Un plan hídrico de 6.500 millones

La pugna con Argelia deja a España fuera del negocio de las desaladoras

Argel ha puesto en marcha contratos restringidos para empresas nacionales para construir 14 nuevas desaladoras. Ya cuenta con 11 y siete de ellas tienen sello español, con empresas como Sacyr, ACS y Cobra.

Pedro Sánchez con el presidente de Argelia
Argelia deja a España fuera del negocio de las desaladoras tras el pulso político.
Europa Press

El pasado mes de diciembre, cuando las relaciones entre España y Argelia se encontraban en un buen momento y nada hacía presagiar un grave desencuentro solo cuatro meses después y la ruptura total en junio, el Instituto Español de Comercio Exterior español (ICEX) hacía un llamamiento a las empresas españolas del sector del agua para participar en los grandes proyectos de desaladoras y tratamientos de aguas residuales que Argel pretendía poner en marcha a partir de 2022 y hasta 2030. La entidad pública encargada de promover la internacionalización del tejido empresarial español destacaba las grandes oportunidades que tenían las compañías patrias, debido a la cercanía geográfica, la experiencia, el renombre y el 'know how'.

Sin embargo, siete meses después, el gran negocio de las desaladoras en Argelia, que a finales de 2021 contaba con 11 plantas, siete con importante participación española en el diseño, la construcción, la gestión o el mantenimiento, no será para las grandes compañías de nuestro país. En la actualidad, la planta de Beni Saf, que inició su funcionamiento en 2010 explotada por el Gobierno argelino -49%- y Tedeagua, del Grupo Cobra, -51%-, abastece de agua a 750.000 personas de las región de Orán y los responsables argelinos habían calificado de éxito la gestión española. Pero ahora Argelia ha decidido mantener un control estricto de los nuevos proyectos de desalinización, pese que hace no mucho no estaba claro sobre quién recaería el desarrollo de las plantas. 

Ninguno de los proyectos adjudicados en los últimos meses relacionado con el saneamiento y tratamiento de aguas han recaído en empresas extranjeras, ya que Argel ha decidido restringir la participación en las licitaciones a empresas nacionales, que ya se han hecho con los contratos para estudio, suministro, instalación y puesta en marcha de las primeras desaladoras previstas, así como las conexiones para el suministro. Cobra, Elecnor, ACS, Acciona, FCC , Sacyr, Inima o Abengoa han sido los protagonistas de estos grandes proyectos, que en el caso de la gestionada por Tedeagua superan los 200 millones de euros. Según los datos que maneja el ICEX recogidos en su informe 'El mercado del agua en Argelia', el ambicioso programa hídrico del país magrebí que empezó a desarrollarse en 2000 y continuará hasta 2025 requiere más de 6.500 millones de euros y solo los proyectos relacionados con desalación, abastecimiento de agua potable y tratamientos de aguas residuales suman 2.500 millones.

Argel ya ha repartido entre empresas públicas nacionales los proyectos de cinco grande desaladoras que deberán estar listas antes de 2025

Argel ya ha adelantado recientemente los nombres de las empresas ejecutoras, todas argelinas, de sus grandes plantas y fábricas desaladoras.  Los planes son que antes de 2025 estén construidas cinco nuevas, con una capacidad de 300.000 metros cúbicos por día, en distintos lugares de la costa y para abastecer medianas y grandes poblaciones. Antes de 2030, estarán activas otras seis. En total sumarán 25, contando con las tres -más pequeñas y urgentes- que estarán listas en 2022. Así, la filial de Sonatrach, Génie Civil et Bâtiment (GCB), dedicada a la ingeniería civil, se encargará del proyecto de la planta de Cap Blanc en Orán, mientras Entrepise Nationale de Grands Travaux Pétroliers (ENGTP), también subsidiaria de Sonatrach y especializada en la construcción de grandes complejos industriales y oleoductos, capitaneará se hará cargo de la planta de Cap Djinet. 

Mientras, Sarpi y la empresa de oleoductos Entreprise Nationale de Canalisations Spa (ENAC), también vinculadas al Estado, ejecutarán las plantas de Béjaia y El Tarf. La quinta, Fouka, que se denominó estación Argel-Oeste, ya tiene en marcha el estudio para la realización de los trabajos de conexión de esta estación a las redes de distribución. GCB se hizo con el  contrato en mayo y ahora ha tirado de empresas argelinas, excluyendo anteriores asociaciones con empresas extranjeras

Argelia, que lleva cuatro años de extrema sequía, una situación que previsiblemente no mejorará, y apenas puede abastecer de agua potable con sus desaladoras al 18% de su población, ha decidido dar un giro brusco al desarrollo de sus proyectos de agua y a diferencia del programa de la década de 2000, en el que participaron activamente empresas españolas, las nuevas plantas serán financiadas con fondos públicos, con constructoras estatales a la cabeza y adjudicaciones restringidas a compañías nacionales. Las ofertas, que ya tienen dueño, son para el diseño, suministro y puesta en marcha de las desaladoras, lo que apunta que la construcción estará a cargo del impulsor del proyecto. El objetivo es el suministro de agua potable a más de 6,5 millones de argelinos hasta 2050.

A partir de 2024 y hasta 2030, Argel prevé construir otras seis nuevas estaciones con una capacidad de 300.000 metros cúbicos/día cada una

Este mismo año o, como mucho en 2023, se pondrán en marcha tres o cuatro nuevas plantas, de menor tamaño, ante la emergencia del abastecimientos. La Compañía Argelina de Energía (AEC), otra de las múltiples filiales de Sonatrach, encargó a las empresas nacionales Cosider y GCB la construcción en un plazo muy breve de plantas desaladoras que, en total, puedan aportar 150.000 metros cúbicos de agua potable al día, fundamentalmente en la capital. Esas empresas se están haciendo cargo de la ingeniería y la construcción. Tras la entrada en servicio de las cinco grandes proyectos de desalación en 2024, se deberán construir seis nuevas estaciones con una capacidad de 300.000 metros cúbicos/día cada una. Las nuevas estaciones, cuya puesta en marcha está prevista para 2030, deberían estar ubicadas en Tlemcen, Mostaganem, Chlef, Tizi Ouzou, Jijel y Skikda. La conexión de estas fábricas a las redes de distribución de agua serán realizados por la Empresa Argelina de Agua (ADE).

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