El consejero delegado de Bankia, José Sevilla, se ha mostrado reacio a la idea de que el Gobierno pueda proyectar un impuesto sobre el sector. En la rueda de prensa posterior a la presentación de resultados, Sevilla ha indicado que la entidad todavía no es capaz de generar suficiente rentabilidad para repagar el coste de capital, por lo que un impuesto directo pondría en peligro la solvencia.
“La idea de poner a la banca un impuesto se sustenta en el que ganamos mucho dinero, esa es una afirmación muy sencilla”, ha defendido Sevilla. La realidad es otra, como ha descrito el propio consejero delegado, mientras que la rentabilidad real de la entidad –medido a través del ROE- es del 8,3%, el coste de capital asciende a una cifra cercana al 10%. Eso significa, que el banco todavía no es capaz de repagar lo que le cuesta el capital, por lo que su rentabilidad real es negativa.
La banca está castigada en la actualidad por una situación anómala de tipos negativos que esta dañando a sus balances. De hecho, es la propia Bankia la que más está padeciendo ese efecto. Por eso, Sevilla ha querido remarcar que mientras no crezca la rentabilidad, “un impuesto a la banca supondría un problema de solvencia, porque todavía estamos por debajo de del coste de capital”.
En el caso de Bankia, las declaraciones además están matizadas por una particularidad, a quien le lanza su advertencia es su mayor accionista: el Gobierno. Las declaraciones de Sevilla se enfocan en un nuevo frente que abrió ayer el Banco Santander en contra de las distintas proyecciones fiscales que tiene el Gobierno encima de la mesa. El consejero delegado de Bankia ha querido remarcar únicamente sobre la tasa a la banca en sentido genérico, puesto que también sería el que más afectaría a la propia entidad.
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