¿Por qué no cambias al nuevo iPhone? Así es la amenaza para las ventas de Apple

  • Se enfrenta a un mercado mucho más maduro, en el que los altos precios y la menor evolución tecnológica desincentiva los cambios de dispositivos.
Apple presenta su iPhone Xs junto con el iPhone Xr
Apple presenta su iPhone Xs junto con el iPhone Xr
Europa Press

Es el producto estrella. No sólo porque genera casi dos tercios de los ingresos de Apple, sino porque es imprescindible para otros productos como cascos inalámbricos, relojes inteligentes o streaming de música. El iPhone es la piedra angular del gigante tecnológico fundado por Steve Jobs. Y se enfrenta al momento con más dudas sobre su capacidad para crecer.

Más allá de condiciones macroeconómicas y la guerra comercial entre Estados Unidos y China, hay una razón más que evidente para este frenazo: ya no se cambia de teléfono con tanta asiduidad como hace un lustro. Los altos precios y unas características tecnológicas menos rompedoras han desincentivado los cambios de dispositivos… y empujan a la baja las (abultadas) ventas de fabricantes como los de Cupertino.

Una tasa de reposición a la baja

No es un problema de Apple, sino del segmento de los móviles. El ciclo de cambio de los dispositivos se ha ido alargando en los últimos años. Todos los analistas coinciden en lo mismo. Y algunos de ellos les han puesto cifras para el mercado estadounidense. En 2012, se cambiaban en una media de 22 meses, según la firma Recon Analytics. Cinco años después, en 2017, se elevó hasta los 32 meses. ¿Y en el caso del iPhone? Según las últimas cifras de la firma Hyla Mobile, sus dueños esperaban hasta rozar los 3 años.

En este contexto, el precio es un factor importante. Y en el caso de Apple, la estrategia seguida hasta ahora ha sido muy diferente a la de sus competidores: mantener al alza los precios e, incluso, dejar de vender el modelo anterior (a menor coste) al del lanzamiento para tratar de fomentar la compra de los más caros. Es lo que sucedió con el iPhone X, cuya fabricación podría ser reanudada, según explicaba The Wall Street Journal, precisamente por las bajas ventas del Xs y Xr.

La reacción no se hizo esperar y Apple lanzó recientemente una promoción para renovar modelos anteriores para comprar los nuevos. Pero la realidad es que Apple -el primer gran fabricante que puso sobre la mesa un móvil de más de 1.000 euros- se enfrenta ahora a un mercado más sensible al precio. La estadounidense ha basado su propuesta en ser una marca que vivía al margen de los vaivenes de otros competidores gracias al poder de su marca y a la percepción del lujo alrededor de sus productos. Hay un cierto riesgo de perder ese halo.

Junto al precio, el otro gran factor de esta fase de maduración del sector hay que encontrarlo en las tripas de los dispositivos. Las grandes innovaciones ya están incorporadas en buena parte de los modelos presentes en el mercado y las mejoras entre unos y otros son menores para el común de los consumidores y, por tanto, no incentivan a sacar la cartera para comprar.

Incapaz de reducir la ‘iPhonedependencia’

El problema es que estas turbulencias golpean a un producto hacia el que Apple tiene una enorme dependencia. En los últimos trimestres ha representado más del 60%, pese al crecimiento importante del negocio de los servicios (aplicaciones, contenidos…). Algunos de los productos nuevos lanzados en el último lustro para tratar de diversificar tienen, precisamente, al móvil como herramienta clave.

No ha habido una gran corrección en los últimos años, con un mercado de las tablets frenado y el de los coches conectados que no ha terminado de despegar. Sus adquisiciones en los últimos años han ido más encaminadas a perfeccionar lo que ya estaba que a grandes lanzamientos rompedores. Su compra más cuantiosa, el fabricante de auriculares Beats Electronics, supuso el desembolso de 3.000 millones de dólares. Esta incapacidad también ha sido señalada por algunos analistas, que han reclamado la incursión en otros sectores y productos de más margen y mayor rentabilidad.

Hoy la empresa está sentada sobre una gigantesca montaña de dinero que podría gastar en adquirir compañías ya consolidadas con las que entrar en nuevos segmentos de manera rápida ante una ralentización aún mayor del iPhone y la creciente competencia de gigantes asiáticas. A cierre del tercer trimestre del año, contaba con más de 230.000 millones de dólares en efectivo.

¿Qué dicen los analistas?

Aunque durante los últimos meses todas las señales enviadas por proveedores de Apple no invitaban al optimismo en lo que a demanda del nuevo iPhone se refiere, el recorte de previsiones ejecutado ha pillado a contrapié a los analistas. Uno de los últimos en hacerlo fue UBS que, pese a mantener su recomendación de comprar, a principios de diciembre alertó: la intención de compra por parte de los estadounidenses era la más baja de los últimos cinco años.

La inmensa mayoría de las firmas de análisis que siguen al gigante han movido ficha. “Creemos que las tasas de cambio de móviles de Apple probablemente sean mucho más sensibles a las condiciones macroeconómicas ahora que la compañía se está acercando a la máxima penetración de mercado para el iPhone”, apuntaba Goldman Sachs. Esa escasa demanda también es señalada por Bank of America: “Es probable que los ciclos de actualización más lentos hagan que las unidades vendidas sean mucho más bajas; ahora prevemos 181 millones frente a los 210 millones anteriores”.

¿Tropiezo o tendencia?

La duda en el mercado reside en si este es un tropiezo más de la compañía o un cambio de tendencia claro con el que tendrá que lidiar en los próximos trimestres. Varios de los analistas más destacados de la compañía han decidido recortar los precios objetivos y sus previsiones para el ejercicio 2019.

No es la primera ocasión en la que Tim Cook se enfrenta a las dudas sobre la capacidad de hacer crecer a un gigante que anualmente ingresa más de 230.000 millones de euros. Hace más de cinco años, la sombra sobre el frenazo en las ventas y una cierta maduración en el mercado de los dispositivos móviles. Finalmente, el iPhone 6 y, posteriormente, el X se convirtieron en un fuerte balón de oxígeno. ¿Y si los nuevos modelos que se presentarán en septiembre consiguieran animar la demanda, también en China?

Sea como sea, este es el momento más delicado para Tim Cook desde que en 2011 sustituyera a Steve Jobs como CEO de la empresa. Los problemas llegan en lo que, en teoría, era su mayor fortaleza: las operaciones. 2019 va a ser su particular prueba de fuego.

Mostrar comentarios