Exige consolidación global

CNMV obliga a ACS a cambiar el criterio contable del 'agujero' en Oriente Medio

La empresa presentará los resultados de este ajuste a finales de marzo pero entiende que no supondrá un impacto material en los indicadores clave, la deuda o el resultado de los últimos ejercicios.

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Florentino Pérez, presidente de ACS. 
ACS

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha obligado a ACS a modificar el criterio contable a través del que incluía en sus cuentas la participación en BIC Contracting, la filial de la australiana Cimic que le causó un impacto negativo de más de 1.100 millones de euros por sus actividades en Oriente Medio y que dejó un agujero de 400 millones en el balance consolidado del grupo constructor. Así lo reconoce la constructora que capitanea Florentino Pérez en el informe de los Estados Financieros Resumidos Consolidados a cierre del ejercicio 2020 que presentó a finales del pasado mes de febrero. 

En concreto, dicha documentación recoge que hasta el momento en que el regulador bursátil solicitó la modificación, ACS contabilizaba su negocio en BICC por el método de la participación, ya que ostentaba un 45% del capital a través de la propia Cimic. En cambio, debido a que la constructora tenía una opción de compra sobre el 55% restante que nunca llegó a ejercitar, el regulador ha solicitado que se lleve a cabo una consolidación global de la misma, un movimiento que implica la reformulación de las cuentas de 2019. 

"Atendiendo a la solicitud del supervisor español del mercado de valores y sin que ello signifique que el Consejo de Administración de ACS comparta su criterio", señala el documento hecho público hace unos días, la constructora española ha modificado su criterio contable para integrar BICC por consolidación global en la información financiera a cierre de 2020 "re-expresando en este mismo sentido las cifras comparativas del ejercicio de 2019", una tarea que, según ACS, "lleva su tiempo". 

ACS señala en el mismo informe que llevará a cabo esta "re-expresión" de su balance en los próximos días sin que ello suponga un impacto material en los indicadores clave de la compañía, como son la deuda o el resultado. Cabe recordar que la constructora provisionó completamente su inversión en BICC en sus cuentas de 2019, solo unas semanas después de que la filial australiana que entonces capitaneaba Marcelino Fernández Verdes anunciara su intención de retirarse de Oriente Medio.

Los negocios de la constructora en esta parte del globo dejaron un agujero a la compañía australiana de más de mil millones de euros. De acuerdo con la citada documentación, durante el ejercicio 2020 se recogió una salida de efectivo de 844,1 millones de euros que deben sumarse a los 248 millones que corrieron la misma suerte un año antes. El pasado mes de febrero Cimic formalizó la venta del 45% del capital que mantenía en BICC a una firma de inversión de Arabia Saudí, lo que supuso su salida definitiva de Oriente Medio. 

Las agencias de calificación aplaudieron la venta por tratarse de un negocio "problemático" que ha acarreado importantes pérdidas a ACS

Este movimiento fue bien acogido por los analistas y las agencias de rating ya en el momento del anuncio de la intención de venta en 2020. "El anuncio es positivo para el crédito porque la salida de BICC beneficiará el perfil de negocio de Cimic en el futuro", señalaba el informe de Moody's que se publicó entonces. En el mismo documento, la agencia de 'rating' explicaba la operación y recordaba lo "problemático" del negocio, ya que produjo "pérdidas consistentes" entre los ejercicios de 2015 y 2017. En 2018 la australiana dejó de dar datos desagregados de esta filial.

Tal y como se puede apreciar en el gráfico, la filial australiana de ACS ha solicitado históricamente préstamos participativos y garantías, que han ido aumentando año tras año. En el momento en que se decidió descontinuar esta división para la venta, a cierre de 2019, ACS reconoció pasivos y otras cuentas por pagar por más de 927 millones de euros. De ellos, a cierre de 2020, quedaban pendientes de pago unos 95 millones.

El golpe de BICC impidió que ACS alcanzase el gran objetivo anunciado en  mil millones de euros de beneficio para 2019, un ejercicio que se cerró con números negros de 962 millones, pero gracias a las plusvalías obtenidas por las venta a Galp de los activos renovables en España. El año 2020 tampoco ha sido el mejor posible. Los resultados presentados hace apenas unas semanas muestran unos beneficios de 602 millones de euros, es decir, una caída del 37% motivada por las menores aportaciones de su participada Abertis. Y es que la Covid-19 ha golpeado a la intensidad del tráfico de sus vías con una caída del 20% que no ha dejado que ACS levante cabeza. 

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