de ACS
Imagen de una Junta de Accionistas de ACS
ACS - Archivo

ACS ha dejado claro que saciará su apetito inversor más allá de las fronteras nacionales, especialmente en EEUU, donde el relevo en la Casa Blanca ha insuflado viento de cola para el grupo constructor. En previsión a sus planes de crecimiento en el país norteamericano, la compañía que pilota Florentino Pérez ha armado su política de compliance penal internacional. El resultado de este último refuerzo al sistema de prevención de la responsabilidad penal de la sociedad llegó a manos de la cúpula de ACS hace apenas unos días. 

Los asesores de corporate compliance de ACS -tanto internos como externos- revisan periódicamente la política de buenas prácticas empresariales del grupo. Se trata de una práctica frecuente entre las grandes firmas que, en última instancia, trata de blindar a las compañías para evitar que sean declaradas penalmente responsables en los tribunales ante eventuales y presuntos casos de mala praxis. Esta pieza básica en el gobierno corporativo de las grandes cotizadas cobra especial relevancia en casos como el de ACS, cuyo plan estratégico para los próximos años tiene un fuerte componente de expansión internacional.

La compañía que pilota Florentino Pérez se prepara para ganar posiciones en el negocio internacional de las concesiones de autopistas. El ambicioso plan del presidente de EEUU, Joe Biden, de invertir 2,3 billones de dólares en infraestructuras en los próximos ocho años para relanzar la economía y el empleo tras la pandemia, convierte a la potencia norteamericana en una diana para los planes de expansión del grupo constructor español. Pero el mercado estadounidense también entraña dificultades, como la firmeza con que su ordenamiento persigue las prácticas restrictivas de la competencia (la conocida como Sherman Act) y que en no pocas ocasiones se ha saldado con problemas en los tribunales para directivos extranjeros.

La intervención de Florentino Pérez en la junta general de accionistas de ACS, que tuvo lugar el pasado viernes, introdujo una declaración de intenciones. La infructuosa manifestación de interés de la sociedad para incorporar a su filial Abertis la red de carreteras de peaje italiana Autostrade (ASPI), no ha frenado el hambre del grupo constructor por crecer en este área de actividad. "ACS está estudiando la adquisición de otras concesiones de autopistas, alternativas a Autostrade", señaló el presidente. 

Florentino aclaró en la citada junta que el mercado internacional vive una coyuntura especialmente favorable. Estados Unidos, Canadá, Australia y Europa fueron los mercados que resaltó el presidente de la constructora, cuando aseguró que ACS tiene echado el ojo a un conjunto de potenciales proyectos greenfield, esto es, aquellos en los que la infraestructura se construye desde cero, con un volumen de inversión del orden de los 250.000 millones de euros a desarrollar en los próximos años. 

El equipo de compliance de ACS trabaja con firmas como KPMG, Cuatrecasas o el bufete Corporate Defense, fundado por Carlos Gómez-Jara, uno de los abogados 'estrella' de Florentino

El importe neto de la cifra de negocios de la actividad de ACS en EEUU fue de casi 16 millones en al cierre de 2020, del total de 34,9 millones que reflejan las últimas cuentas conjuntas del grupo constructor. La reciente revisión llevada a cabo por el equipo de corporate compliance de ACS busca blindar a la empresa frente a la previsible expansión en este y otros mercados internacionales. Para ello, la compañía cuenta con un batallón de expertos en plantilla, así como con el asesoramiento de grandes firmas especializadas. 

Para revisar su política de buenas prácticas ACS ha contado históricamente con el equipo de Compliance Legal de la big four KPMG, pilotado por Alain Casanovas. Además, para reforzar la política y el protocolo de cumplimiento en materia de competencia el grupo constructor se ha apoyado en el bufete Cuatrecasas. La entidad de Florentino también cuenta con el respaldo del despacho Corporate Defense, fundado por uno de los abogados 'estrella' del empresario, Carlos Gómez-Jara. Todos ellos han trabajado en el último año para poner a punto esta pieza clave del gobierno corporativo de la sociedad.

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