Enfrenta multas e investigaciones

El 'annus horribilis' de Jack Ma: China se pone seria con su gigante tecnológico

La relación entre el Gobierno del país y uno de sus hombres más ricos es tensa después de que los reguladores pusieran bajo la lupa su negocio y Ma arremetiera en su contra con duras críticas.

Jack Ma, fundador de Alibaba
Jack Ma, fundador de Alibaba.
DPA vía Europa Press

El inicio del nuevo año se prevé complicado para Jack Ma, fundador del gigante tecnológico chino Alibaba y uno de los hombres más ricos del país. El cierre de 2020 no ha podido ser peor. En las últimas semanas, el Gobierno chino ha incrementado la presión regulatoria sobre su imperio. Mientras el grupo empresarial dedicado al comercio electrónico sufrió en las últimas semanas una importante caída en bolsa ante las investigaciones antimonopolio en su contra, su filial tecnofinanciera ('fintech') Ant Group vio interrumpida su salida a bolsa tras la acusación del Banco Popular de China de desobedecer los requisitos de cumplimiento de las normativas. Sin embargo, el trasfondo de estas investigaciones no parece centrarse tanto en las actividades de su mayor tecnológica, sino en las declaraciones de su fundador, que criticó la política regulatoria del Gobierno que dirige Xi Jinping, poco dado a la transparencia

Las declaraciones de Jack Ma el pasado mes de octubre, en las que tachó las normativas financieras chinas de obsoletas y demasiado reacias a tomar riesgos, marcaron un punto de inflexión en su relación con el Gobierno chino. El cada vez mayor peso de la industria de Internet preocupa a Pekín, que lo ve como una amenaza para su estabilidad política y financiera. Ante esta situación, y con la excusa de revisar la situación de monopolio de algunas empresas, puso bajo lupa el negocio de Alibaba, hasta ahora símbolo de éxito en China. "El crecimiento salvaje en los mercados debe ser frenado por ley", dijo un portavoz del Partido Comunista en el periódico The People's Daily

La primera reacción oficial fue la suspensión del debut en el mercado bursátil de Ant Group, la que iba a ser la mayor OPV del mundo y con la que esperaban recaudar más de 34.000 millones con una valoración superior a los 300.000 millones de euros. Los reguladores echaron para atrás esta salida a bolsa en Shanghái y en Hong Kong asegurando que la firma no cumplía con los requisitos. El objetivo es que la mayor plataforma de pagos digitales del mundo, esté sometida a la misma regulación de capital y de apalancamiento que la banca del país asiático. Tras la decisión, la filial 'fintech' de Alibaba inició conversaciones con los reguladores chinos para "poner en práctica los requisitos relativos a la supervisión financiera, a la competencia justa y la protección de los derechos e intereses legítimos de los consumidores, y regular la operación y el desarrollo de sus negocios financieros".

La presión regulatoria del Gobierno de Xi Jinping ha continuado. Este jueves, según avanzó Reuters, se supo que los reguladores estudian ciertas inversiones de Ant Group para frenar su excesivo peso en el mercado. La investigación podría forzar a la compañía a deshacerse de alguna de sus participaciones, especialmente en empresas tecnológicas y 'startups', si finalmente se concluye su posición dominante en el mercado. La decisión repercutiría sobre la influencia de empresa, que en la actualidad cuenta con más de 1.000 millones de usuarios activos a través de su aplicación. 

Los problemas para Ma no quedan ahí y abarcan a todo su imperio. Hace unos días, la Administración Estatal para la Regulación del Mercado de China anunció una investigación contra Alibaba por supuestas prácticas monopolísticas. Esta "conducta monopolística" incluiría también acuerdos de negocio exclusivo, como intentar forzar a los mayoristas a elegir una sola plataforma entre dos competidores. A ello se suma otras multas impuestas por el regulador chino. Este miércoles anunció una sanción de 500.000 yuanes (algo más de 62.000 euros) por aplicar precios irregulares y recientemente también se le aplicó otra multa por esquivar los procedimientos antimonopolísticos del país asiático. 

Las multas e investigaciones evidencian un deterioro en la relación entre el multimillonario y su gobierno, que hasta ahora mantenían una buena sintonía, al menos públicamente ya que el propio Jack Ma pertenece al Partido Comunista. Su modelo de negocio era una muestra del prestigio y auge de la economía china y, en especial del negocio digital, pasando, incluso, a ocupar un puesto importante en una batalla geopolítica. Ahora, las investigaciones del propio país ponen en duda este modelo de negocio y las conclusiones determinarán si el éxito del gigante chino se debe a su trabajo o a que ejerce una posición dominante. Según los expertos, el conflicto se resolverá con una multa simbólica que afectará a corto plazo, sin embargo está por ver si la presión del Ejecutivo se mantendrá sobre el imperio de Jack Ma y el resto de gigantes tecnológicos. 

Impacto en los gigantes de Internet del país

Embarcado en su campaña de disminución de riesgos en el sector financiero, Pekín parece decidido a poner fin a años de poca regulación para las grandes tecnológicas, en auge en ese tipo de negocio en los últimos ejercicios. Las acciones que finalmente se tomen sobre Alibaba y el resto de empresas del grupo servirán como advertencia para la industria tecnológica en China, marcando la hoja de ruta para el sector. La reacción ha sido clara en los mercados y los inversores ya han expresado su temor al futuro de Alibaba y también de sus competidoras.

El gigante tecnológico de Jack Ma cayó en bolsa un 8% tras conocerse las investigaciones antimonopolio el pasado día 24 y las caídas han continuado. El programa de recompra de acciones, que hace unos días se amplió desde los 6.000 millones de dólares a los 10.000 millones no ha bastado para frenar la sangría de acciones. No ha sido el único perdedor. Los inversores también han perdido confianza en sus rivales, Tencent, Meituan o JD.com, que también acumulan caídas en sus cotizaciones.

El control a las 'big tech' lo están llevando a cabo muchos países, entre ellos la UE, aunque en un contexto de trasparencia y libre comercio diferente. Los gobiernos pretenden evitar el gran poder que ostentan las tecnológicas al controlar sin límites los contenidos e información que circulan por la red. 

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