Compra a derribo

La banca apura la negociación con el dueño de Service Point para salvar Scytl

El grupo irlandés Paragon es el único 'licitador' en la fase de liquidación de la compañía catalana y trata de pactar con los grandes bancos las condiciones finales de la compra.

Oficinas de Scytl
Oficinas de Scytl.
Scytl

Cuatro meses de vértigo para Scytl desde que sus principales accionistas tiraran la toalla y obligaran a la presentación del concurso de acreedores. Cuatro meses que desembocan en una negociación 'in extremis' entre la banca y el único ofertante en el proceso de liquidación de la compañía para tratar de alcanzar un acuerdo con los términos de la adquisición de los activos. El grupo Paragon mantiene conversaciones con las principales entidades financieras, con la que la tecnológica acumula una deuda de más de 30 millones de euros. Pese a las reticencias de algunos de esos acreedores, se espera que a lo largo de esta semana pueda haber una resolución con alguna mejora de la oferta presentada por el potencial comprador.

Todo arranca en diciembre del año pasado, antes de que estallara la pandemia del coronavirus. Ahogado por las deudas y tras el fracaso de la refinanciación con bancos como Bankinter o Sabadell declara un preconcurso para intentar llegar a un acuerdo. No fue posible. En mayo se declara el concurso. Y, casi de manera instantánea, llega la oferta de derribo del 'hedge fund' estadounidense Sandton: reclamaba una quita de prácticamente toda la deuda y asumía una parte mayoritaria de la plantilla. El juez descartó este plan, porque buscaba más competencia con la que intentar que los acreedores financieros pudieran recibir algo más. Entró en fase de liquidación e inició un proceso competitivo al que se presentó un puñado de compañías. Pero finalmente no se produjo esa pugna: sólo hubo una propuesta de la compañía Paragon, con sede en Irlanda, que mejoraba de manera significativa lo ofrecido por el 'hedge fund' pero no llegaba ni de lejos a toda la deuda, por lo que obligaba a una quita de la mayoría.

Desde esa fecha hasta hoy ha habido un 'tira y afloja' con la banca por parte de Paragon para tratar de llegar a un acuerdo. Las entidades financieras reclaman más dinero para desbloquear los activos y vender las patentes y los contratos de la compañía española y por eso rechazaron el primer planteamiento en julio. Según confirman dos fuentes conocedoras, desde el ofertante se ha planteado una pequeña mejora -con más dinero en efectivo- de los términos con el objetivo de cerrar ya el acuerdo para liquidar y hacer efectiva la venta de la unidad productiva y la incorporación de la plantilla (algo más de 120 personas). 

Desde las entidades financieras, muy críticas con la gestión en la empresa y sus consecuencias tras años de relación comercial con la startup, no hay mucha más alternativa, pues en caso de negarse lo perderán todo -buena parte de esta deuda, que procede de créditos y refinanciaciones de años atrás, está ya provisionada en sus cuentas- y cerrarán la puerta a la subrogación de los contratos del equipo actual de la tecnológica. Por otra parte, se debe llegar al final con urgencia y, según las mismas fuentes, el resultado final de estas conversaciones se conocerá en los próximos días. La compañía rival de Indra en el voto electrónico y el escrutinio electoral necesita una inyección de liquidez inminente para mantenerse a flote.

Si hay una operación similar ejecutada por la propia Paragon en el pasado esa es la compra de Service Point, hasta ese momento cotizada. La irlandesa se hacía cargo de la deuda de la compañía a comienzos de 2015, después de que la española se declarara en concurso de acreedores. Después se hicieron varias ampliaciones de capital para convertir ese pasivo en acciones y hacerse así con una posición de en torno al 80% de los títulos, que hoy mantiene. Para este movimiento, la Comisión Nacional del mercado de Valores (CNMV) eximió a la multinacional de formular una oferta pública de adquisición de acciones (opa).

Más allá de ser dueño de Service Point, Paragon es un grupo internacional con presencia en más de 20 países y especializado en el desarrollo de software. Esperaba cerrar su ejercicio fiscal 2020 -que acaba en junio- con unos ingresos netos de 1.100 millones de euros y un Ebitda de 88 millones. Ese mismo año superó su propio récord de adquisiciones, comprando un total de 15 negocios por todo el mundo.

La compra de Service Point

¿Y qué sucede con los socios accionistas? Algunos de los que entraron en los inicios sí que lograron retornos significativos especialmente en 2014, cuando dos tercios de la ronda de más de 100 millones de dólares firmada con fondos internacionales de renombre se destinó a la recompra de títulos ya existentes. Uno de los socios más significativos era Balderton Capital, el fondo con sede en Londres. No era el único. También se encontraba el español Nauta Capital, o los americanos Vulcan Capital, gestora del cofundador de Microsoft, Paul Allen. Entre los minoritarios está la propia Telefónica, que tiene algo menos del 2% de la compañía tras una operación financiera de finales de 2019.

Los números actuales de la compañía con sede en Barcelona son una incógnita. Los últimos disponibles son los correspondientes al ejercicio 2018. La fotografía completa de la compañía es muy complicada de hacer, por la dispersión de filiales y la decisión de no consolidar las cuentas en la matriz española. En ese año declararon unos ingresos de casi 6 millones de euros en la rama de 'software' en España y unas pérdidas de casi 9

En juego hay varias decenas de patentes y un conocimiento de dos décadas de trabajo en el mercado del voto electrónico. Se trata de activos importantes para un segmento que deberá crecer en los próximos años y que la aceleración en la digitalización de todos los sectores, causada por la pandemia del coronavirus, los hará útiles. Todas las previsiones señalan que este tipo de tecnologías ganarán fuerza después de años en los que no han terminado de arrancar por los problemas de seguridad y la falta de confianza de los diferentes gobiernos. En España, su desaparición dejaría de nuevo un dominio prácticamente total de Indra en este negocio.

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