Volver a la moda de autor tiene premio y Adolfo Domínguez supo aprovecharlo

  • La compañía textil ha pasado por malos momentos económicos en los últimos años pero ha conseguido recuperarse del 'efecto Inditex'.
Adolfo Domínguez
Adolfo Domínguez

Cuando se habla de moda y se nombra a Galicia la mirada siempre se clava en Amancio Ortega y su imperio Inditex, pero hay más gallegos, que desde una perspectiva menor, han conseguido hacerse un hueco en el mercado. Es el caso de Adolfo Domínguez que tras varios años en el dique seco y con unos números rojos que ahogaban a la firma ha conseguido resurgir de sus cenizas y eliminar de sus cuentas tan odiado color tras superar el 'efecto Inditex'. 

Y es que lo que comenzó como una marca influenciada por los diseñadores japoneses de los tardíos 70, consiguiendo una propuesta basada en la sobriedad y en la libertad fue con el paso de los años, y sobre todo tras la crisis, deteriorando su imagen. Nada recordaba en sus peores momentos a aquella primera tienda que abrió en la ciudad de Ourense allá por 1976, donde una colección de hombre muy diferente a lo que estaban acostumbrados los gallegos llenaba cada rincón. 

Durante décadas la marca creció como la espuma y el vestuario femenino se hizo un hueco en la firma a mediados de los 80. 'La arruga es bella', una máxima que ha continuado en la moda hasta hoy comenzó a fraguarse por aquel entonces como sinónimo del gusto por lo natural y por una especie de segunda piel que fascinaba a propios y extraños. Una moda de autor que consiguió colarse en la pequeña pantalla americana y convencer a actrices de la talla de Penélope Cruz para participar en sus campañas. 

Adolfo Dominguez consiguió expandirse fuera de nuestras fronteras y llegar incluso a la bolsa, tocando la campana el 18 de marzo de 1997. La moda de la firma causaba furor por aquel entonces en nuestro país. "Por pionera, genera tal expectación que sus títulos se revalorizaron en un 133 por ciento en el primer día de cotización", rezan las crónicas bursátiles de aquel entonces. Las cifras fueron tan buenas que durante el primer año de llegada al selectivo la compañía alcanzó los 227 millones de euros de capitalización. 

Bien entrado el nuevo milenio la compañía intentó aumentar su negocio atraída por el llamado 'efecto Inditex' y creó una línea de ropa joven, una infantil, una de joyas e incluso una para mascotas. El intento de seguir a la icónica Zara llevó a muchas firmas a alejarse de su tipo de cliente, de los perfiles que durante años les habían hecho crecer y a tratar de captar un público que no siempre quería lo que ellos esperaban. 

Y este fue uno de los grandes errores de Adolfo Dominguez, la pérdida de la esencia que un día le había catapultado a lo más alto de la moda a nivel internacional y que le llevó a cotizar a precios que rozaban los tres euros por titulo -desde los 30 euros en los que salió-. La firma pasó por momentos terribles que conllevaron el cierre de tiendas, la reducción de campañas y, como consecuencia, importantes despidos.

En cambio, una profunda renovación de su equipo gestor que comenzó en 2016 unida a una vuelta a la moda de autor y a los orígenes de la marca junto al crecimiento que cosechó durante los años 80 y 90 han permitido que los tiempos peores comiencen a formar ya solo parte del pasado. Este mismo martes, la compañía presentaba los primeros resultados anuales con beneficios en siete años. La profunda reestructuración, apoyada en un lanzamiento eficaz de la venta online, ha dado una vuelta completa a la firma que le ha permitido salir del atolladero en el que se encontraba. 

Tanto es así que no solo ha salido de los números rojos en el balance, sino que en bolsa las acciones de la compañía se han revalorizado un 50,7% durante este ejercicio fiscal (marzo 2018-febrero 2019) hasta cerrar en los 8,50 euros por título este mismo martes tras presentarse los mejores resultados de la firma en años. Volver a los orígenes tiene premio. 

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