Alerta roja en la automoción: la demanda de electricidad se desploma un 11%

Gráfico demanda eléctrica.
Gráfico demanda eléctrica.

El canario en la mina está dando la alerta. El enfriamiento de la economía se nota en un continuado descenso en el consumo de electricidad en el último año, según el índice mensual que elabora Red Eléctrica de España. El desplome es especialmente significativo en la industria clave del país: la automoción. Las compañías automovilísticas, afectadas por un descenso de ventas en toda Europa, que es especialmente duro en España, muestran en octubre un descenso interanual en la demanda de electricidad del 10,8%. Sólo la metalurgia y los servicios energéticos muestran desplomes similares.

El dato de caída de demanda en la industria en general y en la del  automóvil en particular es preocupante en un doble sentido. Adelanta una evolución aún más negativa de la economía en los próximos meses y contribuye a desequilibrar la balanza de ingresos y gastos del sistema eléctrico, que teme un aumento del déficit tarifario previsto a fin de año.

El dato negativo en la industria de la automoción es un golpe en el escaparate de la economía. El sector supone un 10% del producto interior bruto del país y es un motor para las exportaciones. El 82% de los vehículos fabricados en España se exportan. El consumo de energía refleja la debilidad del mercado europeo, pero sobre todo el de España, el peor de los cinco grandes de Europa (Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España), según los datos hasta septiembre de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA).

Mercados en negativo

Hasta septiembre, las matriculaciones en España acumulan una caída del 7,4% interanual, con 965.339 turismos entregados. Es el peor dato de los cinco grandes mercados en Europa. No sólo eso. En España la tendencia empeora en contraste con los otros cuatro grandes, que mejoran, aunque la mayoría también están en negativo: en Reino Unido, las matriculaciones han caído un 2,5%; en Italia bajan un 1,61% y Francia registra caídas del 1,3%. Sólo Alemania  muestra un aumento de matriculaciones -2,5%-hasta septiembre.

El único consuelo relativo es que en los últimos años se ha flexibilizado el lazo tradicional entre crecimiento económico y consumo de energía. El desplome en el consumo de electricidad no tiene una correlación equivalente en el decrecimiento económico. Los datos de REE para el año 2018 mostraron que la demanda global de electricidad creció un 0,4% -0,3% descontadas laboralidad y la temperatura- mientras que la economía creció un 2,6%. La demanda global de energía en el mismo año aumentó, por su parte, un 1,8%.

Cambio de hábitos

Si se amplía el foco del análisis, el cambio es más evidente aún. España registraba en 2018 cinco años de crecimiento del PIB y cuatro años de aumento de la demanda. Pero con un detalle importante: consumo y PIB se han desacoplado. Pese al crecimiento continuado, la demanda eléctrica es todavía inferior a la registrada en 2007. Los hábitos de consumo han cambiado y el fenómeno no es pasajero. Las grandes y medianas empresas ya consumieron un 1,8% menos de electricidad el pasado año. Muchas pymes y consumidores domésticos, además, han revisado la potencia contratada con el suministrador.

Los usuarios, grandes y pequeños, particulares y empresas prestan cada vez más atención a sus contratos y tarifas, según las organizaciones de consumidores. La reforma del sector en 2013 (PP) prácticamente duplicó el precio del término fijo de la factura eléctrica -la potencia contratada-. Sólo se podía modificar en tramos de 1,15 kilovatios y no era una opción atractiva.

Pero desde octubre de 2018 (Real Decreto-ley 15/2018), se puede modificar la potencia contratada en múltiplos de 0,1 KW. Las distribuidoras han tenido que adaptarse a la nueva normativa y muchos usuarios están siguiendo la recomendación de revisar la potencia para reducir la factura. Las organizaciones de consumidores han informado extensamente sobre la mejor manera de saber si la potencia contratada se ajusta a las necesidades: valorar si salta alguna vez o nunca el ICP (interruptor de control de potencia), el dispositivo que controla la potencia. Si no salta nunca es posible que se pueda rebajar la potencia contratada y ahorrar unos euros anuales. Nuevos hábitos.

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