Con los 5.000 millones de Cobra

ACS extenderá el 'modelo Abertis' para poner la pica en las autopistas de EEUU

El grupo que preside Florentino Pérez ha afinado su estrategia para conquistar la concesión de carreteras al calor de la Administración Biden mediante la compra de minorías de referencia en el país americano

El presidente de ACS, Florentino Pérez, durante una presentación con analistas
El presidente de ACS, Florentino Pérez, durante una presentación con analistas
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ACS ha definido su estrategia para conquistar el negocio de la concesión de carreteras con los cerca de 5.000 millones de euros que recibirá de la venta de su filial industrial Cobra a Vinci, una inyección de liquidez que, si todo marcha según lo previsto, el grupo recibirá antes de 2022. La compañía que preside Florentino Pérez planea extender el 'modelo Abertis', para poner la pica en las autopistas de Estados Unidos y, en menor medida, también en las de Europa, según fuentes financieras consultadas por La Información.

A un paso de cerrar definitivamente la desinversión en su división de servicios industriales, el grupo constructor está limando los últimos flecos de su hoja de ruta junto a algunos de sus asesores de cabecera para dar salida a los fondos recibidos por la transacción. Se trata de un movimiento que el mercado espera con expectación dada la capacidad que dichos fondos otorgarán a ACS para cumplir con la hoja de ruta que el propio Florentino Pérez trasladó a analistas e inversores el pasado mes de abril, cuando reiteró su intención de dar vida a un coloso internacional de autopistas.

La compañía se encuentra analizando, al más alto nivel, las distintas oportunidades de inversión que le han ido presentando sus asesores en los últimos meses. De todas las posibilidades de expansión que ha barajado el grupo, la estrategia que ha sumado más papeletas pasa por crecer en el negocio de construcción y explotación de autopistas a base de compras de minorías potentes -hasta un 49% del capital de las concesionarias-, lo que dotaría a la compañía española de un peso suficiente como para ejercer un notable control sobre la gestión de estos activos, según fuentes conocedoras.

Este mismo modelo es el que han mantenido ACS y la italiana Atlantia de la familia Benetton para forjar su alianza en Abertis, participada al 50% por sus dos accionistas. La filial, que cuenta con más de 8.300 kilómetros de vías de pago distribuidas por casi una veintena de países, se ha convertido en el primer operador de autopistas de España y Chile, y concentra un peso importante en distintos países de Latinoamérica. Ahora, ACS mira a EEUU frente a Latam, al calor de la Administración de Joe Biden, abiertamente partidario de la inversión extranjera y el desarrollo de infraestructuras. En un segundo plano, Europa también está en el punto de mira de la compañía.

Gracias a Abertis ACS ha integrado el know how de dicho negocio. Y, en base a esta experiencia, la compañía lleva meses trabajando para tener listo el mapa de sus inversiones en el momento preciso en que pueda hacer uso de esa ingente inyección de liquidez que le llegará desde Francia. El grupo tiene claro que las autopistas son el caladero idóneo para sacar partido a esos 5.000 millones de euros de la venta de Cobra, dado que las carreteras prometen jugosos dividendos, muy estables a largo plazo. 

ACS trabaja para tener listo su plan de inversiones para el mismo momento en que pueda disponer de los 5.000 millones de la venta de Cobra 

La compañía sondeó en primavera su entrada en la concesionaria italiana Autostrade (ASPI), en mano de sus socios en Abertis. Con esta operación, ACS buscaba impulsar su plan de crecimiento en autopistas. La eventual compra de ASPI habría elevado la cartera del grupo a unos 13.000 kilómetros de vías de pago distribuidos por todo el mundo. La compañía española nunca presentó una oferta vinculante. Tampoco lo tuvo fácil. Desde el principio el Gobierno de Mario Draghi mostró reticencias a abrir la puerta de Autostrade a la constructora española y, finalmente, fue la alianza de la pública italiana Cassa Depositi e Prestiti (CDP)Blackstone y Macquarie, la que se llevó el gato al agua por 9.300 millones de euros.

En paralelo a la compra de minorías de referencia, sobre la mesa de ACS aún sigue vivo otro proyecto. La compañía no ha descartado la posibilidad de sacar adelante un holding inversor centrado en el negocio concesional, según fuentes conocedoras. Se trata de una idea que se sigue barajando al más alto nivel. El plan pasa por sellar alianzas con grandes fondos especializados en infraestructuras, que dotarían a este brazo inversor de músculo financiero.

Pero el negocio concesional no se acopla a todos los paladares del mundo del private equity. Muchas firmas sienten desincentivadas por la limitada rentabilidad del negocio. ACS centraría su cortejo en fondos especializados.  Brookfield, APG, PGGM, CPPIB, Macquarie, Ardian, EQT... La lista de las firmas que encajan en el proyecto del grupo que pilota Florentino Pérez es larga aunque, por el momento, los planes más inmediatos de ACS avanzan en otra dirección.

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