Buena noticia (en principio) para 1,5 millones de consumidores acogidos a la tarifa regulada del gas (TUR). El acuerdo alcanzado entre el grupo Naturgy y la compañía estatal argelina Sonatrach para revisar a la baja tanto los volúmenes como los precios fijados en los contratos de suministro, firmados desde los años 70, debería repercutir favorablemente en la factura de los usuarios. Así sucedió, aunque entonces con subidas, en el año 2010 cuando Sonatrach ganó el laudo planteado por Gas Natural -luego Naturgy- ante la Corte de Arbitraje de París por incrementar los precios en 2007. El gas argelino determinó el precio de la materia prima en la TUR hasta la liberalización del sector. Ahora es determinante para el precio del mercado.
Naturgy suministra gas al 80,7% del total de clientes acogidos a la tarifa regulada. Según los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), la compañía que dirige Francisco Reynés cuenta con 1,2 millones de usuarios con tarifa de último recurso (TUR),muy por encima de Endesa -229.000 clientes, 14%-;de EDP -52.000 usuarios, 3,3%- o de Iberdrola -23.000 clientes en TUR, 1,4%-. En el mercado liberalizado gasista, Naturgy también lidera, con un 42% de los clientes.
La renegociación de los contratos de suministro con Argelia, -contratos que nunca se han hecho públicos-, alivia la situación de Naturgy, afectada por el desplome de la demanda y la bajada de los precios de los hidrocarburos. El acuerdo quita presión al conjunto del negocio y puede favorecer a todos los clientes, pero especialmente a los acogidos a la tarifa regulada. La ecuación es simple: si los pleitos perdidos con Argelia -laudo arbitral de 2010- acabaron en el recibo de los usuarios acogidos a la tarifa, las rebajas también deberían tener su reflejo en la factura.
Falta de detalles
El Ministerio de Transición Ecológica, a falta de más precisiones sobre los términos del acuerdo, admite que la renegociación de contratos, engrasada al más alto nivel y con viaje a Argelia del presidente del Gobierno mediante, "puede implicar algún tipo de afección" sobre la TUR, aunque en todo caso, apunta "sería menor". El ministerio recuerda que la revisión de la tarifa regulada se realiza cada tres meses y en la última, referida a octubre, se decidió una rebaja del 5,5%. La rebaja recogía los nuevos peajes y la caída del precio de los hidrocarburos en los mercados internacionales.
España, según Competencia , tiene el precio final del gas para el consumidor doméstico (impuestos incluidos) en lo alto del podio europeo. Es el segundo más caro de Europa, principalmente por el mayor coste de los peajes por el uso de la red. Sin embargo, el coste de la materia prima bajó un 25,3% en 2019 y repercutió en bajadas en el término variable de la TUR de aproximadamente el 12,6%.
La huella de los contratos de gas con Argelia en la factura de millones de clientes en España está reciente. Sólo hace falta asomarse al Boletín Oficial del Estado (BOE). Como ejemplo, la orden de peajes de marzo de este año detalla un recargo de 32,7 millones de euros en la tarifa que corresponde "al desvío correspondiente a la retribución del gas natural destinado al mercado a tarifa procedente del contrato de Argelia y suministrado a través del gasoducto del Magreb, como consecuencia del Laudo dictado por la Corte Internacional de Arbitraje de París el día 9 de agosto de 2010".
Contratos a largo plazo
Además de con Argelia, Naturgy ha anunciado la intención de renegociar cuanto antes los contratos de largo plazo que tiene con sus suministradores de siempre como Rusia o Nigeria, pero también con Estados Unidos. Con este país, en los buenos años del crecimiento y de la salida de la crisis, las tres grandes energéticas -Iberdrola, Endesa y Naturgy- firmaron contratos de abastecimiento a largo plazo y precios que ahora parecen estratosféricos.
Iberdrola se anticipó a la debacle actual del mercado y en 2019 ya anunció una operación de cesión de su cartera de gas a Pavilion Energy Trading & Supply. Pero tanto Naturgy como Endesa permanecen atadas a los compromisos que suscribieron en 2014. Endesa fletó incluso grandes barcos metaneros para transportar el producto. Eran otros tiempos. En palabras del presidente de Naturgy, Francisco Reynés "se trata de renegociar los aprovisionamientos en un nuevo mundo".
El negocio tradicional flaquea y amenaza el futuro de buena parte de de las infraestructuras de gas en España: más de medio centenar de centrales eléctricas (ciclos combinados, 24.000 MW) que funcionan muy por debajo de su capacidad; siete regasificadoras -una de ellas, El Musel (Gijón), parada-; dos instalaciones más en proyecto en las Islas Canarias y un almacén de gas, el Castor, clausurado y con una deuda de 2.400 millones a 30 años.
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