Tras Blackstone... El Santander venderá por lotes sus 4.000 millones en 'ladrillo'

  • El banco quiere pasar página de la exposición tóxica que le queda cuanto antes y que la unidad  inmobiliaria abandone las pérdidas en 2018
Fotografía Banco Santander, cajero
Fotografía Banco Santander, cajero
Cordon Press

El Santander está decidido a librarse del ladrillo por completo con la máxima celeridad. El balance aún soporta una losa de 5.200 millones de euros tras firmar la mayor transacción en la historia de España con Blackstone, pero proyecta hacer grandes lotes y colocarlos en el mercado en los próximos meses. Su ambición es pasar página al problema cuando antes y que la unidad abandone los ‘números rojos’ este año o en al arranque de 2019, tal y como detalló ayer el consejero delegado del grupo, José Antonio Álvarez, en la reunión con analistas.

La operación con Blackstone le ha permitido extirpar de una tacada una cartera bruta de 30.000 millones con su transferencia a una filial conjunta donde el fondo poseerá el control accionarial y el Santander mantendrá un 49%, pudiendo así participar en las plusvalías que genere la desinversión final de los activos. El banco ingresa 10.000 millones netos por la venta que irán directos a la hucha de liquidez del Popular, después de reducir de 41.100 a 10.400 millones brutos la pesada carga.

El riesgo real se reduce, no obstante, a 5.200 millones netos porque cuenta con una hucha en provisiones por idéntica cuantía. La exposición se desglosa en 2.800 millones netos en inmuebles adjudicados, 1.200 millones en viviendas y otras propiedades bajo alquiler, y 1.200 millones en créditos morosos vinculados al mundo del ladrillo, que son los que buscará enajenar al mayor ritmo posible con grandes carteras y ventas minoristas unidad a unidad.

Las prisas de la banca por desprenderse de los pisos y resto de carga inmobiliaria busca evitar penalizaciones regulatorias por ‘retenerlos’, un régimen de provisiones que castiga la losa tóxica y aprovechar la ventana antes de que la competencia se agudice fuera -el interés de los fondos oportunistas anide en otros países- y dentro. Curiosamente, entre los factores señalados como incentivos para correr se mira a Blackstone porque el precio de transferencia acordado con el Santander ha sido tan ajustado que alienta cierto temor a que inunde el mercado con ‘gangas’.

En el mercado hay actualmente carteras en venta o bajo prospección de ofertas para analizar si se dan las condiciones adecuadas que permitan dar el paso por un valor superior a los 18.000 millones -solo a Sabadell pertenecen cuatro lotes por casi 11.000 millones- y expertos como Axis auguran otro año récord. El pasado superó los 60.000 millones con la tras mega transacciones de Santander-Blackstone y BBVA-Cerberus, si bien esta última se encuentra pendiente de algunos flecos con intención de cerrarla en septiembre.

Se desmarca de la guerra hipotecaria

La industria busca aprovechar el momento dulce inmobiliario, donde algunos se quieren atisbar indicios propios de una burbuja, y las entidades acrecientan la competencia en financiación para rubricar el producto que mejor capta y vincula a los clientes: las hipotecas. El consejero delegado del Santander negó la existencia de ‘burbuja’ porque España ha experimentado el mayor desapalancamiento de la zona euro y continúa haciéndolo, y aunque ciertos precios puedan ofrecer señales de calentamiento en algunas zonas específicas, se circunscriben a zonas costeras y de gran afluencia de turismo.

El ejecutivo puso en duda que exista una guerra de créditos real después de que BBVA y Bankinter hayan dado otra vuelta de tuerca a sus precios y desmarcó al Santander de entrar en ella. "[La contienda]la veo más en sus periódicos que en la realidad (...) Nosotros estamos en el negocio, pero no queremos crecer en balance si esto daña la rentabilidad", zanjó. En el mercado se esperaba la reacción de la gran banca tras el decidido movimiento de BBVA en una triple dirección: ha retirado las comisiones, reducido el diferencial que aplica al euribor al 0,89% y puesto en catálogo la posibilidad de recibir préstamo por el 100% del valor de tasación de la vivienda, algo que la morosidad retiró de los escaparates.

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