Consumo y atasco normativo amenazan las cuentas del sistema eléctrico en 2020

Eléctricas
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EFE

Las cuentas del sistema eléctrico están bajo presión. La ley eléctrica prohíbe acumular déficit y obliga a equilibrar ingresos y gastos, pero la caída de la demanda y el atasco normativo en la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) y en el Ministerio de Transición Ecológica amenazan el equilibrio de las cuentas en 2020. La última liquidación de ingresos y gastos de Competencia, correspondiente al mes de octubre (liquidación 10/19) sitúa el índice cobertura de ingresos y gastos en el 78,85%, diez puntos por debajo de la cifra de hace un año. Red Eléctrica de España (REE), por su parte, ha estimado que en el mes de noviembre, la caída de demanda de los grandes consumidores industriales en los últimos 12 meses supera el 5%. Menos consumo equivale a menos ingresos y más dificultades en el sistema.

El año 2020 comenzará con las cuentas eléctricas en precario. El Ministerio de Transición Ecológica y la CNMC, con recién estrenadas competencias, deberían haber aprobado las órdenes y decretos que aseguran los ingresos del sistema eléctrico a través de los peajes (CNMC) y los cargos (Transición Ecológica). Pero no lo han hecho. El Gobierno está todavía en funciones y la CNMC ha estado seis meses embarcada en el diseño de reformas que aún están pendientes de informes en el Consejo de Estado. Como consecuencia, el Gobierno ha decidido prorrogar los peajes de electricidad y del gas de 2019 hasta que pueda tomar nuevas medidas.

La situación es inquietante porque peajes y cargos retribuyen las redes de distribución, aseguran la rentabilidad de las energías renovables y pagan la red eléctrica extrapeninsular, entre otros apartados. Suponen casi la mitad del recibo y son la herramienta para evitar que se acumule déficit como ya sucedió en el pasado. Las sombras sobre el equilibrio del sistema se dan, además, en un año clave. El ejercicio 2020 es el primer año del segundo periodo regulatorio (2020-2026) tras la reforma del sistema eléctrico que se probó en el año 2013.

Deuda acumulada

La posibilidad de que el déficit se dispare despierta una preocupación lógica porque el sistema todavía arrastra una deuda acumulada de 18.000 millones. El Ministerio de Transición Ecológica sigue de cerca el pulso de los ingresos y los gastos aunque siempre ha asegurado que el desajuste es coyuntural y se verá solucionado  con el cambio en la metodología establecido para calcular los ingresos y los costes del sistema.

La preocupación por lo que pueda suceder en 2020 con las cuentas eléctricas, sin presupuesto y con las órdenes de peajes prorrogadas, es evidente en la CNMC. La Comisión elabora en el año 14 liquidaciones provisionales hasta cerrar en marzo de cada ejercicio las cuentas del año anterior. En 2019, la CNMC ha realizado 10 liquidaciones para determinar  la evolución de los ingresos y de gastos.

Los datos son inquietantes, aunque es difícil determinar hasta qué punto. La razón es que el organismo que preside José María Marín Quemada acompañaba cada liquidación con un informe detallado de la evolución que se ha dejado de redactar. De la decena de liquidaciones realizadas, solo las tres primeras han ido acompañadas de su correspondiente informe. Según las fuentes consultadas, el recorte en la información se debe a la escasez de personal.

El temor a que las cuentas se descontrolen está justificado. Los usuarios aún  pagan el gran problema que se originó en 1997, cuando el Gobierno de José María Aznar, con Rodrigo Rato como responsable de Economía, aprobó por ley que la tarifa eléctrica nunca subiera por encima del índice de precios (IPC). Se congelaba el precio de la electricidad, pero a cambio de reconocer a las empresas el derecho a recuperar este desajuste en el futuro. Todo acabó en un pantano de deuda que los usuarios todavía pagan en el recibo.

En 2012 el déficit de tarifa llegó a superar los 30.000 millones de euros, y eso fue lo que llevó al Gobierno, entonces en manos de Mariano Rajoy, a crear el impuesto a la generación eléctrica para atajarlo y a impulsar una nueva ley que acabase con esta situación. La deuda eléctrica se reduce poco a poco, pero el mecano eléctrico es muy delicado y las cuentas del sistema, en pleno ajuste de retribuciones del sector, ponen de relieve la necesidad de aplicar un ajuste fino.

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