La subida de los tipos de interés puede convertirse en un arma de doble filo para la banca. Es innegable el efecto positivo que tendrá en el margen de intereses gracias al encarecimiento del crédito ligado al alza del Euríbor, pero a medio plazo forzará al sector a repensar su estrategia comercial porque a pesar del dinamismo en la concesión de nuevas hipotecas, el saldo total de crédito está cayendo. La explicación es que quienes son capaces están amortizando los saldos hipotecarios pendientes de pago: es una de las mejores herramientas para ahorrar intereses y podría aletargar la demanda de hipotecas a lo largo de los próximos meses.
Esta tendencia, que ha empezado a registrarse desde verano, coincidiendo con la subida de tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE), si se consolida puede ser un hándicap para las entidades financieras, que otra vez, tendrán que repensar sus estrategias para lidiar con la caída de los saldos del crédito. La pandemia les ayudó a incrementar su exposición a empresas, pero sin decae el apetito hipotecario la banca española, que tradicionalmente ha estado muy expuesta a este segmento, perdería una de sus líneas más atractivas, porque son préstamos a largo plazo, considerados de riesgo bajo-medio (la morosidad del crédito hipotecario suele ser más baja que el de otras modalidades) y que normalmente exige una elevada vinculación a los clientes.
De hecho, en su hoja de ruta figura seguir apostando por el crédito hipotecario. Las hipotecas, además de las ventajas anteriores, siguen siendo el producto estrella de los bancos para captar nuevos clientes, "por lo que harán todo lo posible para que los ciudadanos tengan acceso a ellas", explican fuentes financieras. Eso sí, en función de cómo se mueva el mercado, sus ofertas mejorarán, se mantendrán o empeorarán. Cuanta más demanda haya, más probable será que los bancos compitan entre sí para ser quienes más hipotecas firmen, en un momento en el que el Euríbor podría alcanzar el 3,75% en los próximos meses. La estrategia comercial, por lo tanto, será fundamental.
En ese sentido, no hay que olvidar que la banca potenció durante 2021 y 2022 la concesión del crédito hipotecario. Primero, y después de la pandemia, acelerando las hipotecas a tipo fijo, con intereses que caían por debajo del 1%, mientras que con la subida del Euríbor abarataron los diferenciales de los tipos variables. Una alternativa podría ser la concesión del crédito a empresas, que ha experimentado un notario incremento en la segunda mitad del año, como recogen también las estadísticas del Banco de España. Aquí, el desafío comercial será incrementarlo para compensar una disminución de los créditos hipotecarios, pero en un momento de incertidumbre económica y alta inflación.
Disminución del saldo vivo
Según datos del Banco de España, el saldo vivo de los créditos destinados a la concesión de hipotecas marcó máximos en el año en julio de 2022, al situarse en los 516.242 millones de euros. Y a partir de ahí, coincidiendo con el hecho de que el BCE subiera los tipos de interés en medio punto ha ido reduciéndose. Y especialmente cuando el Euríbor dio el primer gran salto.
Esto se traduce que de julio a agosto, el saldo vivo hipotecario se ha reducido en algo más de 1.000 millones de euros. A partir de ahí, las disminuciones se han movido entre algo más de 800 millones y los 500 millones. El balance final hasta noviembre (último dato publicado) recoge una caída de 3.000 millones de euros, retornando a niveles de 2018. No es la primera vez que los hogares tienen este comportamiento. En 2011, una vez que estalló la burbuja inmobiliaria, las familias comenzaron un proceso de saneamiento de sus cuentas mediante la reducción de sus deudas. Esto hizo, que en apenas una década, el saldo vivo de los créditos hipotecarios pasara de algo más de 650.000 millones de euros a 511.000 millones de euros a finales de diciembre, lo que supone una disminución de casi 140.000 millones.
Y todo apunta a que esta pauta se puede replicar en 2023, puesto que no hay que olvidar que el dinero de las familias en cuentas a la vista y depósitos se incrementó en casi 2.000 millones hasta superar los 927.000 millones de euros en noviembre. Y es que ahora con niveles elevados, y sin que la remuneración de los depósitos termine de llegar, la operación más rentable sería amortizar hipoteca y ahorrar intereses (especialmente ahora que el Euríbor ha llegado al 3%, mientras que los depósitos remuneraban en noviembre en el 0,70%).
Último cartucho para conceder hipotecas
Se puede argumentar que el endurecimiento de las condiciones de crédito, por la subida del Euríbor, no ha afectado aún a los volúmenes de concesión del crédito, de momento. Aunque también es cierto que hay que mirarlo con perspectiva, puesto que tras el parón que supuso la pandemia, en 2021 y 2022 se han ido retomando las operaciones. En 2021 se cerró con un volumen de algo más de 59.000 millones de euros. En noviembre de este año ya se ha igualado este importe, pero entre septiembre y octubre la concesión del crédito cayó un 1%, lo que podría ser un indicativo de cierta moderación.
Si nos remontamos al pasado, en los años de crisis financiera, el importe de las nuevas operaciones también se fue reduciendo. En concreto, desde 2011 hasta 2013, cuando se llegó a un mínimo en términos agregados de 21.000 millones de euros. En esa época, a pesar de que los tipos de interés y el Euríbor estaban en niveles relativamente bajos, la banca mantenía el grifo del crédito cerrado.
Las grandes entidades financieras darán pronto pistas sobre sus movimientos, ya que estrenan temporada de resultados. Este jueves abre la veda Bankinter y le seguirán Unicaja, el día 31, BBVA, el próximo 1 de febrero, Banco Santander (2 de febrero y Caixabank, el 3 de febrero).
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