Los ajustes de Vodafone despiertan los fantasmas de los despidos en las telecos

  • El sector ha perdido más del 20% de su plantilla durante la última década, marcada por una mayor digitalización y con varias fusiones.
Fotografía Vodafone
Fotografía Vodafone
L.I.

Vodafone atraviesa por su particular travesía en el desierto. La compañía se prepara para unos trimestres muy duros en el negocio. Y lo hace no sólo con el ajuste de 2.900 millones en el valor de su filial, que inundó de rojo las cuentas de todo el grupo. También con cambios en la estructura corporativa, que pueden desembocar en reubicaciones de personal, más prejubilaciones o despidos. Este plan, que se trabaja en la cúpula española junto con la matriz británica, verá la luz en las primeras semanas de 2019 y despierta los peores fantasmas de los grandes ajustes laborales entre las compañías tras la consolidación hace cuatro años. En los últimos diez años, los tres principales actores han perdido el 20% de su plantilla.

El propio Antonio Coimbra, consejero delegado de Vodafone, no quiso descartar una posible medida que recorte los costes de la plantilla durante la última presentación de resultados, en la que se anunció el duro ajuste de valor por las menores previsiones de negocio de los trimestres siguientes. En el seno de la empresa se limitan a asegurar que está analizándose la estructura corporativa para tratar de simplificarla y así ganar velocidad. Pero cabe la posibilidad de que se ejecute un ajuste significativo de personal.

El antecedente: unos ingresos en descenso tras estancarse durante trimestres, que han llevado a la operadora británica a perder el segundo puesto entres las grandes telecos en España. Una rentabilidad que se recorta a ritmos destacados de casi el 5% durante los últimos dos trimestres. Y unos competidores que se frotan las manos con la posibilidad de robarle los más de 200.000 clientes de televisión con fútbol que aún siguen pagando su factura a Vodafone.

Si finalmente Vodafone decide un recorte de personal, éste se sumaría al Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de 2014 o al último plan de prejubilaciones. ¿Cómo ha evolucionado su plantilla? Desde que tocara techo en septiembre de 2015, con la incorporación de todo el personal de ONO, la operadora ha reducido la plantilla en 1.000 empleados, según los datos aportados por la propia compañía a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el organismo regulador del sector. Ha pasado de 6.116 a 5.100, es decir, un 16% menos.

Un sector en pleno recorte

Este nuevo recorte supondría un nuevo hito en un sector, el de las telecomunicaciones, que no ha dejado de recortar personal en los últimos años debido principalmente a la consolidación con las diferentes fusiones y adquisiciones y a la digitalización. Entre los tres grandes -Telefónica, Vodafone y Orange- han perdido un 20% de sus empleados en la última década en España hasta situarla en los 32.600, de acuerdo a la CNMC.

Estos ajustes se han producido vía prejubilaciones voluntarias, como es el caso de Telefónica con su llamado Plan de Suspensión Individual (PSI), y Expediente de Regulación de Empleo (ERE), como el que ejecutó Orange en 2016 tras ‘tragarse’ a Jazztel por 3.350 millones de euros.

Guerra de precios y exigencia de consolidación

El telón de fondo de este contexto de reducción de plantillas es una guerra de precios que ya se alarga durante varios trimestres. Una batalla que ha sido criticada por todos los operadores pero que ha sido avivada por todos ellos, con descuentos de hasta el 50% durante dos años en plena periodo de contratación de la temporada del fútbol.

Y en este contexto, los tres grandes operadores unieron sus voces esta semana para tratar de presionar al regulador para que permita más uniones de compañías en el continente y ganar tamaño con el que afrontar un tiempo con un negocio estancado o a la baja.

El propio presidente de Telefónica España, Emilio Gayo, reconoció que el de las telecos es un sector “deflacionario” que ha visto cómo sus ingresos se han recortado un 25% en los últimos años. “Ha habido una presión tremenda sobre sus ingresos y se han mantenido los niveles de inversión”, explicaba. Tanto él, como sus homólogos en Vodafone y Orange se sumaron para exigir una regulación europea que permita esa reducción de competencia.

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